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Autor

Pau A. Monserrat

Pau A. Monserrat

Economista de Futur Finances

Articulos

Claves a la hora de usar un portal de hipotecas

por Pau A. Monserrat 13 julio 2022
por Pau A. Monserrat

Claves a la hora de usar un portal de hipotecas 7

¿Gano o pierdo tiempo y dinero utilizando este portal de hipotecas?

Tras el confinamiento pandémico se produjo una explosión de interés por la contratación a distancia de préstamos hipotecarios. 

Los usuarios ya estaban acostumbrados a comparar hipotecas y a buscar información con más detalle en las webs de portales y entidades financieras, pero no es hasta la crisis del Covid-19 que se deciden a dar el paso final: encomendar la gestión y firma de la financiación con garantía real sin acudir físicamente a una empresa o banco.

Cual fiebre del oro digital, has surgido cerca de 450 intermediarios de crédito inmobiliario, la denominación que da al bróker hipotecario la Ley 5/2019, debidamente registrados en el Banco de España. 

Además de esta legión de intermediarios tradicionales, intermediarios online con experiencia y empresas advenedizas hipotech,  hay una miríada de portales de hipotecas con modelos de negocios varios, desde el comparador de intermediarios hipotecarios, al comparador de préstamos hipotecarios más o menos independiente,  pasando por modelos de negocio híbridos, en la frontera entre la intermediación hipotecaria y otro tipo de actividades.

Si la cultura financiera del consumidor medio en España en temas habituales ya es escasa, imaginemos las dificultades de entender bien el encargo que uno hace al dejar los datos en una de las cientos de webs de hipotecas actualmente a su alcance.

¿Es legal esta página web de hipotecas? 

Parece una obviedad, pero no lo es tanto: lo primero que recomiendo hacer al llegar a una página web es comprobar que cumple con los mínimos legales, en cuanto a la política de protección de datos de carácter personal y la normativa específica de cada sector;  la Ley 5/2019, de 15 de marzo, reguladora de los contratos de crédito inmobiliario si de intermediación hipotecaria online hablamos.

No voy a entrar en tecnicismos, no es preciso para valorar este aspecto. Basta mirar que en su política de privacidad o protección de datos expliquen claramente quién gestiona la web, cómo contactar con ellos y los derechos que la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales, otorga (acceso, oposición, rectificación, supresión, etc), así como a qué empresas pretende ceder nuestros datos y bajo que norma se ampara para hacerlo (si no nos han pedido la autorización expresa previamente). Si no encuentras esta información, simplemente no dejes ni un dato personal en la web.

En cuanto a la normativa sectorial, es muy importante que nos indiquen exactamente qué modelo de negocio hay detrás del portal. En el caso de intermediar en préstamos hipotecarios sobre inmuebles de uso residencial, cuyo prestatario sea una persona física, hay que encomendarse a la normativa reguladora de los contratos de crédito inmobiliario. Busquemos una sección con las condiciones precontractuales aplicables a la intermediación; interesa especialmente comprobar si nos informan de los 14 días naturales que tenemos por Ley para desistir del contrato de intermediación, así como de los honorarios mínimos y máximos que nos cobraran y en qué circunstancias.

Se ha extendido la práctica de los intermediarios online de ofrecer un servicio básico, sin coste para el usuario, y uno premium, con unos honorarios que paga el cliente, normalmente si se firma la hipoteca. El detalle de esta información tiene que comunicarse en la información precontractual y, cómo no, en el contrato de intermediación que se firma a posteriori. Personalmente, no trabajaría con un bróker que no me informara bien de los costes ya desde el primer momento que visito su web (al menos de los costes mínimos y máximos).

¿Son trasparentes? 

Un vistazo a la página principal de la web debe bastar para entender qué nos ofrecen y a cambio de qué. 

También información de fácil acceso para saber si hay potenciales conflictos de interés y cómo se pretenden gestionar. Así por ejemplo, si un comparador de préstamos hipotecarios tiene como propietario a una gestoría de tramita hipotecas solo para unos bancos, me interesará saberlo y para qué bancos trabaja.

Los intermediarios independientes pueden cobrar tanto del banco como del cliente. Conocer qué bancos les pagan y en qué porcentaje es preciso si queremos estar seguros de que nos ofrecen verdaderamente la opción que más nos interés a nosotros, no al intermediario.

¿Qué experiencia tienen?

Por mucha tecnología que tenga el portal, por mucha publicidad que hagan en redes y aunque el diseño gráfico sea de primera división, en la gestión de una hipoteca hay un componente humano básico para el éxito del proceso.

