Invertir es como tener una novia: te interesa saber todo de ella, en cada cita valoras si la tendencia de la relación va a mejor, al haber confianza una metedura de pata puede ser disculpable, el beneficio final es una incógnita pero mientras la cosa vaya bien, no hay ganas de romper. Eso es lo que nos gustaría que los bancos hicieran con su dinero y lo que pretende Obama imponerles, invertir en economía real. Sin embargo hacer trading es como tener una cita con una desconocida buscando sexo: saber cómo quiere llamar a sus hijos puede estropear la situación, el exceso de información no es bueno, básicamente se necesita saber si durante el encuentro se va a obtener el beneficio buscado y para ello sobra con saber si la hora, el sitio y la conversación son adecuados. Cualquier fallo puede estropear el objetivo, hay que estar muy atento y si se puede obtener éste en el menor tiempo posible, mejor. Una vez que se ha conseguido lo que se buscaba, no tiene sentido continuar y si se comprende que no se va a conseguir, lo mejor es retirarse y buscar otra cita distinta.
Como vemos, las diferencias son sustanciales, y los bancos lo saben, para invertir es necesaria una gran confianza en la economía, en el aumento del consumo, en la reducción del paro, en las cuentas públicas…sin ello, mientras no les obliguen, seguirán especulando en lugar de apoyar la iniciativa de empresas y ciudadanos.
Curiosamente, cuando somos nosotros los que nos jugamos el dinero en los mercados muchas veces mezclamos tomando lo más negativo de cada situación: compramos algo pensando en venderlo ganando X dinero sin tener en cuenta los factores de esa inversión en el corto plazo y apoyándonos en opiniones de medio y largo plazo, muchas veces en lugar de cortar las pérdidas al darnos cuenta que nos ha salido mal, insistimos en lo mismo arriesgando más dinero y convertimos lo que pensábamos que iba a ser un “mete-saca” en un auténtico noviazgo. Por supuesto, al revés también pasa: estudiamos un valor, la tendencia del mercado, el análisis técnico y fundamental, hasta la estacionalidad favorable pensando en hacer una inversión de largo plazo y si en poco tiempo obtenemos un gran beneficio, deshacemos la posición vendiendo demasiado pronto y convirtiendo a la posible relación de nuestra vida en una cita más. Tolstoi dijo “Es más fácil escribir diez volúmenes de principios filosóficos que poner en práctica uno solo de sus principios.”, por eso los bancos hace tiempo que están cediendo a máquinas y caros programas informáticos (los programas de alta frecuencia llegan a hacer mil operaciones por segundo y se calcula son el 50% de todo el volumen de la NYSE) la gestión del trading en los mercados, intentando minimizar el factor humano.
Resumiendo, tenemos una economía real altamente inestable y unos mercados financieros dominados por algoritmos que buscan un beneficio rápido: el divorcio es total y eso nos debe llevar a relativizar mucho ante tanta volatilidad bursátil y tantas “modas”: es bueno conocer de los CDS pero económicamente es más importante el precio del crudo y sin embargo hace semanas que parece no importar. Además, los CDS a veces se contradicen con las agencias de rating, como se puede apreciar aquí en este Rating de cada país de la UE: Italia está por debajo de nosotros en fiabilidad y sin embargo sus CDS suelen cotizar un 10% mejor que los nuestros, y hay docenas de ejemplos similares.
Y luego están los medios, como recuerda Paul Krugman “El desastre de Islandia ocupó titulares; la notable estabilidad de los bancos de Canadá, no tanto.”, es decir, buscan siempre las malas noticias porque ofrecen más expectación pero es que además, se quedan en los titulares y apenas analizan los datos, es en blogs de internet donde mejor información se puede obtener de, por ejemplo, las cifras reales de paro: en la prensa española o se cita la cifra INEM que publica el gobierno sin tener en cuenta todos los que estando apuntados buscando trabajo no salen en ella, ¿Acaso los que están apuntados a cursos no buscan ocupación? o citan la EPA, como si todo aquel que está en edad de ser población activa quisiera encontrar empleo, ¿Acaso las 500 mil prostitutas que se calcula hay en España son paradas? Y en los EUA ocurre lo mismo, con el dato de enero unos han incidido en que subieron los desempleados (ni contratando el gobierno americano a 9000 personas en diciembre para realizar el censo consiguieron una cifra positiva) y otros medios en que la tasa de paro bajó pero el mejor análisis lo encontré en David Rosenberg y que va más allá de un dato mensual: “En los EUA hay 129.5 millones de personas trabajando, exactamente las mismas que había en 1999. El número de personas en edad laboral aumentó en estos 11 años en 29 millones, todos peleando por el mismo número de puestos de trabajo, y eso a pesar de todo el endeudamiento del país y de los tipos de interés históricamente bajos”.
Esta semana en la bolsa hemos visto un ejemplo claro de que hay que relativizar sus movimientos: El viernes a falta de media hora para el cierre las bolsas americanas caían el 2%, un cierre en esos niveles presagiaba un lunes complicado desde primera hora para los mercados asiáticos y europeos que, por efecto bola de nieve, habría llevado a nuevos ataques al riesgo país de España, Grecia, Portugal… ya que siempre se ataca al eslabón más débil. Pero en esa última media hora, nadie sabe muy bien por qué, aparecieron compras agresivas que llevaron a un cierre en leve positivo a los índices de los EUA. Esa extraña reacción cambió la faz del lunes en Europa y de la apertura americana, ¿Era Grecia más fuerte como país gracias a un cierre alcista del Dow Jones? Evidentemente no, por eso insisto en diferenciar los movimientos especulativos de la economía. Eso sí, en la bolsa española lo que nos debería preocupar no son los CDS, ni los futuros, sino las desinversiones: Los cuatro valores con más peso en la Bolsa española -Santander, Telefónica, BBVA e Iberdrola representan más del 62% del Ibex y el 88,9% de su capital está en manos de inversores de fuera de España, según Thomson Reuters. Es decir, no hace falta pues ningún “ataque”, lo que nos debe dar miedo es si ellos retiran su dinero porque creen que estará más seguro y será más rentable en otro sitio –como nosotros haríamos con nuestro capital si creyéramos que otro banco es mejor que el nuestro-, debemos por tanto ser más creíbles como país de lo que hoy por hoy somos. Según AFI, al cierre del año pasado, el endeudamiento conjunto de las Administraciones públicas, las empresas, los hogares y el sector bancario suponía unos 3,9 billones de euros, casi cuatro veces el PIB (390% del PIB, duplicando de largo el vigente a comienzos de la década), necesitamos recortar esa deuda pero como eso será un proceso dilatado en el tiempo, gran parte de ella deberemos refinanciarla. En resumen, la inversión exterior es una necesidad.