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El Popular es la historia de un banco pésimamente gestionado, con una alta exposición al ladrillo y que en estos últimos diez años ha sido incapaz de llevar a cabo las provisiones necesarias para compensar el volumen de activos tóxicos. Por todo ésto, ayer vimos como desde Bruselas se dijo que el valor del banco era cero y fue traspasado al Santander por el importe simbólico de un euro.
Si nos ponemos en antecedentes, el Banco Popular llegó a ser considerado como uno de los bancos más solventes del mundo, pues tenía una fuerte exposición a pymes y se había especializado en elevados patrimonios. Sin embargo, llegó tarde al boom del ladrillo y expuso excesivamente su balance en los últimos años de la burbuja inmobiliaria.
Por aquel entonces, el Banco Popular llegó a fijar una capitalización de mercado de 19.366,2 millones de euros en abril de 2007 y el precio de las acciones a situarse en 35,44 euros. Pero tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, la morosidad fue dañando el balance de la entidad y las provisiones que ha ido contabilizando han sido insuficientes para mostrar la realidad contable del Popular.
Hemos visto durante estos años como se han iniciado ampliaciones de capital con el único objeto de compensar las provisiones. En la última ampliación de capital de junio del año pasado, la entidad pidió al mercado 2.500 millones de euros, que fueron borrados del mercado pocos meses después.
El año 2016 fue un año especialmente crítico para la entidad. El Popular perdía 3.485 millones en 2016, siendo las mayores pérdidas de su historia, por las provisiones de los inmuebles, pues fijó 5.692 millones a provisiones para cubrir la depreciación de los activos inmobiliarios y para la devolución de las cláusulas suelo.
El trato a los accionistas ha sido deplorable. A nivel contable, los estados financieros del Popular no han mostrado una imagen fiel que se le presupone. Asimismo, se ha mentido a los accionistas deliberadamente, con la situación real del banco e incluso un mes antes de la intervención del Popular se lanzó un comunicado desmintiendo la quiebra del banco y la venta acelerada.
Antes de la intervención, el precio de las acciones era de 0,317 euros y la capitalización del mercado llegaba a 1.330 millones de euros. De un día para otro, las autoridades europeas determinaron que el banco no valía nada y estaba en quiebra, pues las provisiones pendientes y la incapacidad del Popular de pedir a los mercados entre 7.000 y 8.000 millones de euros, hacían del Popular un banco inviable.
Ayer el Banco Santander anunció la adquisición de Banco Popular. La adquisición se produce tras la subasta llevada a cabo por el Fondo Único de Resolución (FUR) y el FROB en la que Santander fue seleccionada como entidad adjudicataria y mediante el pago de un euro de valor simbólico. Como parte de la operación, el Santander realizará una ampliación de capital de 7.000 millones que cubrirá el capital y las provisiones requeridas para reforzar el balance de Banco Popular.
Marc Fortuño
