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octubre 2009
Según Manuel J. Prieto durante la Edad Media los taberneros españoles que acudían a la zona de La Mancha para comprar vino lo probaban antes de comprarlo y los bodegueros, para colocar algunos de sus peores barriles, ofrecían antes al comprador un poco de queso manchego antes de beber, de tal forma que el fuerte sabor de este hacía que el vino no fuera debidamente catado. El vino con mal sabor no era detectado por el comprador porque tenía el paladar corrompido por el queso. Así, se pagaba más por un caldo peor, y de ahí viene la expresión “dársela con queso”. Esa es la sensación que los mercados me han provocado esta semana.
El viernes por la mañana, máximos anuales en Inglaterra y España tras unos buenos resultados empresariales la noche anterior en los EUA y el acompañamiento de las bolsas asiáticas. Y de repente, el PIB del trimestre en Reino Unido sale negativo por sexta vez consecutiva, algo inédito desde que en 1955 empezó la estadística, ¿No había cambiado ya la tendencia? Y ese jarro de agua fría fue superado por unos resultados mejor de lo esperado de Microsoft y, sobre todo, por el mejor dato de venta de viviendas de segunda mano en los EUA en 2 años. Pero si lo de Microsoft le vino bien a la cotización de esa empresa, el dato inmobiliario fue otro ejemplo de que nos la daban con queso. Y es que el mercado reaccionó muy mal a las declaraciones de Lawrence Yung, economista jefe del N.A.R. (www.realtor.org/ ) que solicita ayudas gubernamentales “algunos trimestres más” para ayudar a la “estabilización del precio”, es decir, el dato fue bueno porque las ayudas que comenté la semana pasada se acaban en unas semanas (el 20-N), lo que también restó valor a la cuarta subida consecutiva del índice de precios inmobiliarios Case-Shiller (El precio de la vivienda en EEUU sube un 1,2% en agosto aunque baja un 11,3% respecto al año pasado ). El lunes las alzas pasaron a ser bajadas en cuanto el $ corrigió algo su debilidad y pesó mucho la lluvia de ampliaciones de capital entre las que destacó la de ING (-18% ese día), el martes el mal dato de confianza del consumidor en los EUA, volviendo a zona de recesión cuando muchos ya pensaban en un cambio de tendencia (La confianza de los consumidores de EEUU empeora en octubre por segundo mes consecutivo ), y la primera bajada en la venta de casas nuevas en 6 meses en los EUA (¿No estaba cambiando la tendencia, otra vez nos la dieron con queso?) del miércoles evitaron cualquier intento de rebote que sí se consiguió el jueves con el alto dato del PIB (EEUU sale de la recesión en el tercer trimestre con un crecimiento del 3,5% del PIB ) americano, cifra muy relacionada con el Déficit presupuestario astronómico estadounidense.
Nos encontramos con una bolsa donde los insiders venden como nunca, el saldo institucional (se calcula que desde marzo las 100 instituciones más grandes incrementaron en 570.000 millones sus valores en cartera) ahora es vendedor, aumentan las ampliaciones de capital de las compañías pero las entradas de particulares en fondos de inversión de bolsa hasta el fin de semana pasado han sido ¡las mayores desde 2007! ¿No es sintomático? Para colmo el ex-director del negocio de Asset Management en SG Warburg y fundador de Smithers & Co, Andrew Smithers, asegura que los mercados estadounidenses se encuentran altamente sobrevalorados utilizando métodos fundamentales. Smithers comenta que existen dos maneras válidas para valorar el mercado. Una es usando un PER ajustado cíclicamente y la otra es usando el ratio Q, el cual compara la capitalización de mercado de las compañías con su valor neto, ajustado a precios actuales. La conclusión es que cualquiera de las dos técnicas usadas arrojan el mismo valor: “el mercado de acciones estadounidense está sobrevalorado en torno al 40%.” Y otro factor negativo es que las subidas últimamente se han centrado en muy pocos valores, hasta el punto que en los EUA valores como Amazon o Apple han marcado máximos históricos mientras en el número de valores totales –en el Ibex también ha pasado- del Nasdaq había más acciones en negativo que en positivo.