Tanto si el servicio se basa únicamente en darnos acceso a un panel personal en el que se nos recomiendan préstamos en base a una selección hecha según la información que la máquina nos haya solicitado, como si van más allá y nos prestan un servicio de tramitación y acompañamiento hasta la firma ante notaría, que haya personal con experiencia, formación y dedicación para nuestro caso es vital si queremos, verdaderamente, un servicio de intermediación hipotecaria útil.

Que nos informen del equipo que gestiona hipotecas y sus currículos nos ayudará a valorar la calidad de su actividad como brokers hipotecarios.

La excelencia empieza en la página web

Una web bien diseñada, usable, con información clara, de calidad  y transparente es un buen recibimiento del portal de hipotecas. Pero si pretenden que contratemos alguno de sus servicios o que dejemos información personal en sus manos, no basta.

Los textos legales no son un trámite, son la mejor forma de enseñar a los visitantes que conocemos y cumplimos escrupulosamente con la legalidad. 

¿Qué gestión de la documentación para solicitar una hipoteca podemos esperar de una empresa que no cumple con las obligaciones básicas de protección de datos?

¿Qué grado de profesionalidad en intermediación hipotecaria nos muestra un bróker que no informa de sus honorarios y forma de trabajo como exige la normativa propia?

Hay cientos de intermediarios hipotecarios y no muchos cumplen con los mínimos analizados en este artículo. Recomiendo toméis nota. Y procedáis en consecuencia.

13 julio 2022 4 comentarios
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Brokers hipotecarios online: ¿solución o problema?

por Pau A. Monserrat 5 mayo 2022
por Pau A. Monserrat

Brokers hipotecarios online: ¿solución o problema? 14

El fenómeno de la intermediación hipotecaria que ofrece algunos servicios online no es nuevo, hay entidades en el mercado que llevan muchos años utilizando el canal digital para determinados procesos de intermediación, principalmente la captación de nuevos clientes y su fidelización.

La primera iniciativa potente que conozco la lideró Idealista, hace ya una década. De esa misma época son compañías que a día de hoy siguen siendo referencia en el mercado, como RN Tu Solución Hipotecaria y algunas más, no muchas.

El confinamiento obligado de la Pandemia hizo estallar el interés por los servicios a distancia de este tipo de empresas de intermediación, de tal forma que alumbró una eclosión de profesionales y advenedizos que se apuntaron al carro de la intermediación. Comparadores de productos financieros con solera, como Rankia o Credimarket, viraron su modelo de negocio atraídos por este atractivo nuevo mercado, así como multitud de proyectos digitales sin conocimientos previos del sector.

¿Qué se entiende por broker hipotecario online?

Hay que especificar que en la norma sectorial básica que regula la actividad, la Ley 5/2019, de 15 de marzo, reguladora de los contratos de crédito inmobiliario, no se diferencia entre intermediarios de crédito inmobiliario de un tipo u otro. 

Así se define a esta figura como  “toda persona física o jurídica que, no actuando como prestamista, ni fedatario público, desarrolla una actividad comercial o profesional, a cambio de una remuneración, pecuniaria o de cualquier otra forma de beneficio económico acordado, consistente en poner en contacto, directa o indirectamente, a una persona física con un prestamista y en realizar además alguna de las siguientes funciones con respecto a los contratos de préstamo” con garantía de un bien inmueble residencial:

  • presentar u ofrecer a los prestatarios dichos contratos de préstamo;
  • asistir a los prestatarios realizando los trámites previos u otra gestión precontractual respecto de dichos contratos de préstamo;
  • celebrar los contratos de préstamo con un prestatario en nombre del prestamista.

La simple puesta en contacto de un usuario con una entidad financiera no se considera intermediación.

Así, podríamos concretar la figura del broker hipotecario online como el intermediario de crédito inmobiliario que presta un servicio mediante canales digitales, sin interacción presencial con el hipotecado y aportando herramientas tecnológicas que ayuden al usuario a tomar una decisión de contratación de hipotecas, personalizando los resultados al máximo.

En un futuro no muy lejano, la intermediación digital no precisara de interacción personal alguna en la fase de entrega de datos y documentación, estudio de riesgos por parte de las diferentes entidades, con sus scorings integrados para aprobar, condicionar o denegar las operaciones, y selección de la oferta financiera que mejor le encaje al usuario. Solo el proceso de tasación y firma ante notario, con la regulación actual, precisaría de interacción humana. Esta tecnología ya existe, aunque las entidades financieras son reacias a conectar sus scorings a las plataformas de intermediación, por cuestiones básicas que yo reduciría a una: no les interesa competir de esta manera, al menos de momento.

Los brokers online actuales, hasta dónde conozco, ofrecen aún servicios menos sofisticados, si bien la filosofía es la misma: ayudar a que el cliente tenga ofertas de préstamos hipotecarios adaptados a su perfil en un mismo portal.

