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Importante: Esta noche se ha realizado un cambio de servidor (a uno mejor) así que es posible que hoy experimentéis algunos cuelgues y comportamiento anormal a lo largo del día.
Esta semana ha habido tres noticias que me han llevado a una conclusión a la que ya llegué hace meses pero que me preocupan especialmente porque afectan a España:
Otra cosa es que como previsiones tampoco tienen demasiado valor en un contexto como el actual…por ejemplo los presupuestos de 2009 preveían un crecimiento del PIB del +1% y tras las elecciones, menos de medio año después, las varió al -1.6%, la inflación en origen y tras el ajuste seguía en el +2% previsto cuando acabará en torno al 0%, la tasa de paro se preveía del +12.5%, se cambió al +15.9% y seguro será más alta y el déficit que se dijo sería del -1.9% y luego del -5.8%, seguramente acabe alrededor del -9%. Y tampoco parece haber muchas esperanzas respecto al acierto de las nuevas predicciones (Los analistas creen que la economía caerá más de lo que dice el Gobierno )
En cuanto a la reunión del G-20 del pasado fin de semana, pocas decisiones importantes que han provocado un buen comienzo bursátil de semana en el sector financiero (que llevó a algunos índices a máximos) ya que es más de lo mismo: recomendar a los bancos se capitalicen. Llevan casi dos años pidiéndoles lo mismo. Pero es que además las políticas deben ser coherentes, no se puede decir que se quiere que la banca preste a la vez que se le está diciendo que coja más y más capital de sus clientes, ¿Cómo van a ofrecer créditos competitivos los bancos si para aumentar su capital están ofreciendo depósitos de alta remuneración, preferentes, bonos convertibles etc.? Se le está diciendo que gasten a la vez que se le exige que ahorren. Algo parecido ocurre con las medidas de nuestro gobierno: o es bueno dar dinero público para el consumo privado (como las ayudas para la compra de coches) o lo positivo es quitar dinero del consumo privado para mejorar las cuentas públicas subiendo el IVA (420 euros de media por coche siguiendo el ejemplo), pero las dos cosas a la vez no es coherente.
Como no es coherente pensar en el fin de la crisis financiera cuando esta misma semana el FMI ha dicho que los bancos de la zona euro y británicos sólo han reconocido un 40% de las pérdidas y la FDIC americana (equivalente al fondo de garantía de depósitos español) ha aprobado un plan para que los bancos paguen, por adelantado, tres años de comisiones (aproximadamente $45.000 millones) para reponer el fondo de garantías de depósitos que se ha visto disminuido. En lo que llevamos de año, 95 bancos han quebrado. Debido a estas bancarrotas, el fondo de garantías de depósitos había bajado, a finales del segundo trimestre de 2009, hasta los $10.400 millones, desde los $45.000 millones en 2008. Según la reguladora, sin la inyección de este nuevo capital, el fondo habría pasado a números rojos a finales de este trimestre. Además, la FDIC ha aumentado su previsión de costes debido a las quiebras de bancos hasta el año 2013 a unos $100.000 millones, desde los $70.000 millones de su estimación anterior. Es decir, esperan más quiebras a pesar de las formidables subidas en bolsa. Los ministros de Economía de la eurozona deben pensar algo similar ya que acordaron este no retirar las medidas anticrisis de estímulo fiscal ni iniciar la consolidación presupuestaria al menos hasta 2011.
En cuanto a la bolsa, esta semana -con algunos datos “peor de lo esperado”- se vivió una vuelta alcista importante el lunes tras un comienzo marcado por un mal día en Asia y que permitió un cierre de mes que culmina el mejor trimestre en 10 años. Lo resumen muy bien los analistas de Bolsazone “En el mercado bursátil el medio de los gestores a perderse un nuevo movimiento al alza es tan fuerte que las correcciones no llegan nunca a los niveles esperados. Al final el miedo y la avaricia de los mercados pueden más que cualquier análisis fundamental o técnico.” Eso no quita para que siga contradiciendo el momento económico: el propio presidente de la Reserva Federal de Dallas afirmó esta semana que el mercado inmobiliario –detonante de esta crisis- había tocado suelo pero que temía se hundiera si se quitara el soporte del gobierno. Y el dato de confianza del consumidor del martes en los EUA ratificó que el consumo privado (EE.UU.: el consumidor aún desconfía ) sigue muerto, la economía sigue viviendo de las subvenciones: El primer ministro australiano Kevin Rudd ha estimado que los rescates con dinero público en la actual crisis son el equivalente de aproximadamente el 18 por ciento del PIB mundial en un período de 3 años. Aunque en el corto plazo será muy importante el dato de empleo USA de hoy –cuya tasa de paro se acercará al 10%- y el que octubre haya comenzado dando razón a su mala estadística –hasta el día 15 suele ser bajista-, creo que habrá que ser prudentes ante toda esa avalancha de liquidez que ello supone, antes de dar por finalizado el actual movimiento alcista.