El miembro del Banco Central Europeo (BCE), Christian Noyer, ha señalado que los bancos necesitan a través de la moderación en el pago de dividendos y el Banco de España ha comunicado a los bancos y cajas que tendrán que duplicar las provisiones por los inmuebles que llevan mas de un año en su balance, “Para los activos inmobiliarios que estén más de un año en el balance de los bancos y cajas, será necesario aumentar las provisiones desde el 10 por ciento (de la tasación) actual hasta el 20 por ciento”, luego no hay motivos para el optimismo en el mundo financiero.. En los EUA tras el récord de cierres (Lista de los 106 bancos quebrados en 2009 en los EUA) nadie niega que decenas, y quizá centenares, de bancos siguen abiertos aunque técnicamente están en quiebra. Los reguladores los intervienen poco a poco y de forma selectiva , en parte para evitar una ola de pánico y en parte porque los compradores de bancos con tales balances son pocos y esporádicos. Con esa lenta cadencia, el gobierno gana tiempo. Cuando los bancos quiebran, la Corporación Federal de Depósitos (FDIC por sus siglas en inglés) interviene, generalmente los viernes por la tarde. Intenta vender los activos del banco y liquidar sus pasivos, principalmente los depósitos de los ahorristas. Recurre a su fondo de seguros para cubrir el resto. Las quiebras bancarias han costado al FDIC -a los ciudadanos- 25.000 millones de dólares en lo que va de año y seguramente unos 100.000 hasta finales del 2013. Una recuperación económica podría salvar a algunos bancos pero si la recuperación es lenta y empeoran las finanzas de los bancos más pequeños, podrían costar al erario incluso más. El propio Bernanke no descarta más intervenciones bancarias tras realizar más revisiones comprensivas al sistema bancario y requerir más informes de los bancos como parte de sus esfuerzos para ajustar la regulación tras la crisis financiera.
En macroeconomía pasa algo parecido, mientras esta semana hasta la ministra Salgado ha mentado el riesgo de la inflación, John Mauldin se pregunta ¿Cómo voy a tener miedo a la inflación (en los EUA) con un 9,8% de desempleo, un 7% en situación de subempleo (temporal), y otro 3.4% tan desanimado que ni siquiera están en busca de empleo, y por lo tanto no se cuentan como desempleados? ¿Cómo van a subir los precios si hace unos años sólo 1 de cada 16 estadounidenses estaba en paro y ahora es 1 de cada 5? Y el Director Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, no se cansa de repetir que La crisis “está lejos de haber agotado su curso” y aún “persisten riesgos” sobre la economía mundial, que “la actividad económica aún depende del respaldo público”, por lo que advirtió sobre los riesgos de la aplicación de estrategias de salida antes de tiempo, ya que “un desmantelamiento prematuro de ese apoyo podría poner fin a la reactivación”. Y reiteró que el mercado laboral, aún en medio de la reactivación del crecimiento, “tardará un tiempo en mejorar”, y alertó sobre los riesgos derivados del aumento del desempleo en términos sociales.
¿Y qué decir del $? Resulta que el director del departamento de América del Fondo Monetario Internacional (FMI), Nicolás Eyzaguirre, cree que la depreciación del dólar refleja la debilidad de la demanda interna de EE.UU., por lo que su cotización actual no es inadecuada. El FMI cree que la recuperación en Estados Unidos es relativamente lenta y no se afianzará hasta el próximo año, lo que se traduce en un dólar débil, según explicó David Robinson, el número dos de ese departamento. Sea correcta o no su valoración, el $ débil está creando inflación en los EUA y perjudicando las exportaciones en euros y yenes. Según Deutsche Bank un $ a 1.60 contra el € como ellos esperan implicaría llevar al petróleo a un amenazante precio de tres dígitos en los próximos dos trimestres. Según el economista de energía de este banco, Adam Sieminski, “Creemos que un barril a 80 dólares no es suficiente para descarrilar la recuperación global, pero nuestro equipo económico podría presenciar un consumo general debilitado con los precios a 100 dólares el barril”. Eso sí, lo único que de momento parece provocar que el $ se aprecie es que baje la bolsa.
Volviendo a la bolsa, y a falta de la sesión de hoy para cerrar octubre, parece sólo está clara la ruptura de la racha de subidas ininterrumpidas desde marzo de los sectoriales bancarios. Por fundamentales sigue habiendo razones de sobra para creer en más bajadas pero la liquidez sigue estando ahí y entramos en la época del típico rally fin de año. En 2008 los mínimos del año fueron a finales de noviembre para subir hasta el 6 de enero, fue una excepción, normalmente el llamado “efecto Halloween” (empieza –por estadística- el mejor semestre bursátil) se nota desde el comienzo de noviembre. A saber qué nos depara 2009 pero me parece muy mala señal que el mercado esté haciendo más volumen en las bajadas que en las subidas.