¿Qué ventajas supone la intermediación a distancia?

Tecnología y costes. 

A mejores plataformas hipotecarias, más servicios digitales para el usuario que busca contratar una hipoteca. Cuando lleguemos a un análisis de riesgo online de múltiples entidades financieras, que representen una parte significativa del mercado, tendremos una arma perfecta para elegir hipotecas, conseguir condiciones ciertas y ganar tiempo sin los dolores de cabeza de la negociación bancaria bilateral.

Mientras esperamos a este futuro hipotecario, que puede no llegar, nos tendremos que conformar con ofertas más o menos específicas de los bancos que llegan a acuerdos con los intermediarios y herramientas hipotecarias varias.

En cuanto al coste, si bien la mayoría de portales empezaron ofreciendo la intermediación sin coste para el usuario (cobran una comisión del banco), cada vez es más usual que para productos más difíciles (más del 80% de compraventa o tasación, por ejemplo) o acceso a servicios de mayor valor añadido (asesoramiento hipotecario experto, por ejemplo), se carguen honorarios al cliente.

¿Qué riesgos asume el cliente?

En un mundo ideal, con empresas de intermediación hipotecaria online que sepan bregar con el conflicto de interés que supone cobrar del prestamista y no del cliente, con entidades financieras dispuestas a competir y a conectar sus algoritmos de análisis de riesgos para el estudio online de la viabilidad de la financiación, sin la intervención posterior de comerciales de banca pretendiendo “mejorar” condiciones con seguros y demás ofertas envenenadas, y con una cultura financiera del cliente suficiente para saber comparar condiciones y elegir por sí mismo, el riesgo asumido por el usuario será mínimo.

De momento, hay riesgos relevantes. 

En primer lugar, en la cualificación del personal que tramita las operaciones. No conozco muchos call centers cuyo personal sean expertos con experiencia en el mercado hipotecario. Personalmente, me gustaría ser atendido por un profesional con más formación y experiencia que el mínimo que fija la normativa.

Para los perfiles más atractivos para la banca, como las hipotecas para funcionarios, se podría argumentar que la profesionalidad del negociador es innecesaria. En un mundo ideal, tal vez. Si el broker hipotecario online solo tiene acuerdos con un número limitado de entidades financieras y, además, sus comisiones son diferentes, surgen dos peligros: que las ofertas que consiga el portal no sean las mejores y, además, que se potencie la oferta del banco mejor pagador.

Mi práctica laboral en comparadores de productos financieros es que la voracidad comercial acaba apartando a la calidad e independencia del departamento editorial. Solo un cliente formado e informado debidamente, con una cultura financiera que de momento queda fuera de la mayoría de potenciales hipotecados, mitigaría los problemas de un mercado digital asimétrico y con importantes fricciones.

Todo llegará, espero. Pero de momento, usar los brokers hipotecarios, online y tradicionales, con precaución. La experiencia del profesional, la cualificación de sus trabajadores y la opinión de sus clientes son cruciales a la hora de seleccionar un broker de hipotecas.

5 mayo 2022 8 comentarios
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La culpa sigue siendo del cliente bancario ¿o no?

por Pau A. Monserrat 10 julio 2014
por Pau A. Monserrat

PiratasDebo confesar que ni soy ni pretendo ser independiente en cuanto a mis análisis, sino transparente y veraz. Ni soy capaz ni pretendo ponerme en una posición equidistante de pensamiento a la hora de hablar de entidades financieras y clientes.

Si consultamos a profesionales con experiencia en el sector financiero, jurídico o asegurador cuyos ingresos no dependen de forma directa o indirecta de la banca, como yo hago habitualmente, encontraremos un patrón claro en sus conclusiones respecto al negocio bancario: sigue siendo un verdadero despropósito, no hay apenas iniciativas de cambio y se sigue intentando y logrando aprovecharse de los clientes cautivos.

A estas alturas de la película, con un rescate a la banca nacionalizada, a la necesitada  y a la “sana” (Sareb, ayudas fiscales, etcétera) de un importe mayor a los 200.000 millones de euros (si sumamos ayudas directas, avales y demás dádivas públicas), uno le diría a los directivos de los bancos, gestores de Sareb, presidentes del Banco de España y de la CNMV:

¿Por qué no te callas?

O en términos menos del pueblo llano ‘Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra‘.

En mi día a día me sigo encontrando con clientes afectados por preferentes que defienden que el del banco no sabía que le haría perder dinero (lo cual, por ser cierto, no le quita culpabilidad por colocarla sin atender a las obligaciones que establece la MiFid y normativa al respecto), además de afectados por la contratación del extremadamente arriesgado préstamo hipotecario multidivisas que, en lugar de estar indignados con el banco, se sienten avergonzados de no haber sabido el riesgo que asumían con su contratación.

