Artículos de opinion
Kirguistán es un país que… que sinceramente no tengo ni idea de donde está pero hace poco vi su nombre en esta gráfica, se trata del comercio entre Alemania (país grande y europeo) y Kirguistán (país que nadie conoce)
O esta del comercio entre Kirguistán e Italia
Hay muchas más, muy parecidas a estas pero de otros países europeos, todos disparan su comercio desde el 2022. ¿Qué ha ocurrido exactamente? ¿Es Kirguistán una potencia mundial de la Inteligencia Artificial? ¿Se ha descubierto petroleo en el país? ¿Se han puesto de moda sus playas? Esto último es complicado ya que no tiene mar.
Desde el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania, las sanciones impuestas por la UE, Reino Unido y Estados Unidos han sido una herramienta clave para aislar económicamente a Moscú. No obstante, el huella real de estas medidas ha sido mitigado, en parte, por la existencia de rutas alternativas y países intermediarios que facilitan la continuidad del comercio. Uno de estos países es Kirguistán, un pequeño estado en Asia Central que, gracias a su situación geográfica y su integración económica con Rusia, ha visto cómo sus exportaciones se disparan en medio de la guerra.
El papel estratégico de Kirguistán
Kirguistán ha surgido como un punto estrategico para Rusia en su intento de esquivar las sanciones. Un país sin salida al mar y con una economía muy dependiente de Moscú, ha incrementado sus exportaciones hacia Rusia en un 953% desde el inicio de la guerra, según los datos del Instituto Brookings. Esta cifra refleja cómo Kirguistán se ha convertido en un canal de reexportación de productos europeos hacia Rusia, haciendo uso de su pertenencia a la Unión Económica Euroasiática (UEEA), que elimina controles aduaneros dentro de la región.
Un ejemplo claro de esta dinámica es el incremento en la venta de automóviles. Mientras que en Rusia los compradores tienen dificultades para acceder a los últimos modelos debido a las sanciones, los vehículos europeos siguen llegando al mercado ruso, pero a través de Kirguistán. Estos productos no se quedan en el país, sino que son reexportados a Rusia, manteniendo la oferta de bienes que serían difíciles de obtener directamente debido a las restricciones.
Una vía para eludir las sanciones
La geografía juega un papel clave en esta estrategia. Kirguistán está situada en un cruce estratégico entre Rusia, China y Europa, lo que la convierte en un nexo de comercio entre Oriente y Occidente. Además de vehículos, el país reexporta tecnología, maquinaria y productos eléctricos. Todo esto a pesar de que dichos bienes están sujetos a restricciones en el comercio directo con Rusia.
El director de Freight Right Global Logistics, Robert Khachatryan, explicó que Kirguistán se ha convertido en un conducto fundamental para eludir las sanciones. Según él, Rusia ha encontrado en este pequeño país una salida para seguir accediendo a productos europeos que no podrían llegar directamente a sus fronteras.
La doble moral europea
El papel de Kirguistán no solo expone la capacidad de Rusia para sortear las sanciones, sino también una cierta hipocresía por parte de algunos países europeos. Mientras que gobiernos como el alemán o el italiano condenan enérgicamente la invasión rusa, sus empresas siguen enviando productos a Kirguistán, que luego encuentran su camino de vuelta a Rusia.
Por ejemplo, Alemania ha incrementado sus exportaciones a Kirguistán desde que comenzó la guerra, lo que ha despertado sospechas de que estos productos están siendo utilizados por Rusia para abastecerse de maquinaria y tecnología clave. Este comercio indirecto se ve facilitado por la falta de controles más estrictos a la hora de rastrear el destino final de los productos.
Italia, por su parte, sigue manteniendo un importante comercio con Rusia a través de productos agrícolas y textiles, que también pasan por intermediarios como Kirguistán antes de llegar a su destino final en Europa. Los productos de lujo italianos siguen llegando a las tiendas rusas, desafiando la retórica oficial de la UE.
Las sanciones y sus limitaciones
La situación plantea una pregunta difícil: ¿hasta qué punto son eficaces las sanciones si existen tantos mecanismos para sortearlas? Imponer sanciones a países como Kirguistán no es una opción fácil, ya que podría empujarlos a buscar alianzas con potencias como China, debilitando aún más el poder económico de Europa en la región.
Además, incluso si se sancionara a Kirguistán, Rusia probablemente encontraría otro país para cumplir el mismo rol. El comercio es flexible y las rutas cambian rápidamente en función de las oportunidades. La conclusión es que, aunque las sanciones han dificultado el comercio directo con Rusia, no han logrado cerrarle por completo el acceso a productos esenciales para su economía y su industria militar.
¿Qué puede hacer Europa?
La UE debería reforzar sus mecanismos de control, no solo sobre las mercancías, sino también sobre las transferencias de dinero y los intermediarios. Los acuerdos dentro de la Unión Económica Euroasiática son un obstáculo a la hora de frenar el comercio indirecto, pero existen medidas que podrían implementarse para aumentar la presión.
La UE tendría que imponer sanciones a empresas europeas que participen en estas operaciones, para frenar el flujo de bienes y tecnología hacia Rusia.