El otro día, Maño H20 me envió un interesante artículo, de recomendada lectura, acerca de la teoría de las ventanas rotas, que en resumen viene a ser lo siguiente (sacado de la wikipedia):
El autor de esta teoría, George L. Kelling, fue contratado como consultor para el Departamento de Tránsito de la Ciudad de Nueva York en 1985, implementando medidas robustas para probar la teoría de las Ventanas Rotas. Por ejemplo, se enfocaron intensamente en la eliminación de grafitis limpiado las pintadas línea por línea y coche por coche de 1984 hasta 1990.
En 1990 fue sustituido por William J. Bartton el cual describió a su antecesor como su “mentor intelectual” e implementó tolerancia cero a la evasión de multas, métodos de procesamiento de arrestos más sencillos e investigación de antecedentes en cualquier persona arrestada. El alcalde republicano Rudy Giuliani adoptó también esta medida, de manera más firme, en la ciudad de Nueva York, desde su elección en 1993, bajo los programas de “tolerancia cero” y “calidad de vida”.
Así que, la política de “tolerancia cero” de Giuliani fue parte de conjunto más amplio de reformas, muchas de las cuales, ya estaban avanzando desde 1985. Giuliani hizo que la policía fuera más estricta con las evasiones de pasaje en el metro, detuvo a los que bebían y orinaban en la vía pública y a los “limpia parabrisas” que limpiaban los vidrios de los coches y demandaban remuneración por el servicio. Las tasas de crímenes, menores y mayores, se redujeron significativamente, y continuaron disminuyendo durante los siguientes 10 años.
En Albuquerque, Nuevo México se obtuvo un resultado similar a finales de 1990 con el programa de Calles Seguras. Operando bajo la premisa de que la gente del Oeste de Estados Unidos utiliza los caminos de la misma manera que la gente del este utiliza el metro, los desarrolladores del programa razonaron que la falta de leyes en los caminos tenía el mismo efecto que los problemas individuales de los metros en Nueva York.
Hace años circulaba por Internet un documento que mostraba “grandes incógnitas” de las cuales muchos aún estamos esperando que alguien las responda, como por ejemplo esta:
¿Por qué cuando yo compré el piso no me dieron la canica que tienen los demás vecinos (pero todos) y que se les cae o la echan a rodar a partir de las doce de la noche?
Ahora como los tiempos no son tan dulces, las grandes incógnitas son bien distintas y bastante más serias, para muchos que nos interesa la economía la gran pregunta es la siguiente: ¿Por qué sube la bolsa si la economía sigue cayendo?
El Lunes, Droblo nos intentaba arrojar algo de luz en su artículo “El poder de la bolsa alcista” hoy os traigo la versión que publica el economista Robert Reich en su blog, sobre la situación americana.
¿Cómo es posible que el Dow esté flirteando con los 10.000 cuando los consumidores, que suponen el 70% de la economía, han tenido que reducir el consumo porque no tienen dinero?
De regreso de mis vacaciones veraniegas, la boda de un conocido (una de esas de compromiso en la que no conoces a nadie), me brindó la magnifica oportunidad de sentarme en una mesa con varios empresarios a los cuales no conocía. Rondaban la cincuentena larga, y eran el ejemplo claro del típico empresario de empresa industrial mediana catalana que ellos mismos habían empezado de cero y de la cual se sentían orgullosísimos. Se veía gente a la que las cosas no les habían ido mal, por lo menos en el aspecto económico. Cuando me di cuenta del perfil de invitados que había en la mesa pensé que se pasarían la cena “lloriqueando” sobre los impuestos que pagan, lo difícil que esta el negocio, lo injusta que es la vida con el empresario que ha sacrificado su vida para crear puestos de trabajo, etc…, y así fue durante un rato. Al terminar la cena y traer los cafés, la mesa quedó media vacía por el éxodo de los “no empresarios” al ver el panorama de la tertulia que se avecinaba previsiblemente.
La conversación fue por distintos derroteros y rodaron cabezas en todos los ámbitos, políticos, entidades bancarias, empresas constructoras y promotoras (recordad que ellos provenían del sector industrial y miran con un poco de desprecio los nuevos-ricos ladrilliles), pero si hubo algo que criticaron todos y prácticamente al unísono fue la legislación laboral española y el excesivo proteccionismo al trabajador que se da en España.
En un principio, desde mi posición de trabajador asalariado no estuve muy de acuerdo con el planteamiento, pero por prudencia, respeto, diferencia de edad y apabullante minoría en la que me encontraba, preferí oír, ver y callar , eso si, poniendo cara de interés y de aprobación.
