Tal y como cuenta la Wikipedia,
El Turco fue una famosa farsa que simulaba ser un autómata que jugaba al ajedrez. Fue construido y revelado por Wolfgang von Kempelen en 1769. Tenía la forma de una cabina de madera de un metro veinte de largo por 60 cm de profundidad y 90 de alto, con un maniquí vestido con túnica y turbante sentado sobre él. La cabina tenía puertas que una vez abierta mostraban mecanismo de relojería y cuando se hallaban activados era capaz de jugar una partida de ajedrez contra un jugador humano a un alto nivel. Sin embargo, la cabina era una ilusión óptica bien planteada que permitía a un maestro del ajedrez esconderse en su interior y operar el maniquí. Consecuentemente, El Turco ganaba la mayoría de las partidas.
A lo cual, este humilde blog cuenta que:
El Turco de este siglo se encuentra en Wall Street pero utilizando una estrategia inversa a la de Wolfgang von Kempelen. Aparentemente se trata de varios tipos encorbatados, que compran y y venden acciones como locos, supuestamente en función de lo que les diga el análisis técnico o fundamental. Sin embargo, esta gente es una ilusión óptica bien planteada que permite a los superordenadores de los grandes bancos de inversión esconderse detrás mientras operan cientos de veces por segundo. Consecuentemente, el Turco se lleva la mayoría de los beneficios.
Así que lanzo una pregunta para los fieles lectores del blog. ¿Adivináis quien está detrás de “El Turco”?.
Efectivamente, Goldman Sachs (la gran máquina de crear burbujas). Pero como reconozco que esto puede ser un poco aburrido, vamos a meterle un punto de intriga…
La semana pasada los programas de trading automáticos (los “Turcos”) movieron el 48.6% del total negociado en Wall Street, siendo Goldman Sachs el banco que más volumen negoció pero repentinamente pasó de ser número 1 a desaparecer completamente de la lista y coincidiendo con este extraño suceso, Reuters publicó la siguiente noticia:
Mientras la mayoría de los americanos estaban celebrando el 4 de Julio, un inmigrante Ruso residente en New Jersey fue arrestado acusado de robar el código de un programa secreto de trading (compra-venta bursátil) perteneciente a una institución financiera de New York.
El acusado en cuestión, estuvo trabajando hasta hace dos meses en Goldman Sachs cobrando sólamente 400.000$ anuales.
El fiscal del caso comentó que el código permite hacer a la firma “operaciones sofisticadas, a alta velocidad y de gran volumen en diversos mercados de renta variable y materias primas”. Los contratos generan “muchos millones de dólares” cada año.
Lo que no cabe duda es que todo esto es un escándalo especialmente delicado para el principal afectado ya que podría afectar a sus cuentas de resultados, así que ayer mismo, salió un comunicado de la bolsa de Nueva York para acabar con las especulaciones sobre la noticia.
Debido a un error de nuestra parte, el informe que muestra las actividades de los inversores tiene que ser revisado y publicaremos esta semana los nuevos datos.
Lo malo de esto es que son dos coincidencias bastante sospechosas, la del error en los informes y la del ruso detenido, de todas maneras antes de sacar conclusiones e independientemente de que el código haya sido robado o no, me parece que preocupante la posibilidad de que esto pueda ocurrir. Se dice muchas veces que la bolsa adelanta los acontecimientos económicos y no está del todo claro si realmente los adelanta o incluso fuerza a que ocurran. La crisis que estamos viviendo ahora vino precedida de una burbuja y caída bursátil. Francamente ya no podemos saber si hay una relación causa-efecto o una efecto-causa. Sin ir más lejos, me viene a la mente el crash bursátil provocado por el colsapso de un fondo de inversión “Long Term Capital Management” que en su día llegó a manejar cerca del 5% de la renta fija del mundo y que en septiembre de 1998, pese a gestionar 1.000 millones de dólares contaba con una deuda de 100.000 millones de dólares (la FED tuvo que intervenir). Por no hablar del crash provocado por Jerome Kerviel el año pasado cuando ejecutó una orden errónea.
Por tanto, vemos que o bien con mucha pasta o con un programa sofisticadísimo seríamos capaces de mover los mercados. ¿Que ocurriría si un programa de este tipo cayese en malas manos y buenos recursos? ¿Podríamos esperar un ataque “económico-terrorista” de manos de aquellos que tienen mucho dinero (o petróleo)?