Parece ser que la maldición del número trece tiene su origen en la última cena de Jesucristo con los doce apóstoles, en la que fue delatado: se cree que si se sientan a comer trece personas en una misma mesa, una de ellas morirá antes de un año. Pero lo cierto es que está resultando ser un número muy bueno para los hipotecados a tipo variable en Europa sin suelo ya que son trece los meses que de forma ininterrumpida está bajando la media mensual del Euribor. En el fondo ha seguido la tónica general y acostumbrada que se espera en una crisis tan profunda como la que estamos viviendo, ya que siempre las autoridades han optado por bajar los tipos de interés buscando con ello reactivar la economía. Lo extraño de este proceso fue precisamente que se iniciara tan tarde la tendencia bajista, cuando ya llevábamos un año de crisis.
Otro aspecto poco habitual es que si bien el Euribor en estos 13 meses ha pasado de estar de “casi al 5.50%” a “casi el 1%” otros índices y productos financieros apenas han variado. Por ejemplo, hace 13 meses el barril de crudo estaba a 96$ pero durante octubre de 2008 bajó a 68 luego la media de aquellos días no estaba demasiado alejada del precio actual. El Ibex cerró el 1 de octubre de 2008 a 11.182 y el €/$ a 1.41, niveles no muy diferentes de los actuales. Eso demuestra que lo que resultó ser un sinsentido fue la subida del tipo del Euribor en un contexto de crisis mundial, y no su bajada.
El motivo para que aquello ocurriera se puede resumir con una sola palabra: pánico. La desconfianza era tan grande y los miedos tantos que todo lo que fuera algo relacionado con la liquidez se disparaba de precio. Hace 13 meses, poco después de la quiebra de Lehman Brothers, la volatilidad tocó máximos y la aversión al riesgo mínimos. Fue la época en la que los inversores más cobardes sólo querían activos del Tesoro norteamericano a corto plazo, y aún el 19 de septiembre de 2008 éste tuvo que garantizar el valor liquidativo de todos los fondos monetarios para evitar una estampida. ¿Cómo se pudo llegar a esa situación?
Nassim Nicholas Taleb, publicó en 2007 “El cisne negro”, en donde dice que sólo podemos predecir lo obvio y jamás el cambio. Taleb lo pone con el ejemplo del cisne negro: Durante mucho tiempo se pensó que todos los cisnes eran blancos porque la observación había acostumbrado al hombre europeo a que así eran las cosas. Hasta que en Australia apareció un cisne negro y hubo que revisar todo. Según Taleb nadie predijo ningún cambio sísmico en la historia humana: Desde el advenimiento del cristianismo hasta la caída del comunismo o los atentados del 11 de septiembre, sucedieron sin que nadie los anticipara, aunque a posteriori se construyó una narrativa explicativa llena de causas que volvían inevitables estos fenómenos. Y hace una reflexión inquietante:
Si no podemos anticipar lo más importante, ¿qué sabemos?
Es por eso que cuando –entre otros muchos acontecimientos- un banco considerado AAA de repente quiebra nos encontramos con un cisne negro que desconcierta totalmente. Y es que a veces olvidamos que, como dice Jon Danielsson (de la London School Economics):
El dinero no es algo completamente real. El dinero es la promesa de que uno va a poder comprar algo. Igual que el dinero que uno tiene depositado en el banco. Uno tiene una promesa de que el banco va a pagar. Si el banco quiebra, la promesa deja de existir.
Otro factor que explica El extraño y volátil caso del año 2008 es que si es relativamente fácil fundamentar la realidad de la producción y el consumo, es mucho más complejo comprender tanto los famosos activos tóxicos como los derivados (contratos a futuro apostando al valor que tendrá un activo: materia prima, hipotecas, moneda, etc), ya que en 2007 se calculaba que el PIB mundial (todo los bienes y servicios que produjo el mundo) era de 63 billones y en ese mismo año se estimaba que el mercado de los derivados era de 596 billones, casi 10 veces más que lo que producía el planeta.
Ese fue el caldo de cultivo para los máximos históricos del Euribor, en la creencia por parte de los bancos de un mercado financiero donde el conseguir fondos iba a ser algo casi imposible. Y precisamente la bajada del Euribor llegó cuando la liquidez dejó de ser un problema gracias a todas las facilidades de liquidez de BCE que han hecho posible algo impensable: que el interbancario –al menos de momento- no haga falta. El cénit de toda esa inyección de liquidez llegó el 25 de junio de 2009 cuando BCE otorgó a todos los bancos comerciales europeos que lo solicitaron (en concreto 1121) 442.240.500.000 € que no tendrán que devolver hasta el 1 de julio de 2010 y que, junto con la que hubo en septiembre y la que habrá en diciembre, deberían servir para que los bancos no vuelvan a verse apurados por no disponer de fondos.