Opiniones, cada uno tiene una, pero no es opinión la tergiversación de los hechos o las ideas expresadas fruto del desconocimiento, el prejuicio o, directamente, la ignorancia. Mi opinión formada e informada, contrastada con la teoría y práctica, la explico de forma profusa en mi libro ‘La banca culpable” (podéis leer las primeras páginas para haceros una idea de mi pensamiento al respecto). Pero no soy ni el primero ni el último que emite opiniones sobre el tema.

Desgraciadamente, pese a que el cliente debería tener muy claro que la culpa es principalmente de la banca, de nuestros políticos y los politizados supervisores (Banco de España y CNMV, como nos explican con meridiana claridad los autores del nuevo libro ¿Hay derecho?), el estado de opinión mediática sigue incidiendo en la responsabilidad individual de los clientes. Mensajes como:

Los preferentistas querían ganar más intereses de lo que ofrecían los depósitos.

Los que pidieron una hipoteca podrían haberse ido de alquiler y ahora pagan por haberse arriesgado demasiado.

Estoy seguro que estas ideas han calado incluso entre los lectores de este blog; a fin de cuentas, una mentira escondida entre una verdad funciona mejor que una falsedad total.

Hasta los listos de la Comisión Europea cargaron al final contra la falta de utilidad supervisora del Banco de España, con una contundente afirmación de Durao Barroso: “Siempre que preguntábamos como estaba la banca y las cajas, la respuesta era que estaba todo perfecto y que el Banco de España era el mejor banco central del mundo”. ¿Ha cambiado la utilidad del Banco Central? En absoluto; sigue haciendo cosas tan útiles como emitir circulares sobre la concesión responsable de hipotecas, que juraría no se ha leído casi ningún director de nuestras oficinas bancarias.

En la CNMV tenemos a Elvira Rodríguez, economista adscrita al PP, independiente presidenta del supervisor que tan buen trabajo hizo cuando se colocaban obligaciones subordinadas o participaciones preferentes al cliente minorista. Hace poco se atrevió a reconocer que previsiblemente las polémicas participaciones preferentes de las cajas de ahorros no se hubiesen prohibido tampoco con la nueva normativa europea impulsada debido a la crisis. Vamos, que seguimos exactamente igual de desamparados.

En el esperpento caro para el contribuyente y conveniente para las cajas y bancos patrios (sanos y enfermos) que es la Sareb tampoco nos deja de regar con afirmaciones de su sobrepagada presidenta, como que la Sareb debe ser un “agente respetado” en el mercado, para lo que tiene que cumplir una serie de condiciones, entre las que figuran entender el mercado, tener procesos propios, hacerlos claros y visibles y ayudar a otros a entender lo que se quiere alcanzar con los activos. Eso cuando no se mete en otros fregados como el del empleo: “Hay mucha gente joven en España que se ha ido a trabajar fuera. Desde mi punto de vista, esto no es algo negativo. Ayuda mucho a España, porque ayuda a la sociedad a abrirse. Necesitamos aprender idiomas y viajar más de lo que lo hacemos, necesitamos entender otras culturas“. Le recomiendo que sea ella la que se vaya a ofrecer sus servicios al extranjero (a poder ser no con un sueldo que paguemos todos los españoles,ni de forma directa ni indirecta).

Aparte de los voceros bancarios mencionados, siento ser tan crudo pero es lo que pienso (eso sí es opinión personal), tenemos otros muy peligrosos, dado que sus informes se utilizan el los Tribunales para defender lo indefendible: por ejemplo el CESCO. Cuendo responde a sus críticos, se llena de brea y plumas: “El Cesco siempre defiende y defenderá los intereses de los consumidores, pero no de los listillos que especularon a ser más listos que los demás, que quisieron comprar duros a cuatro pesetas mientras los demás los comprábamos por cinco, que si hubieran ganado en la especulación no hubieran repartido el premio, pero ahora quieren repartir la pérdida a contribuyentes, depositarios, accionistas de entidades del FROB, empleados de estas entidades en curso de irse a la calle por un ERE, a todos los españoles en general, no a la banca, porque no hay banqueros – distintos de contribuyentes y empleados- en la banca del FROB“.

Me temo que no estamos ganando la batalla a la banca ni en materia de dinero (que nos está desangrando como contribuyentes) ni en materia de opinión pública (al menos no del todo). Sin embargo, antes que tarde, las víctimas serán reconocidas y los culpables, señalados. Lo del dinero ya me temo que será una batalla más complicada de ganar, pero eso es otra historia, de rescates.

