Artículos de opinion
Rusia es actualmente el país más sancionado del mundo, según datos de Statista la nación euroasiática cuenta con un total de 14.022 medidas restrictivas activas, en su mayoría impuestas desde el 22 de febrero de 2022.
Esto es más que suficiente para ahogar la economía de cualquier país.
Pues no.
Putin, que está a punto de iniciar su quinto mandato como presidente tras eliminar a sus opositores de la contienda electoral, ha señalado el crecimiento económico previsto del 2,6% de Rusia para este año, superando al G7. Esta cifra proviene del Fondo Monetario Internacional y desafía las expectativas de recesión y colapso económico. A pesar de las sanciones, el gobierno ruso ha logrado mantener la inflación bajo control y ha destinado una parte importante de su presupuesto al gasto en defensa.
Rusia ha encontrado formas de sortear las sanciones, aumentando el comercio con China y vendiendo su petróleo en nuevos mercados a través de una flota oculta de petroleros para evadir el tope de precios establecido por Occidente. Según Alexandra Prokopenko, exasesora del Banco Central de Rusia, Putin cuenta con recursos suficientes para sostener su máquina de guerra durante al menos el próximo año.
Las sanciones económicas impuestas tras la invasión de Ucrania llevaron a la caída del rublo y a la congelación de activos soberanos rusos por valor de 300 mil millones de dólares estadounidenses. Sin embargo, Rusia ha logrado adaptarse, y productos occidentales como los últimos iPhones siguen disponibles en el país. Prokopenko destaca la importancia del liderazgo financiero de los funcionarios del banco central ruso, a quienes llama los “generales” de Putin, para mantener la guerra y la estabilidad macroeconómica.
Las medidas económicas tomadas, como el aumento de la tasa de interés clave y la introducción de controles de capital, han contribuido a estabilizar el rublo. Aunque la tasa de interés se redujo temporalmente, actualmente se mantiene en el 16% para controlar la inflación.
La subida de precios, sobre todo en alimentos básicos como los huevos, que aumentaron más de un 40% el año pasado, ha causado preocupación política en Rusia, lo que ha llevado al gobierno a buscar soluciones para incrementar el suministro, incluyendo la eliminación de aranceles de importación y la búsqueda de importaciones de países “amigos”.
El país también ha experimentado un cambio significativo en su relación económica con Asia, especialmente con China, que se ha convertido en un importante salvavidas económico. Rusia ha exportado la mitad de su petróleo y productos petrolíferos a China en 2023, y las importaciones chinas han aumentado más de un 60% desde el inicio de la guerra, lo que refleja un comercio bilateral que alcanzó los 240 mil millones de dólares estadounidenses en 2023, un aumento del 64% desde 2021.
La guerra y las sanciones también han provocado una fuga de cerebros y mano de obra. Se estima que Rusia enfrenta una escasez de casi cinco millones de trabajadores. Esto se debe, en parte, a la salida de cientos de miles de personas tras la invasión. El anuncio de movilización parcial en 2022 aceleró esta tendencia, con personas buscando salir del país en vuelos privados y otros medios. Muchos se han reubicado en ciudades como Baku, la capital de Azerbaiyán, donde continúan su trabajo desde espacios de co-working.
La producción militar se ha intensificado en respuesta a la guerra, con fábricas operando en múltiples turnos y negocios reorientándose para cumplir con contratos estatales. Incluso ciertos negocios, como panaderías, se ha reconvertido en instalaciones de producción de drones.
La capacidad de Rusia para continuar produciendo armamento y utilizar los ingresos del petróleo para financiar la guerra es un problema para Ucrania y sus aliados. Con esto creo que no contaba casi nadie…