Es evidente que esta bajada del Euribor ha posibilitado que mejore la situación económica de muchos hipotecados a tipo variable y que toda esa liquidez ha repercutido en que las grandes empresas puedan endeudarse de nuevo, los bancos puedan emitir preferentes y deuda subordinada y las acciones se beneficien de ello. Es decir, ha vuelto una relativa calma. Pero si miramos cifras macroeconómicas lo cierto es que estamos bastante peor que hace 13 meses: Sólo en España según la EPA y a falta de este último mes se han perdido los últimos 4 trimestres 1.476.200 empleos, el déficit presupuestario se ha disparado, muchas pymes han tenido que cerrar y las que no están en peor situación, la deuda pública ha aumentado un 50% respecto al PIB (del 38% al 57%), PIB que es inferior al de hace 13 meses en un 5% aproximadamente. Además, la bajada del Euribor no ha conseguido reanimar el mercado de la vivienda como había ocurrido en otras ocasiones, en parte por la dificultad de obtener nuevas hipotecas pero también porque hay mucha oferta –por el exceso de los últimos años- y poca demanda –por el paro y por lo caros que siguen resultando los precios en relación a los salarios.
En resumen, por mucho que la crisis y la bajada del Euribor estén relacionadas, lo cierto es que un Euribor bajo no está sirviendo para reactivar la economía pero su encarecimiento pondría la situación bastante peor y reduciría la mayor esperanza que tenemos –al menos en España- para una futura reactivación del consumo: el ahorro
Hace años cuando iba a trabajar en coche me gustaba sintonizar en la radio el programa “Gomaespuma”, los mismos que recientemente nos dieron en la tele unas clases de inglés en el programa “Gomaespuminglish” que todavía podéis ver en el Youtube. Una de las secciones del show radiofónico era la dedicada al mundo del cine y estaba protagonizada por “Cándida” (la asistenta de uno de Gomaespuma). Así es como definía Guillermo Fesser el estilo de Cándida.
Cándida es capaz de realizar la crítica de la película “Titanic” sin mencionar ni una vez la palabra barco.
Hoy haremos de Cándidos y hablaremos de bolsa sin mencionar las palabras acciones y mercado, concretamente intentaré, mediante una historia, responder a las siguientes preguntas.
- ¿Que diferencia hay entre el valor nominal de una acción y su valor de mercado?
- ¿Cómo afecta que haya más o menos acciones en el mercado?
- ¿Puede una campaña de publicidad hacer subir el valor de las acciones?
- ¿Por qué suben algunas acciones y otras no? ¿Por qué se crean las burbujas?.
- ¿Por qué algunas empresas con muchos activos valen en bolsa menos que otras con más valor?
Para ello, vamos a conocer la historia del sello más raro del mundo que os resumo trás haber echo una investigación en Google introduciendo las palabras “Sello más raro del mundo”
En 1873, en Georgetown, en la Guayana británica, había un muchacho llamado Vernon Vaughan que estaba empezando su colección de sellos. No entendía mucho en calidades y daba preferencia a los que le gustaban más. Un día separó algunos sellos “feos” decidido a cambiarlos por otros o a venderlos si encontraba comprador. Entre estos sellos despreciados había uno de forma octogonal, de la Guayana británica, de color magenta, que tenía dibujado el perfil de una embarcación de tres palos. Alrededor del barco estaba escrito el lema de la colonia: “Damus Petimusque Vicissim” (Damos y a cambio pedimos), las palabras “Guayana británica” y el precio “Un centavo”. El sello estaba matado con las iniciales de un empleado de correos, trazadas con tinta. Entonces, allí se mataban así.
Vernon conocía a un coleccionista de sellos de la localidad. Le llevó sus sellos feos, entre ellos el sello octogonal. El coleccionista los examinó y ofreció seis chelines por todos ellos. Vernon aceptó el dinero, sin saber que se acababa de desprender de un sello que, con el tiempo, valdría muchos miles de dólares y que sería muy buscado por los más ricos coleccionistas.
El coleccionista que compró el sello a Vernon se llamaba Neil Mac Kinnon. Años más tarde vendió su colección en Glasgow por 110 libras esterlinas. Esto ocurrió en 1882 y el comprador se llamaba Thomas Ridpath. Uno de los sellos de la colección era el “Guayana británica, magenta, de un centavo”.