10 julio 2014 53 comentarios
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Podemos, ¿podemos?

por Pau A. Monserrat 27 mayo 2014
por Pau A. Monserrat

CapturaEl recién nacido partido ‘Podemos‘ acaba de dar una lección a propios y ajenos de como con pocos medios económicos y la ayuda vía tertulias de determinados medios de comunicación, se puede dar un susto, y de los fuertes, a los partidos grandes y aparentemente consolidados.

Antes de nada, como es público, decir que mi apoyo en materia de medidas económicas, al menos en la parte de la banca, se la dí al Partido X. Dicho está, para que los malpensados que crean que uno no puede analizar realidades económicas objetivamente. Podemos, podemos.

Este artículo va a ser lo menos político posible y lo más económico factible. Siempre que me sea posible diferenciar dos realidades muy imbricadas. Estoy encantado de que el bipartidismo en España haga aguas, por muy peligroso que sea la disgregación del voto; el peligro estriba en que los partidos hagan mal su trabajo y no lleguen a alianzas en pro del bien del ciudadano. Pero dado que los dos mayoritarios llegaron a acuerdos nefastos para el bolsillo del contribuyente, como la reforma de la Constitución o el vergonzoso rescate bancario (nefasto para el contribuyente), prefiero el riesgo a que se hagan las cosas mal, a la certeza.

Dejada clara mi posición de partida, para evitar ataques innecesarios a mi persona o ideas, lo cual tampoco es que me parezca mal, que de todo se aprende, voy a hacer una advertencia previa y explicación posterior de la alerta: cuidado con las promesas electorales, con las medidas que pone cada partido en sus programas. No vayan a cometer los partidos nuevos el mismo pecado que hemos castigado los votantes de los vetustos compañeros mayores: prometer lo que no se va a poder cumplir.

Dado que ‘Podemos’ ha sido la revelación de las elecciones europeas, le ha tocado sufrir el látigo de mi mente económica perversa. Ninguna animadversión tengo por esta agrupación de activistas y votantes con ganas de cambiar el mundo que nos ha tocado vivir. Pero la popularidad tiene un precio; en este caso, aguantar el escrutinio de un humilde economista de provincias.

Muchos otros medios ya han hecho lo propio, así que trataré de ser lo más original y fiel a mis conocimientos posible, además de centrarme en las soluciones mágicas, dejando las terrenales para que cada uno los estudie en el programa con tranquilidad. Por tanto, repito, criticaré las que menos sentido o posibilidad de ser implementadas tienen, a mi criterio, no las más acertadas, que las habrá.

“Reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales y de la edad de jubilación a 60 años, como mecanismos para redistribuir equitativamente el trabajo y la riqueza, favoreciendo la conciliación familiar.”

Vamos a ver ¿podemos?

Básicamente, no. Encontrad un economista y experto en el sistema de pensiones, cuyo sistema es el de reparto (pagamos los trabajadores actuales a los pensionistas actuales), que diga que podemos rebajar la edad de jubilación y cómo, y que tenga datos creíbles, claro, y seré el primero en alegrarme y desdecirme. Uno defenderá que este cambio va a ser posible por el rejuvenecimiento de la población, la creación de trabajo extraordinaria o algún escenario futuro imaginado. Pero, de momento, no debemos.

La jornada laboral de 35 horas suena muy bien. O de 25, prometería yo luchar por ella. Sin embargo, esta sí que es una medida inútil, siento ser tan sincero. Estamos con un paro del 25,3% EPA y la propuesta es que trabajemos todos menos horas. Suena muy buena idea, pero sin ningún sentido hasta que no tengamos una economía competitiva, con empresas que produzcan bienes y servicios de alto valor, de mano de obra cualificada y cuyo valor añadido puede competir con el mundo. Vamos, que nos quedan unas décadas de hacer las cosas muy bien en materia productiva y educativa, para después aplicar este tipo de medidas. No hay trabajo bien remunerado y, para que lo haya, tendremos que tener en el país empresarios y trabajadores muy cualificados. Reducir la jornada laboral antes de ello sería dispararse en el pié. Al final lo que acabaría ocurriendo es que el trabajo en negro sería aún más alto. El mercado mal regulado sin tener en cuenta los incentivos perversos, acaba encontrando soluciones; soluciones peores que el problema que bien intencionadamente se quiere solucionar. ¿Podemos?, ahora no podemos.

Eliminación de las empresas de trabajo temporal. Absurdo. Una buena normativa y práctica en materia de empresas de colocación hace más transparente el mercado laboral y eso beneficia a los trabajadores, especialmente los que menos contactos y formación tienen. Es la típica miopía del buen rollo: como lo ideal sería que cualquier trabajador encontrara por sí solo trabajo (y bien remunerado), me quito de encima los intermediarios que consiguen trabajo, menos bien remunerado. ¿Podemos?, podemos. Pero no debemos.

