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por Carlos Lopez

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# 18Rescate
13 de noviembre de 2013, a las 8:55

Spain y el rescate: Hacía 2004, cuando volví a Spain después de vivir unos cuantos años en el extranjero, me encontré en medio de una gran fiesta. Casi todos tenían un optimismo exagerado y eran emprendedores. Resulta que en Spain se acababan de dar cuenta de que éramos ricos y listos. Montones de personas basaban sus planes de futuro en crecer y acumular. El negocio perfecto eran los pisos y lonjas, el sector inmobiliario. Si compras hoy, el año que viene costará más, así que la mejor manera de crecer e invertir es comprar algo y venderlo después sacándole un beneficio con el cual comprar otra cosa mayor. Menudo viaje nos pegamos, íbamos del 0 al infinito a gran velocidad.
Quizá leerlo así suene ridículo y poco creíble, pero yo estuve allí, escuchando los cantos de sirena y soportando las presiones que venían de todos lados: la masa devoradora, la marea, la moda, conocidos, familia, medios de comunicación, ansias y deseos propios de ser propietario de algo etc
y ahí estábamos todos, en medio de la gran fiesta! copas, luces, música y baile!! que no pare! todo el mundo ocupadísimo, todos los negocios boyantes! inmobiliarias, tiendas de electrodomésticos, tiendas de muebles, transportistas, albañiles, electricistas, tasadores, peritos, todos hasta los topes de trabajo. No había forma de encontrar un fontanero, y cuando venía, el precio que decía era el que se pagaba sin rechistar. Spain era el país del cuento de la lechera y los ambiciosos planes de semejante kamikaze. Alguien tendría que haber rescatado los cántaros de tantas lecheras atolondradas y locuelas antes de que estos se desparramasen y acabase el país entero bien jodido y empañado de muy mala leche.

Porque sucedió: de repente nos cortaron las luces, pararon la música y nos quitaron los licores. “Se acabó la fiesta!”, nos dijeron nuestros hermanos de la Unión Europea. Pero los españoles tienen carácter y arrogancia así que en un principio no se dejaron influenciar. ¿Qué decís? Somos sólidos y capaces, no nos dejaremos fastidiar.
Los aparatos ya no reproducían música pero los ciudadanos sabían dar palmas, así que siguieron un poco más la fiesta sin dejarse amilanar. ¿O acaso no dicen todos los europeos que los españoles son gente muy abierta, simpática y divertida y su país es muy cálido y con muy bien ambiente? Todo el mundo quiere venir a España, mucha gente quiere comprar en España, esto no puede cambiar tan radicalmente.
Pero nuestros hermanos europeos siguen serios. Nos dicen que somos PIGS: unos vagos, improductivos e irresponsables del sur! Y que no somos ricos, sino pobres y tontos! aaayyy, estamos muy dolidos, como nos puede hablar así un hermano? Pero ese hermano ya no se corta, ni nos adula: “Os hemos prestado mucho dinero durante muchos años y ahora empezamos a sospechar que igual no podéis devolverlo así que os vamos a atar en corto y no queremos más fiestas.”

Al principio la soberbia, la arrogancia, el orgullo y la altivez contrarrestan los duros golpes de los hermanos europeos, pero entonces nuestros propios gobernantes empiezan a regañarnos. “Habéis vivido por encima de vuestras posibilidades, vamos a tener que hacer un esfuerzo entre todos”. “Tonterías, sinvergüenzas, corruptos” Es la respuesta inicial de los ciudadanos, “No nos dejaremos quitar los derechos adquiridos con tanto esfuerzo desde la época de Franco”. Y salimos a los mercados a pedir dinero. “Necesitamos conseguir tantos € en la subasta de hoy para cubrir las necesidades de tesorería del país para el primer trimestre” dicen, pero la prima de riesgo está por los aires y ya nadie se fía de España, así que si quieren dinero se les aplicará un interés muy alto para protegerse ante el riesgo de impago que sospechamos existe. Somos muy arrogantes y soberbios, pero necesitamos dinero como todo hijo de vecino, así que tragamos mientras lentamente nos vamos acojonando y la deuda del país va aumentando vertiginosamente.

