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¿Qué son las agencias de calificación?

Las agencias de rating o agencias de calificación cumplen un papel extremadamente relevante en los mercados financieros, analizando el riesgo de un determinado deudor ya sea Estado o empresa, para el cumplimiento de sus obligaciones frente a sus  acreedores. Una vez analizada, mediante el oportuno informe, califican la deuda emitida en dos grandes bloques: Aptas para la inversión y No aptas para invertir, o también conocido como bono basura. Las agencias de calificación más representativas son Moody’s, Fitch y Standard & Poors, aunque  también brotan agencias como Egan-Jones Ratings y Waiss Rating.

Son entidades privadas e independientes que están sometidas a una fuerte presión porque cada vez que modificar un escalón sobre la calificación de la deuda hay consecuencias directas sobre el emisor. En el supuesto en el que una calificación es rebajada, obviamente el emisor de la misma se ve afectado porque muy probablemente subirá el interés de sus obligaciones frente a terceros, lo que al final implica pagar más intereses por el mayor riesgo asumido por los inversores. En el caso contrario, la mejora del rating, es una buena noticia ya que genera confianza entre los inversores, lo que implica en el futuro que el emisor pague menos por su deuda soberana o corporativa.

Los informes de las agencias de calificación realizan varios análisis, cómo los aspectos estratégicos  y operativos que incluye riesgo sector, cuota de mercado, perpectivas de futuro inmediato, éxito o fracaso en los procesos de innovación para mejorar la competitividad de la empresa. También, son objeto de análisis los  estados financieros para evaluar el peso de la deuda en un determinado balance y determinar si la empresa pertenece más a sus accionistas o bien a sus acreedores. Otro punto interesante en el que se centra el análisis son las pérdidas y deudas futuras que puedan aparecer debido a un posible juicio pendiente, la paralización de las obras de una constructora, reclamaciones de clientes…

El análisis del rating de un emisor estará documentado mediante los «datos oficiales» que el mismo interesado facilita y por ello, las perspectivas están muy relacionadas entre agencias de rating y emisores. Por este motivo, las calificaciones de las subprime eran tan dulces en su momento y no se descontaron las fatales consecuencias futuras que éstas generaron. Como he comentado existe presión por parte de los emisores, es por ello que la crítica que se les puede achacar a las agencias de es lo especialmente benevolentes con los Estados emisores y sólo reaccionan una vez el mercado ha descontado en el precio los mayores riesgos de los emisores para atender a sus obligaciones. Por todo lo anterior, podemos considerar que los informes son opiniones independientes que dan o deberían dar una cierta seguridad sobre la calidad de la deuda a los inversores pero al mismo tiempo debemos considerar que los datos con los que trabajan los proporciona el emisor que ya de por sí siempre hay broches optimistas y buenas perspectivas.

La estructura típica de una calificación de las agencias de rating es mediante letras (AAA, AA, A, BBB,…) en las las calificaciones a largo plazo, y mediante números (1, 2, 3, 4,…) en las calificaciones de la deuda a corto plazo. Estás calificaciones pueden aportar una perspectiva futura añadiendo un + o un – si las perspectivas futuras son mejores o si son peores  respectivamente.

Durante los últimos años hemos  visto muchas veces el «doble rasero» de tanto empresas como Estados, sobretodo de éstos últimos… Cuando las valoraciones sobre la deuda eran fantásticas, máxima calificación , era bastante habitual escuchar las palabras amables hacía las agencias de rating por parte de los respectivos ministerios de economía. No obstante, a raíz de la crisis, esas dulces palabras cambiaron y las agencias de rating que por sus estimaciones bajaban la calidad de la deuda, pasaron a ser los «monstruos con intereses perversos» del sistema. Muchos gobiernos de los países periféricos de la Eurozona comenzaron a exclamar abiertamente que era injusto las calificaciones y se utilizaban argumentos cómo crear una agencia de calificación europea… lo que me recuerda a aquellos alumnos que cuando aprueban comentan «he aprobado» pero cuando suspenden exclaman «me han suspendido» o el clásico «el profesor me tiene manía».

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