Este sello tiene un origen curioso. En 1856 la Guayana británica se quedó sin sellos. Se habían agotado y no llegaban otros. El administrador de correos autorizó al periódico “The Royal Gazette” que imprimiera algunos sellos de uno y de cuatro centavos, para que fuesen usados mientras no llegaban los de Inglaterra. Se imprimieron pocos, desaparecieron todos y en las colecciones sólo quedó el famoso magenta de un centavo.
Ridpath vendió el sello, ya famoso, al barón de Ferrari, por 750 dólares. EI barón legó su colección al Museo Postal de Berlín. Después de la Primera Guerra Mundial la colección fue expropiada por el gobierno francés y vendida en 1922 para reparaciones de daños de guerra.
Se subastó el famoso magenta de un centavo. Uno de los postores era un agente del rey de Inglaterra Jorge V, que se retiró cuando la puja subió a 20.000 dólares. EI sello se adjudicó por 35.000 dólares a Arthur Hind, rico coleccionista norteamericano. El precio final del sello, impuestos incluidos, fue de 37.000 dólares.
Hind aseguró el sello en 50.000 dólares. Falleció en 1933 y su viuda heredó la colección de sellos. Se sabe que el famoso “Guayana británica, magenta, de un centavo” fue vendido por última vez en 1940, y que lo compró un coleccionista norteamericano, a través de una conocida empresa dedicada a la compraventa de sellos. Este último comprador tampoco ha dado el nombre.
Sorprendió siempre a los coleccionistas que de este sello sólo existiera un ejemplar. Y fueron muchos los que se dedicaron a buscar otro. En la Guayana británica se hicieron muchas pesquisas en este sentido, pero todas con resultado negativo.
Y en 1922 ocurrió algo sorprendente. Se supo que había ocurrido después de la muerte de Arthur Hind, por una carta que mandó el protagonista de la historia al director de la “Revista del Coleccionista de Sellos”.
El autor de la carta era un marinero coleccionista de sellos. Contaba que una vez un amigo le regaló un montón de sobres viejos y de fajas de periódicos todavía con los sellos, y le dijo:
Para tu coleción. Yo no haré nada con todo esto.
EI marinero despegó cuidadosamente los sellos. Y pegado a un sobre apareció un Guayana británica, magenta, de un centavo. El marinero tenía noticias del valor de este sello único, que ya no era único, puesto que él tenía otro igual, se documentó, supo que el propietario del otro sello era Arthur Hind y fue a visitarle. Hind examinó detenidamente el sello y ofreció mucho dinero. En la carta no se cita la cantidad. Quedaron en que la transacción se haría el día siguiente.
Acudió el marinero con el sello, Hind pagó el dinero estipulado… y entonces ocurrió algo sorprendente. Hind ofreció al marinero un cigarro puro, tomó otro cigarro para él y encendió una cerilla. Y, de pronto, con la cerilla, en vez de encender el cigarro, quemó el sello por el que acababa de pagar un montón de dólares. Y ya desaparecido el sello, dijo:
En el mundo sólo hay un ejemplar del magenta de un centavo.
Pero por más millones y sello único que poseyera, Hind no pudo escapar de la muerte, y su viuda, que no era ni filatelista ni tonta, vendió la colección excepto este sello, que guardó por varios años.
En el año 1940 decidió vender la estampilla en forma privada a un personaje que no quiso revelar su nombre y se escudó en el seudónimo de “Mr. Atlanticus”. La cifra pagada por R. H. Macy & Co., representantes del misterioso personaje, no se conoce con exactitud, aunque se habla de entre 40 y 75 mil dólares.
30 años se ocultó Mr. Atlanticus en su seudónimo, ni su mujer sabía que su esposo era el misterioso y anónimo poseedor del rarísimo sello. Finalmente, en 1970, se resolvió a vender su joya y a revelar su identidad: se llamaba Frederick T. Small, de nacionalidad australiana y residía en Fort Lauderlade, Florida, Estados Unidos. En una subasta realizada en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, el 24 de Marzo de 1970, M. Irving Weinberg, residente en Wilkes-Barre, Pennsylvania, en representación de un grupo de ocho personas, pagó la nada despreciable suma de 280.000 dólares por la estampilla.
La inversión como tal, fue muy criticada ya que el precio pagado por el sello se tildó de absurdo, y se dice que varias veces se lo trató de vender en forma privada sin éxito, por lo que trataron de elevar el precio del mercado sacándolo a remate. Así fue que, después de 10 años, el grupo encabezado por Weinberg puso en venta el codiciado sello adjudicándose el 5 de Abril de 1980, en una suma tres veces mayor de la que fue comprado: alcanzó el precio record de casi un millón de dólares en una subasta de Robert A. Siegel, 935 mil dólares para ser exactos.