“Auditoría ciudadana de la deuda pública y privada para delimitar qué partes de éstas pueden ser consideradas ilegítimas para tomar medidas contra los responsables y declarar su impago.”

A simple vista suena bien, igual que derogar el artículo 135 de la Constitución inconstitucional (para mi, claro). En los detalles está el demonio; España es un país que sigue gastando mucho más de lo que ingresa, además de tener una deuda pública muy alta (que el rescate financiero ha ayudado a rematar). Si decidimos no pagar según  qué deudas, sin el acuerdo de los países acreedores, simplemente se nos corta el grifo (y probablemente se acaba el euro). Un país que gasta más o menos lo que ingresa, puede plantearse dejar de pagar unilateralmente deudas. Uno que no es capaz de producir más de lo que gasta, no. ¿Está ‘Podemos’ dispuesto a poner en peligro todo el Estado del Bienestar para “asegurar” el Estado del Bienestar. Lo dudo; es una propuesta que agrada a todos, pero las quitas han de estar debidamente negociadas, en la situación española actual. Ni ‘Podemos’ ni nadie puede plantear hoy en día un impago de la “deuda ilegítima”, que por otro lado, imagino que es un término que concretarán los “auditores”. ¿Pueden? Si acaban con el déficit español y asumen sus consecuencias. No creo que puedan, pero suerte.

Podría seguir y lo haré si el contenido despierta el interés de los amables lectores (para bien o para mal), pero terminaré con una breve reflexión:

Las arenas políticas huelen mal. Hay muchos cadáveres enterrados en ellas y muchos de los gladiadores veteranos hace años que no se duchan. Me encanta que salten al ruedo nuevos contendientes, cuyas ideas están aportando frescura al combate. Pero no me gusta en absoluto que en los programas new age se propongan cosas muy bonitas, sin valorar la posibilidad de conseguirlos, el tiempo que puede llevar y las consecuencias de dichas medidas. De hecho, votar acaba siendo un acto de fe, normalmente en base a las emociones que nos inspira un augusto líder. Las decisiones basadas solo en la razón no son posibles en un escenario de información imperfecta como es la decisión del voto (tengamos en cuenta que hasta que un partido no aplica las medidas, lo que anuncia es meramente literatura); pero tampoco es deseable que el ciudadano vote basándose en sentimientos, si estos sentimientos no van acompañados de información y formación suficientes.

Esperemos que el ‘Podemos’ de ‘Podemos’ no acabe como el ‘Yes we can‘ de Obama. El trabajo en la arena nos lo dirá.

27 mayo 2014 163 comentarios
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Economía insensible

por Pau A. Monserrat 21 mayo 2014
por Pau A. Monserrat

toni2Que vivimos una época crítica en materia económica no es un misterio para nadie. Que además de la crisis económica y financiera, nos encontramos con una crisis de valores y de confianza en el sistema, creo que tampoco.

Cuando un partido político engaña a sus votantes, aplicando medidas que no plasmó en su programa electoral, a sabiendas de que las aplicaría, cuando un banco o caja se aprovecha de la confianza e ignorancia de sus clientes para captar recursos vía participaciones preferentes, cuando una empresa vulnera el derecho de huelga de sus trabajadores, se está comprometiendo la confianza de los ciudadanos y demás agentes económicos. El coste de la desconfianza es muy elevado y medible en dinero, como algún día revelerán los estudios sobre el impacto en la banca de que sus clientes presentes y futuros hayamos dejado de confiar en sus empleados y directivos, por ejemplo.

Hay un concepto para referirse a las consecuencias negativas de no ser una persona o empresa de la que poder confiar: los problemas de compromiso, término acuñado por el economista Robert H. Frank en su obra ‘Passions within reason‘. Este concepto, que dudo se haya explicado en la gran mayoría de clases sufridas por los futuros economistas insensibles (o mejor dicho, insensibilizados), se refiere a la importancia de nuestros sentimientos para enviar mensajes al resto de individuos y hacernos personas en las que confiar. El egoísmo intrínseco al Homo economicus, con el que trabaja gran parte de la economía, simplificación y caricatura del ser humano real que nos permite aplicar la matemática a nuestros modelos de forma más intensa, haría de él una persona de la que desconfiar plenamente. Este tipo de personas jamás lograrían el amor de su pareja, si es que lograra una. Y difícilmente encontraría socios para iniciar un proyecto empresarial, ni clientes que confiaran en su asesoramiento.

Los sentimientos son básicos para el desarrollo de una sociedad y, sin embargo, no se analizan en la carrera de economía. Pensar como un economista se ha intentado limitar a tener una visión analítica, matemática, de la realidad. He estudiado matemáticas, econometría, modelos económicos y un sinfín de disciplinas interesantes para modelar el pensamiento, pero inútiles para muchas de las realidades con las que un economista ha de trabajar y dar soluciones. De psicología, ni una hora,  por poner un ejemplo.

