Último La Semana en los Mercados del año con poco que decir de los mercados pero con ganas de relativizar un poco tanto afán mediático por las malas noticias. No sólo acabamos un buen año –con sus excepciones, nunca llueve a gusto de todos- en los mercados y en la economía donde hemos visto máximos históricos mundiales de PIB y de población con mínimos históricos de tasa de paro, es que no hay nada que indique que el próximo año no vaya a continuar el crecimiento y la creación de empleo, aunque sea a un ritmo inferior. Por supuesto, mucha gente puede leer esto y seguir convencida de que el cambio climático arrasará el planeta en 2020 pero el pesimismo distorsiona nuestra visión presente del mundo y puede llevar a tomar malas decisiones o incluso a no tomarlas buenas.
Yo siempre me he considerado un ecologista entendiendo por ello alguien al que le preocupa el medio ambiente, y siempre he pensado que una sociedad tan consumista como la nuestra puede ser un peligro para unos recursos que sabemos son limitados. Sin embargo, los avances tecnológicos se han desarrollado a la suficiente velocidad como para, unidos a una mayor conciencia global en medidas como por ejemplo el reciclaje, frenar el deterioro en muchos lugares de Occidente. No es suficiente, el desarrollo económico brutal de muchos países -que tan buenos resultados ha dado en reducción del hambre y la pobreza global- ha disparado la contaminación y la diana se ha colocado en los combustibles fósiles: reducir su uso a toda costa es el último mantra porque creen que es el mayor responsable del cambio climático. Aunque luego están los hipócritas que ahora dicen eso pero para captar votos defienden que no se cierren las minas de carbón (el combustible fósil que más CO2 emite) españolas por muy deficitarias económicamente que sean.
Y es que ir contra lo que hoy más contamina tiene un coste social importante en el corto plazo. Como bien recuerda el ecologista danés Bjørn Lomborg la gente rica y bien educada de las economías avanzadas a menudo pasa por alto el coste de esto. Desde la comodidad de la reunión anual de 2017 del Foro Económico Mundial en Davos, el ex Vicepresidente estadounidense Al Gore ridiculizó los planes de construir plantas alimentadas por carbón en Bangladesh. Pero Sheikh Hasina, Primer Ministro de ese país, le replicó: “Si no puedes desarrollar las condiciones económicas de tu pueblo, entonces ¿cómo lo salvarás? Tenemos que garantizar la seguridad alimentaria y dar oportunidades laborales a la gente.” Es decir, el mundo rico pretende que el pobre deje de contaminar mientras el mundo pobre tiene como prioridad dejar de serlo antes de pensar en otros temas.
Debemos intentar solucionar el cambio climático, pero sin que la cura sea más dolorosa que la enfermedad. Una respuesta adecuada sería invertir mucho más en investigación y desarrollo de fuentes de energía sin uso de carbono, más baratas y que puedan ir reemplazando a los combustibles fósiles. Con ello se asegurará una transición paulatina que no ralentice las economías ni afecte negativamente a los más desposeídos del mundo. Hasta ahora la Humanidad ha vivido mejor gracias al crecimiento y la tecnología, incluso siendo como somos más numerosos que nunca. Confiemos en la ciencia y en una mayor conciencia ecológica pero entendamos que nuestras prioridades no tienen por qué ser ni las de la mayoría del mundo ni las correctas ya que siempre está la posibilidad de que el cambio climático no sea tan grave o que suceda hagamos los sacrificios que hagamos… sobre todo si los que los hacemos somos los 47 millones de españoles y no los 2,600 millones de chinos e indios.
En cuanto al mercado estos días, sigue la inercia alcista. Otros años yo recomendaba mantener las posiciones alcistas tomadas en septiembre hasta antes del verano y por estadística es lo más aconsejable pero lo cierto es que yo ya he deshecho todo sin esperar a 2020 porque creo que tanta subida tan acelerada (en las últimas semanas de media el S&P500 ha marcado un récord histórico nuevo cada dos días de negociación) debería provocar algún susto bajista en enero propicio para retomar posiciones alcistas desde niveles más bajos. Seguramente me pierda el último tirón de las primeras sesiones del año pero la tranquilidad tiene ese coste. Y como imagen, este gráfico que merece muchos comentarios pero sólo voy a apuntar a uno: en la época de la burbuja la recaudación se disparó y en la de la recesión se hundió incluso a más velocidad de lo que subía y bajaba el PIB, por eso más que subir o bajar impuestos la clave está en saber gestionar los momentos de mayor actividad económica, que es cuando más se va a recaudar, para compensar los de menor, que se supone llegarán antes o después.
Links.-
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