El sello se exhibió en la Exposición Filatélica Mundial de Filadelfia “Interphil”, del 29 de Mayo al 6 de Junio de 1976. Estaba en el centro de un salón, dentro de una caja de cristal, custodiado todo el tiempo por dos guardias debidamente armados. Para verlo, los interesados tenían que registrarse y ponerse en la enorme fila que diariamente se formaba. Habían pasado 20 años desde su anterior aparición en público en Nueva York.
Con este precio el sello entró en una de las mayores colecciones de los últimos tiempos, la de John E. du Pont, millonario heredero de la firma Dupont y se ha mantenido en ella desde entonces.
Lamentablemente este filatelista se vió envuelto en un oscuro incidente en el que asesinó a tiros a un joven deportista al que había conocido porque era auspiciado por sus empresas. Aunque algunos exámenes médicos presentados por su abogado trataron de establecer que sufría de un trastorno conductual, fue encarcelado y cumple condena por 40 años. El sello mientras tanto permanece resguardado en una bóveda en un banco de Filadelfia.
En el entretanto otras piezas emblemáticas de la filatelia han salido a remate y han alcanzado valores superiores al de este sello. Habrá que esperar una nueva aparición en subasta para ver cómo el Guayana Británica recupera su podio de sello tipo más escaso y valioso del mundo.
Su compañero de fatigas, el valor de 4 cts. magenta, no ha corrido la misma suerte y ha llevado una vida más oscura, opacada por el brillo alcanzado por el 1 ct. apareciendo como el hermano pobre, siendo así que también es un sello de gran rareza y se valoriza entre 7.500 y 60.000 dólares, según su estado de conservación.
Creo que es sencillo ver las analogías entre los sellos y las acciones. Ambos son papeles con un precio marcado, pero con un valor que puede diferir mucho. Veamos algunas conclusiones que nos deja esta historia:
- No siempre lo que más vale acaba siendo lo más caro.
- Las acciones no tienen un valor fijo. El precio de una acción se determina finalmente por lo que los inversionistas están dispuestos a pagar por comprarlas
- El valor nominal de una acción generalmente no sirve para nada. Tan sólo en el momento de constitución de la sociedad serviría como aproximación al valor real de la acción.
- Si retiramos acciones del mercado, estas suben automáticamente.
- Una buena campaña de comunicación puede elevar las espectativas de revalorización de un activo.
- Muchas inversiones se realizan no por la utilidad o valor del activo si no por las expectativas de una futura revalorización.
En el año 1940 decidió vender la estampilla en forma privada a un personaje que no quiso revelar su nombre y se escudó en el seudónimo de “Mr. Atlanticus”. La cifra pagada por R. H. Macy & Co., representantes del misterioso personaje, no la conozco con exactitud, ya que he leído varios artículo en donde se habla de entre 40 y 75 mil dólares.
30 años se ocultó Mr. Atlanticus en su seudónimo, ni su mujer sabía que su esposo era el misterioso y anónimo poseedor del rarísimo sello. Finalmente, en 1970, se resolvió a vender su joya y a revelar su identidad: se llamaba Frederick T. Small, de nacionalidad australiana y residía en Fort Lauderlade, Florida, Estados Unidos. En una subasta realizada en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, el 24 de Marzo de 1970, M. Irving Weinberg, residente en Wilkes-Barre, Pennsylvania, en representación de un grupo de ocho personas, pagó la nada despreciable suma de 280.000 dólares por la estampilla.
La inversión como tal, fue muy criticada ya que el precio pagado por el sello se tildó de absurdo, y se dice que varias veces se lo trató de vender en forma privada sin éxito, por lo que trataron de elevar el precio del mercado sacándolo a remate. Así fue que, después de 10 años, el grupo encabezado por Weinberg puso en venta el codiciado sello adjudicándose el 5 de Abril de 1980, en una suma tres veces mayor de la que fue comprado: alcanzó el precio record de casi un millón de dólares en una subasta de Robert A. Siegel, 935 mil dólares para ser exactos.
El sello se exhibió en la Exposición Filatélica Mundial de Filadelfia “Interphil”, del 29 de Mayo al 6 de Junio de 1976. Estaba en el centro de un salón, dentro de una caja de cristal, custodiado todo el tiempo por dos guardias debidamente armados. Para verlo, los interesados tenían que registrarse y ponerse en la enorme fila que diariamente se formaba. Habían pasado 20 años desde su anterior aparición en público en Nueva York.
