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Para perfiles defensivos ¿Mantenerse en efectivo o invertir en bonos?

Normalmente para aquellos inversores de carácter más defensivo están más preocupados en proteger el dinero que asumir un riesgo adicional para optar a un mayor retorno. Hay una serie de inversiones como son los bonos que son catalogados como seguros para guardar los ahorros, pero muchos sienten que nada podría ser tan seguro como efectivo o un depósito. Los perfiles defensivos tienen en cuenta ambas opciones en un mercado cada vez más volátil como es el actual.

En el contexto actual, en primer lugar hay que mencionar que la variación de precios nos muestra que en España el IPC interanual se encuentra en –0,7%, de acuerdo con el indicador adelantado elaborado por el INE, gracias a la caída del crudo. Ante este entorno, no hay que proteger el dinero de la perversa inflación ya que el efectivo, sin asumir ningún riesgo adicional, gana poder adquisitivo en el tiempo. Este entorno es un punto a favor del efectivo ya que la inflación, el principal riesgo para la liquidez, se encuentra absolutamente neutralizado.

Asimismo, la principal desventaja que podemos encontrarnos en mantenernos en efectivo se encuentra en el coste de oportunidad. El coste de oportunidad significa la pérdida de posibles beneficios que podrían haber sido generados empleando el dinero de una manera diferente. Estar en efectivo genera cero beneficio (en términos nominales), por lo que el coste de oportunidad de esta estrategia puede ser verdaderamente elevada. Dadas las diferentes inversiones disponibles que generan ingresos garantizados, como son los bonos, estar en efectivo significa que podríamos estar renunciando a la oportunidad de cosechar retornos significativos.

Así que toca estudiar la posibilidad de posicionarse en bonos, para proporcionar ingresos al inversor. Aquí hay que ser verdaderamente cauteloso porque el contexto actual es muy raro… Recordemos que España, consiguió recientemente colocar en subasta 1.951 millones de euros con un tipo marginal del -0,005% y países de nuestro entorno como Alemania y Francia sus bonos a cinco y cuatro años cotizan respectivamente con una rentabilidad negativa, unas señales que nos muestran que el mercado de bonos se encuentra claramente sobrevalorado. Ante este contexto si el inversor quiere estar en bonos seguros y esperar una rentabilidad positiva debería comprometer su dinero a plazos realmente amplios, asumiendo un importante riesgo. Y ¿Qué obtendrá a cambio el inversor de aumentar su riesgo? Pues bien, no es que vaya a obtener una rentabilidad elevada… por ejemplo si el inversor apuesta por el bono alemán a diez años, considerado activo refugio por excelencia, apenas percibirá un 0,57% hasta su fecha de vencimiento. Si el inversor no tuviera como objetivo el vencimiento se enfrentaría a riesgos como perder el valor de su inversión en bono si aumentan los tipos de interés. También hay que considerar que en esos diez años el contexto económico puede variar y con una inflación superior al medio punto porcentual vería la pérdida en términos reales.

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Así que a día de hoy los inversores más temerosos se enfrentan a la siguiente disyuntiva: Estar en liquidez perdiendo el coste de oportunidad que supone no mover el dinero aunque en un contexto favorable o bien obtener rentabilidades positivas y bajas eso sí, comprometiendo su inversión en bonos en el largo plazo con el riesgo evidente de mercado ante una subida de tipos o bien repunte de la inflación. Desde luego en estos tiempos de amplia incertidumbre, es importante entender los riesgos y beneficios de ambas opciones para asegurar a elegir la estrategia de inversión que mejor se adapte a nuestras necesidades.

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