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La importancia de la rotación en los fondos de inversión

La rotación de la cartera es una medida de la frecuencia con que los activos dentro de un fondo de inversión se compran y venden por los gestores. Para formalizar el cálculo, se utiliza el importe total de los nuevos valores adquiridos o la cantidad de valores vendidos (lo que sea menor) en un determinado período, dividido por el total del valor neto de activos el fondo. En términos generales, la medición se divulga durante un período de tiempo de 12 meses.

Para entenderlo, imaginemos que un fondo de inversión gestiona unos activos de 100 millones de euros y que durante en algún momento del año el gestor liquida 35 millones de euros, consecuentemente la tasa de rotación sería los activos liquidados (35 millones) / Total de activos gestionados (100 millones), lo que nos da como resultado una tasa del 0,35 o del 35%.

Es importante tener en cuenta un fondo cuya rotación es del 100% anual no necesariamente implica que haya liquidado todas las posiciones con las que partia al inicio del años.  Más bien, que los el valor de los activos liquidados es equivalente al valor del fondo. Por ejemplo, si el 25% del valor de nuestra cartera es liquidado 4 veces en un año, mientras que el 75% de la cartera mantiene una estrategia «buy & hold», veremos una tasa de rotación del 100%.

Para el inversor, es especialmente importante la rotación de un fondo de inversión. Después de todo, una cartera o fondo con una alta tasa de rotación implicará mayores costes de transacción que un fondo con una tasa más baja. A menos que la selección de activos superiores ofrezca beneficios que compensen los costos de transacción adicionales que causan, un menor de negociación activo genera rentabilidades más elevadas en los fondos, en especial, en el largo plazo.

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Además, los inversores de fondos deber conocer que hay ciertos costes que no forman parte de las principales comisiones de los fondos de inversión (gestión, depósito, suscripción y reembolso). Por ello, es interesante el concepto del TER (expresados como un porcentaje sobre el patrimonio del fondo). Los gastos totales incluyen las comisiones de gestión y depositario, los servicios exteriores y otros gastos de explotación como las comisiones por la operativa.

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