Artículos de opinion
Para muchos, esto de vivir en crisis es una novedad pero lo cierto es que en los comienzos de la economía moderna (allá por finales del año 1800 y comienzo de 1900) teníamos un par crash de los grandes cada década, con lo cual parece que si bien los ciclos no han desaparecido, hemos logrado que cada vez más largos. Así que para consolarnos por el mal ajeno y el mal pasado, vamos a hacer un repaso a las grandes crisis de la historia en orden descendente de magnitud
El pánico de 1907
El cuarto “pánico” en 34 años, el Pánico de 1907, fue provocado por los sospechosos habituales: la superexpansión y la especulación. La bolsa se hundió en marzo, y un segundo hundimiento en octubre provocó una gran demanda de fondos en los bancos y en cada entidad fiduciaria de Nueva York, provocando en gran medida que el Banco Nacional de Norteamérica quebrara. La Secretaría del Tesoro de EEUU -con la excepcional ayuda de J. P. Morgan y algunos altos ejecutivos- aportó rápidamente dinero federal y una “redirección” financiera creativa. La confianza en el mercado se había restaurado en febrero de 1908, y en mayo, el Congreso aprobó la ley Aldrich-Vreeland, que creó la Comisión Monetaria Nacional. Esta recomendaría más tarde la Ley de la Reserva Federal en un esfuerzo para evitar posibles pánicos antes de que perjudicaran gravemente a la economía.
El Error de diciembre – 1994
También conocido como la Crisis del Peso Mexicano. El error de diciembre es el resultado de la urgente necesidad del Gobierno mexicano entrante de corregir los graves errores que había cometido la administración saliente.
El año previo al “Error” se caracterizó por una tormenta política que asustaría a cualquier inversor: un alzamiento rebelde en Chiapas, rumores de corrupción en la cúspide del gobierno y varios asesinatos políticos en sólo unos meses, entre otros conflictos. La administración del presidente entrante, Ernesto Zedillo, no encontró otra opción que devaluar el peso, una decisión que provocó que el dinero líquido huyera tan rápida y radicalmente del país que casi convierte en moroso al gobierno mismo.
Las consecuencias, tal y como cuentan en la wikipedia fueron bastante duras.
Los negocios mexicanos que tenían deudas en dólares, o que se confiaron en comprar suministros de Estados Unidos, sufrieron un golpe inmediato, con un despido masivo de empleados y varios suicidios producto de la tensión de las deudas. Negocios cuyos ejecutivos asistieron a las reuniones en las oficinas del entonces presidente Zedillo se ahorraron la pesadilla de la crisis – ya que fueron advertidos, compraron rápidamente una inmensa cantidad de dólares y renegociaron sus contratos en pesos. Para empeorar la situación, el anuncio de la devaluación se dio a mitad de semana en un miércoles, y durante el resto de la semana los inversores extranjeros huyeron del mercado mexicano sin que el gobierno hiciera ninguna acción para prevenirlo o desalentarlo hasta el siguiente lunes cuando ya todo fue muy tarde.
La crisis económica de Argentina – 1999
Los años ochenta fueron una época difícil para Argentina: la dictadura militar, la debacle de las Falklands (Malvinas), la depresión económica y la hiperinflación. Su deuda creció durante los noventa y, junto con la corrupción, el país se sumió en una recesión total en 1999, que parecía no poder responderse con políticas económicas. Como era de esperar, los inversores perdieron la confianza, y una drástica demanda de fondos en los bancos obligó al gobierno a congelar las cuentas bancarias durante un año entero, permitiendo sólo exiguas retiradas de fondos. Tras las manifestaciones llegaron los disturbios violentos y finalmente la caída del gobierno de Fernando de la Rúa. Los dos gobiernos siguientes no pudieron enderezar la economía y numerosas empresas públicas y privadas se declararon o estuvieron a punto de declararse en quiebra. El tercer gobierno, liderado por Néstor Kirchner, consiguió finalmente estabilizar la economía.
La hiperinflación alemana – 1918-24
En 1914, el tipo de cambio entre el dólar estadounidense y el marco alemán era de aproximadamente 1 a 4. En 1923, el tipo se había disparado de 1 dólar a 1 billón de marcos. Normalmente, la idea de tener tanto dinero que tienes que llevarlo en una carretilla suena bien, pero no cuando apenas sirve para comprarte una barra de pan.
Tras la 1ª Guerra Mundial, los “ganadores”, que culpaban a Alemania de haber iniciado la guerra, se propusieron castigar a Alemania y le exigieron una compensación económica por el coste de la guerra. Desgraciadamente, Alemania tenía pocas tierras, bienes o metales preciosos para respaldarlo, y su moneda perdió valor día a día. ¿Cuál fue la solución? Alemania arrancó las imprentas hasta producir un billón de marcos. Emitieron Rentenmarks, que reemplazó al Reichsmark en 1924. La hiperinflación llegó a su fin, pero no sin antes amargar a una generación entera de alemanes, y una de Austria especialmente cabreada y über racista.