Estudiándolo técnicamente en detalle, se puede observar en la parte superior izquierda una firma ilegible que se cree podría ser la de E. D. Wight y con claridad parte de la cancelación con las primeras letras del nombre Demenara, barrio de la costa este de Georgetown.
Hasta aquí es lo que puedo contarles del sello mas raro del mundo, quien es su actual poseedor es un misterio que no aparece en ninguno de los trabajos que consulté para escribir este modesto artículo, solo conozco las palabras de un ejecutivo de Siegel, quien afirmó que “…el nuevo propietario es un americano de sexo masculino que vive al este del río Mississippi…” Se presume que es un banquero que lo tiene bajo el cuidado de las mas modernas tecnologías de seguridad
El otro día, leyendo el genial blog de Hernan Casciari “Espoiler”, que trata sobre series de televisión, pude leer un interesante artículo acerca de una serie que me estoy bajando ahora y de visión obligatoria para aquellos que creemos en que una pequeña parte de la televisión actual es arte. Veamos que nos contaba:
Estamos acostumbrados a aceptar la elipsis en casi todas las series policiales. Incluso en 24, donde por regla no debiera haber baches en el tiempo.
La elipsis es la forma habitual de hacer más veloz una historia. El caso más exagerado de síntesis argumental se da en CSI, donde todo ocurre de un modo perfecto: los testigos hablan rápido, los acusados se desmoronan enseguida, los forenses llegan a tiempo a la escena, los jueces dictaminan pronto, los resultados de balística ocurren en un tris, etcétera. Esto no habla mal de un guión policial: al contrario. Es un pacto de suspensión de realidad entre el espectador y la narración. El objetivo es tener una trama cerrada en 45 minutos.
Me da la impresión de que nos estamos acostumbrando a que las cosas ocurran demasiado rápido en todo, no sólo en la televisión. Lo queremos todo ya, urgentemente y sin esperar. No entra en nuestra cabeza que ciertas cosas requieren su tiempo, por ejemplo no concebimos que una crisis económica pueda durar más de 3 meses, queremos elipsis en todos los aspectos de nuestra vida. En el fondo lo que ha ocurrido en la economía ha sido para los medios como una serie con comienzo trepidante, un nudo demasiado largo y un desenlace con más incógnitas que cualquier episodio de perdidos.
Algo que echo de menos de la actual programación audiovisual y en general de la cultura, es un mayor acercamiento a la ficción de la crisis desde el punto de vista social. No hablo de los miles de libros que explican a toro pasado el porqué se ha llegado a esta situación, hablo de el impacto que está teniendo en nosotros y en nuestra manera de vivir la delicada situación económica por la que pasamos. Indudablemente ha afectado a nuestras vidas, pero todavía no ha llegado a formar parte de nuestro entretenimiento, lo cual puede ser un síntoma de que todavía no la hemos superado y es pronto para reírnos de ella. Parece que el cadáver está demasiado caliente como para hacer bromas con él.
Hoy os traigo un artículo del Daily Telegraph con más toque cultural (es una crítica teatral) que económico, acerca de los primero pinitos en meter la crisis en la cultura de aquél país. Se trata de un artículo con un trasfondo interesante, acerca de una obra de teatro que me importa más bien poco, pero con unas conclusiones dan que pensar, entre otras cosas porque acaba hablando de “The Wire”.
Es muy probable que hasta que transcurran varias décadas no se escriba la perspectiva «definitiva» sobre la crisis financiera. No fue hasta varias décadas después de los años 30 cuando aparecieron los relatos sobre la depresión de Galbraith y de Friedman, e incluso ahora, la depresión sigue siendo analizada y discutida por los expertos. Pero si el pasado sirve como precedente, deberíamos ver en los próximos años algunas obras de arte y de ficción duraderas e importantes sobre la crisis económica y financiera. Después de todo, Steinbeck publicó Las uvas de la ira (una novela ambientada en la crisis) en el año 1939.
