Sin querer ser juez ni jurado, las noticias aparecidas sobre la presunta agresión sexual a una camarera de pisos por parte de Dominique Strauss-Kahn, actual presidente del FMI, nos hacen dirigir nuestras miradas a la institución en cuestión.
Si los hechos narrados en los medios de comunicación son ciertos, es lamentable constatar la calidad humana de algunos de los líderes del capitalismo mundial. Vivimos una crisis de valores mundial, además de económica.
Evidentemente no podemos juzgar al FMI sólo por un presunto delito de su cabeza visible; esperemos se resuelva este tema de la forma más transparente posible para evitar un desgaste innecesario del organismo internacional.