Según ellos, los 45 días por año trabajado es un lastre importantísimo a la hora de tomar la iniciativa de crear una empresa. Ellos mismos no empezarían una empresa en las condiciones actuales. Defendían que el despido libre incentivaba la creación de nuevas empresas y de puestos de trabajo, ya que las cantidades que se van acumulando año tras año y que la dotación de su provisión no es fiscalmente deducible, dificulta mucho la apertura de empresas industriales intensivas en mano de obra en España.
Realmente un mes y medio de sueldo bruto por trabajador y año, que además se calcula sobre los últimos 180 días cotizados, crea una bolsa de futuribles indemnizaciones que crece con los años, con el IPC y con los aumentos de salario voluntarios, convirtiéndose en un nubarrón oscuro enorme que no aparece en la contabilidad porque debería de tenerse en cuenta de alguna manera, ya que hará su estelar aparición siempre en momentos bajos donde hay que echar a gente.
Como trabajadores hemos de tener en cuenta que cuando pedimos un aumento y se nos concede, estamos aumentando a lo bestia nuestra potencial indemnización. Por ejemplo, un trabajador lleva 5 años en la empresa y cobra 20.000€ brutos al año. Se planta en el despacho del gerente y le plantea un aumento de sueldo hasta los 23.000 ya que sus responsabilidades han aumentado y parecería justo este aumento. El empresario se plantea:
En una ocasión un famoso alquimista escribió una obra titulada “Crisopeya o arte de fabricar oro” y se la presentó al papa León X, dando por hecho que una obra que enseña a fabricar oro tiene un valor inapreciable y esperando ser recompensado generosamente por hacer entrega de esta información a la Santa Madre Iglesia. Pero el papa León X le entregó al ilustre alquimista una bolsa vacía en pago por su obra. El alquimista pidió una explicación al pontífice y este le contestó: “No te doy la bolsa llena de monedas porque, sin duda, te será fácil llenarla aplicando tus conocimientos”. Esta anécdota verídica resume lo que pienso de los que venden métodos para hacerse ricos con el mercado…si sus métodos son tan buenos, no los ofrecerían. Yo creo que ganarle dinero al mercado lo que requiere es mucho trabajo, un buen método al que serle fiel y por supuesto suerte. A otros les basta con tener la mejor información, los mejores sistemas informáticos o métodos que rozan o son abiertamente ilegales pero como eso es algo que no se le escapa a nadie, es un factor más. Como dije una vez el mercado es una partida de póker donde los contrincantes suelen tener las cartas marcadas y tú no pero en la que participas voluntariamente. Pero aparte de un sistema para ganar o perder dinero, su repercusión en la confianza, y por tanto en la economía, siempre se ha considerado importante.
Todos los días hay apuestas en el mundo que mueven millones y millones: bingos, casinos, juegos de azar organizados, apuestas deportivas, timbas… Sin embargo el “glamour” se lo llevan los mercados financieros pues se supone la especulación en ellos tiene una base real que está en relación con la ciencia económica. Es evidente que a largo plazo es cierto que si un país quiebra, su moneda se debilita, nadie quiere comprar su deuda pública y su bolsa se precipita a la baja. Es decir, hay cierta lógica. Pero la verdad es que a corto plazo es difícil encontrársela, ¿Por qué una moneda se debilita o fortalece contra otra a cada segundo, por qué a cada minuto cambia la capitalización de una compañía, qué es lo que lleva a ser atractiva cierta emisión de renta fija a una hora y a no serlo a otra?
Algo que también da importancia a los mercados financieros es el interés de las autoridades para controlarlos pues su dinámica influye en la economía hasta el punto de ser la causa de acontecimientos en lugar de ser la consecuencia de ellos. Es decir, lo normal es que si la economía va bien, la bolsa suba pero puede darse el caso de que la bolsa al subir mejore la situación económica. Teóricamente la fortaleza o debilidad de la divisa o los intereses que se pagan por las emisiones de renta fija pública deberían ser más importantes que la bolsa pues afectan más a los datos económicos del país en cuestión pero el mundo bursátil tiene un impacto psicológico en la confianza que lo convierte en el “favorito”. Vayamos por ejemplo al caso americano: la riqueza de las familias se basaba en sus inversiones inmobiliarias y bursátiles, hasta marzo ambas iban perdiendo valor empobreciendo al ciudadano. Desde marzo, la bolsa ha cambiado su dirección:
Muy pocas familias han recuperado a pesar de ello el patrimonio que tenían antes de la crisis pero la impresión positiva de dichas alzas han provocado mejoras en varios índices de confianza e incluso han reducido la bajada del PIB. Eso ha pesado más que la apatía del mercado inmobiliario, el alto déficit y la subida del paro.
Es por eso que la bolsa alcista tiene aún más importancia, ya que es más sencillo conseguir ayudarla desde las instituciones a ella que el frenar la morosidad hipotecaria en un país donde lleva meses y meses creciendo el desempleo. Aparte de sospechas “conspirativas” hay muchos datos reales que han servido para ayudar a la bolsa: