Rusia es uno de los países con más desigualdad en el mundo si tenemos en cuenta el porcentaje de riqueza (74.5%) que posee el 1% más rico de la población y todos sabemos cómo se han enriquecido la mayoría de ellos: no ha sido creando un sistema operativo, ni un buscador ni una empresa de chips, lo han hecho con los contactos familiares que proceden de la élite soviética, la corrupción en las privatizaciones de las empresas públicas cuando no directamente con actividades ilegales y corrupción. Y seguro que molesta a muchos rusos pero lo cierto es que Putin lleva en el poder todo el actual siglo pocas veces ha gozado de tanta popularidad como ahora a pesar de que no parece tener ningún interés en disminuir esa desigualdad. La razón es sencilla: la desigualdad es un problema, molesta pero para nada es lo que más preocupa a la gente que está mucho más interesada en vivir bien. El gran problema es la pobreza, no la desigualdad. Por eso ni el más pobre de Corea del Sur huye hacia Corea del Norte, por eso tuvieron que construir un muro en Berlín aunque en la RDA no se vivía mal y el trabajo y la vivienda estaban aseguradas. Claro que aún hay nostálgicos de aquellas fechas pero lo cierto es que la gente prefiere vivir bien, no hacer colas, tener opciones de mejorar, consumir…. Todo eso le importa mucho más que la igualdad. ¿Bueno, malo? Depende de opiniones pero… es como somos.
Veamos un ejemplo muy cercano: decenas de miles de personas se cuelan cada día en los metros y autobuses de las ciudades españolas. Son personas que roban dinero a los demás ya que, al menos en las grandes ciudades, todo el transporte es deficitario y sobrevive gracias a las subvenciones que salen de los ingresos fiscales de todos nosotros. Por supuesto no es comparable su robo al de alguno de los políticos corruptos o los grandes evasores pero ¿Acaso pensamos que si alguno de esos que considera que tiene derecho a no pagar por los servicios que todos costeamos llega a algún cargo público actuará con el dinero de todos de diferente manera? Por eso en España tenemos el problema que tenemos con la corrupción, porque la sociedad la tolera en el día a día y nuestros políticos (y nuestros empresarios, directivos, deportistas etc.) no son extraterrestres sino que proceden de esa misma sociedad tan tolerante. Deberíamos cambiarlo pero no lo hacemos porque… somos como somos
Se sabe que la falla de San Andrés acabará por provocar un gran terremoto que afectará a California y que posiblemente incluso acabe con gran parte del estado sumergido bajo el Pacífico pero no hay planes para despoblar aquella zona, se sigue construyendo como si eso no fuera a ocurrir ya que se descuenta que pasará dentro de muchos cientos de años. Lo mismo ocurre con las ciudades costeras aunque se prevé un aumento del nivel del mar o de la alta contaminación en China por el excesivo uso del carbón que acabará lastrando la fertilidad de la tierra. El ser humano no suele preocuparse en demasía por el futuro más allá del de su propia generación, si tuviéramos que vivir todos peor para que vivieran mejor los humanos de dentro de 200 años pocos aceptaríamos. Bueno o malo, es como somos.
Cada cierto tiempo hay quien cree que puede cambiar el mundo pero el problema es que el mundo no cambiará si no cambiamos antes nosotros. Y no sólo es muy muy difícil, es que ni siquiera estamos seguros de querer hacerlo ni hacia qué dirección. Y en mi opinión lo más complicado es que la mejor educación es el ejemplo pero ¿Cuál generación empezará a dar ejemplo a la siguiente?