Educar economistas insensibles tiene consecuencias, graves consecuencias para el equilibrio y justicia social. Nos han vendido las bondades de los mercados perfectos, del egoísmo como motor de cambio y de prosperidad mundial. Conceptos que nuestro sentido común discutía, pero que las matemáticas parecían poder amparar, un espejismo fascinante, un equilibrio mental cautivador, pero una patraña. Cuando el ciudadano empieza a ver  que la realidad no tiene nada que ver con las estadísticas que se le muestran, empieza a desconfiar de los economistas. Ciertamente la culpa no siempre es del economista, muchas veces es el político, el vocero sindicalista o de la patronal, el que distorsiona las conclusiones. Pero el economista insensible que le da herramientas para engañar, buena parte de culpa tiene.

Una economía que tiene en cuenta los sentimientos, al igual que ocurre con los individuos, es una economía más inteligente. Un Spock sería un ser incapaz de evolucionar, en ausencia de sentimientos, un ser menos evolucionado que el sensible humano; ciertamente en nuestros sentimientos puede estar el germen de la autodestrucción, pero también de lo contrario.

La distinción entre razón y sentimientos es una ficción absurda y contraproducente, que crea personas desequilibradas y con mayor tendencia a sufrir y hacer sufrir dolencias mentales a los que las tratan. Una economía matemática es tan absurda como una economía emocional pura; ¿cuántos economistas insensibles y, por tanto, desequilibrados, han formado nuestras universidades?

La alegría, aflicción, ira, miedo, sorpresa, repugnancia, amor, culpabilidad, vergüenza, desconcierto, orgullo, envidia o celos nos hacen humanos. Seres humanos. Sentimientos que, en mayor o menor grado, compartimos con los animales, no me cansaré de repetirlo. Aprovecho, amigo lector, para hacer una reflexión sobre el tema: si has estado en contacto con animales y sigues pensando que no tienen sentimientos como el amor o la aflicción, tienes un problema. Un problema para captar los sentimientos, una distorsión que te afecta en tu trato con los demás y que te convendría analizar y tratar. Dicho está.

Nuestra economía debe cambiar, debemos aprovechar las herramientas técnicas que la economía ha desarrollado, pero introducir al ser humano real en sus disquisiciones. Pasemos de la economía insensible a la economía inteligente, por el bien de todos.

Imagen original de Toni Salom.

21 mayo 2014 59 comentarios
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¿Me concederán la hipoteca? Facebook te lo dirá

por Pau A. Monserrat 7 mayo 2014
por Pau A. Monserrat

shutterstock_94364473 400El análisis de riesgo consiste, en esencia, en estudiar nuestra situación laboral, económica y familiar en el pasado y en el momento actual, para tratar de estimar si seremos capaces de devolver el dinero prestado en el futuro.

Si de préstamos hipotecarios estamos hablando, el análisis es, cuanto menos, un arte, ya que hay que hacer una estimación a décadas vista. Profesionalmente conozco varios softwares de gestión de riesgo usados por las oficinas de diferentes bancos y cajas; los de hace una década y los que se usan hoy en día. Confieso que no puedo entender como una entidad financiera aprueba operaciones con un sistema tan mediocre; me explico, generalizando en base a mi experiencia, aceptando que pueda existir alguna entidad con mejores sistemas de análisis de riesgo, si bien debe ser más la excepción que la regla:

Los datos que se usan

Los bancos piden básicamente la misma información a los solicitantes de financiación hipotecaria: contrato laboral en vigor, últimas nóminas, vida laboral, última declaración del IRPF, justificantes de pago de otros préstamos y créditos, nota simple de las propiedades de los solicitantes y unos cuantos documentos acreditativos de la capacidad económica de los clientes y posibles avalistas o hipotecantes no deudores.

¿A alguien le han pedido un curriculum vitae y los justificantes de formación, sean títulos académicos o de otro tipo? Si alguien contesta afirmativamente, debe ser de los pocos, yo no conozco un solo caso de ello. No deja de ser curioso que al prestamista no le importe saber la formación que tenemos, cuando es una información muy útil para pronosticar nuestra capacidad de generar ingresos futuros.

Ya no hablemos de las redes sociales, sea nuestro Facebook, Twitter o LinkedIn, o nuestra participación en blogs o portales online. Para la banca patria, exagerando menos de lo que pueda parecer, Internet es mundo desconocido que aún no tienen muy claro si hay que explorar. A estas alturas de la película.