Bernanke se ganó el apodo de “Helicóptero Ben” debido a un comentario suyo, en el que intentó disipar los miedos deflacionistas con una broma de esparcir el dinero desde un helicóptero. Dicha broma se ha hecho realidad y el presidente de la FED ha conseguido evitar la deflación creando dinero y esparciéndolo. Y es que él, gran experto en la Gran Depresión, entendía muy bien lo peligroso que podía llegar a ser. Veamos cómo lo arreglaron entonces y donde aprendió el sistema:
A los pocos días de ser nombrado la Administración Roosevelt el gobierno cambió las reglas, y sustituyó el dólar antiguo con un dólar nuevo cuyo valor no estaba basado en el oro (2 años atrás lo había hecho Japón con éxito). Un dólar muy parecido al que tenemos ahora (aunque no exactamente el mismo dado que el patrón oro no fue aún abolido del todo hasta Nixon y de hecho seguía vigente para los bancos centrales extranjeros). El gobierno acabó con la deflación en cuestión de una semana. En medio de la presión deflacionista mucho mayor de la observada ahora (30 meses seguidos de inflación negativa), el gobierno no solamente acabó con la deflación, sino que la sustituyó con inflación. De hecho, en mayo de 1933, dos meses después de que cambiaran las reglas monetarias, la inflación de un mes saltó a un 10% interanual, alcanzando el crecimiento del 40% (interanual) en junio de 1933.
Al hacer que la circulación de monedas de oro fuera ilegal dentro de Estados Unidos , dada la crisis global que llevaba a desconfiar de cualquier otra divisa, y la debilidad de los nuevos $, el dinero fue destinado al consumo y con ello a la inflación, ya que tras unos años de fuerte crisis los inventarios eran escasos y las empresas se habían acostumbrado a una menor producción.
En el fondo al abandonar el patrón oro es como si devaluaran el $, lo mismo que se está haciendo ahora creando liquidez artificial, a pesar de insistir oficialmente en la política del “dólar fuerte” para tranquilizar a los inversores extranjeros. Y esto ocurre sin que el ciudadano de a pie se entere ya que al $ se le sigue llamando $, esté respaldado por lingotes de oro o por billones de deuda pública. Es como si a medio barril de vino le añadiéramos agua y lo siguiéramos denominando vino…el que conoce el sabor del vino se daría cuenta pero como el $ -que se sepa- es algo que nadie se lleva a la boca, aceptamos la convención de valorarlo como dinero aunque no tenga una garantía real. Durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania llevó a cabo una operación destinada a dañar gravemente la economía británica insertando en el mercado una gran cantidad de billetes falsos. El proceso de falsificación e inserción de libras falsificadas fue un éxito, pero el Banco de Inglaterra, al detectarlo, permitió su circulación normal a pesar de conocer su procedencia y el plan alemán falló, por supuesto manteniéndolo como secreto de estado por decisión de Churchill. Y circularon billetes legales con falsificados sin ningún problema, ya que nadie lo sabía.
Por supuesto todo esto un engaño, un auténtico fraude y una injusticia para los que ahorran, de hecho 1 $ de 1933 ahora vale apenas 6 centavos. Pero desde la Gran Depresión las políticas económicas se basan en el consumo, no en el ahorro, considerando que la mejor forma de dinamizar la economía es provocando que el dinero valga cada vez menos. Por supuesto, como ha demostrado la Historia, la economía es imposible de controlar y la posibilidad de que estas medidas excepcionales de la FED se les vayan de las manos es alta. Especialistas como Daniel R. Amerman advierten del coste social de la futura inflación comentando que “la “solución” que ha sido elegida para esta crisis de crear dinero, sin que exista capacidad de pagar por todos estos dólares creados, esencialmente representa la aniquilación de la mayoría de los sueños de tener una jubilación digna para los representantes de la generación del baby boom, a pesar de que no se reconozca públicamente.”
Pero la reciente renovación de Bernanke demuestra que tiene más apoyos que detractores en su política, de hecho en un artículo en el New York Times hace meses Greg Mankiw, presidente del consejo de asesores económicos de Bush entre 2003 y 2005 relató con entusiasmo la idea que tuvo uno de sus alumnos para salir de la recesión: en el plazo de un año, la Reserva Federal escogería al azar un número del cero al nueve y todos los billetes cuyo número de serie terminara en dicha cifra dejarían de ser dinero. Dado que con este esquema el 10% de los billetes en circulación no valdrían nada, y que no sabríamos con antelación cuáles correrían tal suerte, durante el año previo al sorteo la gente y los bancos, en lugar de conservar su dinero, intentarían desprenderse de él como fuera. Pocas horas después de publicado su artículo, el Nobel de Economía Paul Krugman, daba su bendición al fondo de la propuesta.
Resumiendo, la economía –y parece engloba todas las tendencias dentro del actual sistema- busca que gastemos y apoya cualquier medida que evite la deflación, a eso se refieren cuando dicen que se ha evitado lo peor. El consumo privado aún está parado y sólo ciertos activos (como la bolsa) están “inflacionándose” y es que esto no es la panacea, recordemos que la Gran Depresión no finalizó hasta más de una década después del fin de la deflación.