Poco a poco los resacosos de la gran fiesta empiezan a fijarse en cosas: construcciones y carreteras a medio construir en todas las comunidades españolas, edificios inacabados y materiales a la intemperie deteriorándose, enormes aeropuertos, trayectos ferroviarios y carreteras construidos carentes de utilidad. ¿Quién pensó y por qué que todo esto era tan necesario? Y mucha gente perdiendo su trabajo. La gente ya no compra electrodomésticos, ni muebles. Los fontaneros pegan carteles en los postes y árboles de la calle ofreciéndose para pequeños trabajos (sueldo negociable!). Un ejemplo a pequeña escala. Al lado de cualquier construcción abandonada, una grúa. Conocí a alguien que trabajaba con grúas y me explicó que aparte del enorme coste que tiene una grúa, su traslado es carísimo también, su mantenimiento también y sustituir una pequeña pieza de una también tiene un alto coste. Y los españoles salimos a pasear y nos vamos encontrando grúas por el camino. ¿Esta grúa estará ya pagada o es parte de la deuda del país? Encima ya no hace su función, tanto tiempo en la calle seguro que está estropeada y si no la mueven probablemente sea porque no hay presupuesto. ¿Estará al menos pagada o formará parte de la enorme deuda externa del país? Mejor no pensar! Pero no se puede evitar porque ahora no nos dejan olvidar, ya que no paran de recordar: los mercados no se fían de España y no le quieren prestar, esto puede suponer una quiebra técnica y suspensión de pagos, todo esto sería fatal. El presidente negocia con la UE un rescate de país que supondría medidas muy duras como reducción de salarios y subida de todos los impuestos…. ay ay ay, los de la fiesta ya están con los pantalones cagaos. Y los gobernantes siguen “hay que recortar presupuestos, y para hacer el menor daño posible al ciudadano, vamos a recortar en educación y sanidad”, “ay ay” se lamentan los cabizbajos españoles “y os tenemos que subir el precio de la luz, el transporte público y hasta el cagar”. Y los antiguamente reyes del mambo y la fiesta escuchan ahora todo sin rechistar ni dar palmas.

Qué lástima que nadie rescatase su sentido común cuando todavía había esperanza. Pero es que es difícil prestar atención a nada más cuando la música está bien alta y las luces te ciegan en una gran fiesta. Es mucho más fácil dejarse llevar -> burn, baby, burn -> Disco Inferno http://replayyoutube.com/?v=A_sY2rjxq6M

El calificativo que más emplean los expatriados españoles cuando visitan a sus familiares y amigos en Spain es “abatidos”.

Y por culpa de todos estos imbéciles: fiesteros, políticos, y cagaos, vivo yo pelada de frio y desalmada en Luxemburgo! ¿Qué hacer? Allí está el alma, pero falta el dinero y se está introduciendo la esclavitud……y el dinero está aquí pero falta la fiesta, falta la vida, falta la chispa. ¿Quién me rescata a mi?

1 comenta

IMOLA 13 noviembre 2013 - 11:55 PM

Y qué le vamos a hacer. Yo viví esa fiebre, porque era como una fiebre. Vivía yo en mi pisito, pagándolo sudorosamente, empezando a formar una familia para la que el pisito se quedaba pequeño. Y veía los precios subir y subir, en porcentajes anuales de dos cifras, España en construcción, los bancos regalando el dinero. Hipotecas del 100% o más, total, un año y ya he cubierto el principal y los gastos de ejecución, sin problema, ¿cuánto quieres? era la respuesta a ¿qué tengo que hacer para conseguir una hipoteca. Y yo miraba mi bolsillo y mis posibilidades y pensaba: no puedo, no es posible, pero qué cara está la vivienda. Pero la marea empujaba y empujaba, los sueldos subían y la familia crecía. Un día dije que quería vender la casa y, ¿sabes qué? ¡Se peleaban por comprármela! ¡Si casi la pude subastar! No se la vendí al que me ofrecía más porque había dado mi palabra. Pero me ofrecían 4 veces el precio que yo había pagado por ella, y eso me permitía, con poco más, acceder a una vivienda mayor. Y los precios seguían subiendo por encima del 10% anual.
 
Lo demás ya lo has descrito. Afortunadamente yo había hecho los números y la marea no me pilló con los calzoncillos bajados, pero eso es justo lo que pasó. La resaca dejó a muchísimos en bolas.
 
Ahora se ve todo eso, pero te puedo asegurar que el empuje era brutal. Albañiles en Mercedes, mientras yo, con mi carrera universitaria, mi master y mis años metiendo horas de más en una oficina gris me tenían haciéndome más preguntas de las que podía responder. Los que venían de fuera no vivieron esa euforia, no entendían lo que pasaba, pero es lo que era. La he visto descrita igualmente en los libros de historia, los que hablan de los años que precedieron al crack del 29, y estoy seguro de que la volveremos a leer en los libros que describan el próximo crack en ¿2050? Porque somos humanos, eso es lo que somos, ni más, ni menos.

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