Si la documentación que se usa es básica, peor es el formato en que múltiples entidades la han aceptado: fotocopias. No hace falta ser un genio para saber que si no se verifican con los originales, la posibilidad de que se coloquen falsificaciones es elevada. No hace falta ser un genio, pero así ha sido durante el espejismo inmobiliario: cualquiera podía ser gerente de una inmobiliaria o de un broker hipotecario y entregar copias de los expedientes de sus clientes a los bancos, sin que estos hicieran la más mínima tarea de comprobación. Hay excepciones, pero son eso, las excepciones.

Quién introduce los datos

Si la calidad de la información usada es cuestionable, no digamos la formación en materia de análisis de riesgos del personal de oficina o de los centros hipotecarios (que analizaban los expedientes entregados por las inmobiliarias e intermediarios varios). No pretendo generalizar tampoco en este apartado, en las oficinas hay grandes expertos financieros. Pero la mayoría de veces no tienen ni los incentivos, ni el tiempo ni la formación específica para el trabajo de analizar expedientes.

Y si encima subcontratan con empleados sin experiencia de las gestorías, como he visto en centros hipotecarios de bancos nada pequeños, ni hablemos. Si les cuesta calcular los ingresos anuales netos de un trabajador, con los datos del IRPF, no hablemos de analizar los ingresos de un autónomo, por ejemplo. La cantidad de datos falsos o erróneos que se han introducido en los sistemas informáticos de riesgo da miedo. No me imagino lo que pasaría si un día el Banco de España hace el trabajo por el que le pagamos e inicia una verdadera auditoría en esta materia. Rodarían muchas cabezas. Pero tranquilos, no lo harán, que llevarse bien con la banca tiene premio.

El sistema informático en sí

En muchas ocasiones he dicho y escrito que los scorings son tan certeros como el Maestro Cheriff. Es increíble que con el estado de la tecnología actual, junto con la ingente información real que manejan las entidades financieras, los programas informáticos para evaluar el riesgo de una operación sean tan limitados. Hasta la usabilidad de estos se parece más al MS-DOS que a los programas actuales. Si a esta tecnología ancestral se le añaden datos erróneos o inexactos, no hace falta ser un genio para predecir lo que van a acertar; el rescate financiero que todos pagamos nos da una idea. Lo que nos podríamos haber ahorrado con bancos que hubieran concedido préstamos hipotecarios a promotores y familias con algo de criterio y prudencia.

El futuro

El futuro deseable son prestamistas que sepan analizar el riesgo, concediendo crédito con tipos ajustados al perfil económico, familiar y psicológico de cada prestatario. Los bancos actuales con el equipo humano del que disponen, dudo que aprendan mucho a hacer este tipo de trabajo. Desde luego, las últimas declaraciones de directivos bancarios me hace temer lo evidente: no han aprendido nada.

Nos guste o no, lo sepamos controlar y gestionar o no, Internet dispone ya de la máxima información posible sobre nuestra personalidad y comportamiento. Solo revisando las diferentes redes sociales de un solicitante de crédito, sus fotos de perfil y contenido que comparte, con la ayuda de psicólogos y profesionales expertos en el análisis de conducta, estoy seguro que se puede evaluar la propensión a devolver las deudas de uno con muchas probabilidades de acertar.

Si a todo ello le sumamos la información que Google y demás buscadores tienen de nosotros, el análisis acaba siendo realmente inquietante. Si además fuera posible proporcionar a un prestamista los movimientos bancarios, pagos online, etcétera de los últimos 10 años, ¿alguien cree que no podría acertar tanto en el precio como en la cantidad que nos puede prestar, un sistema de procesamiento de la información potente?

Sería una buena noticia para los buenos pagadores y una fatal para los que lo son menos. Evidentemente chocaría con la protección de datos, pero veremos en qué queda en una década, todo este control jurídico. El peligro que veo no es tanto por que sea posible analizar una empresa o persona física al milímetro en relación a su actitud como prestatario, que beneficiará a los mejores pagadores, sino en que haya un mercado competitivo de prestamistas, para que los precios del dinero sean competitivos y se ajusten a cada perfil.

Desde luego, un sistema de información tal en manos de los bancos actuales sería un desastre: prestarían muy caro a los buenos pagadores y no dejarían ni un euro a los que presentan dudas al respecto. El futuro del crédito, seguramente, pase por la entrada de nuevos competidores a la banca tradicional: un Banco Facebook, Banco Google o PayPal, por no mencionar las posibilidades que una tecnología tal daría a el préstamo entre personas y empresas, sin intermediarios.

¿Matrix llegará al negocio bancario?

Yo creo que sí, otros dirán que soy un alucinado. En todo caso, la información personal y profesional de cada uno fluye en las redes. ¿Lo controlas o te controla?

Pau A. Monserrat es autor del libro ‘La banca culpable’.

7 mayo 2014 76 comentarios
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