El pasado 16 de Junio Amazon compró la cadena de supermercados Whole Foods (460 tiendas en EEUU) que viene a ser donde los “hipsters” y demás gente moderna hace la compra en los EEUU, con una imagen muy pulida y venta de muchos productos orgánicos y ecológicos. Uno de esos sitios en los que da gusto comprar y da gusto que te vean comprar.
El primer efecto de esta compra ha sido una drástica caída de precios en muchos de sus productos.
En Bloomberg han publicado parte de esa lista de productos rebajados entre los que vemos:
- Manzana Fuji orgánica: 43% de descuento (de 3,49 a 1,99 dólares).
- Manzana Gala orgánica: 33% de descuento (de 2,99 a 1,99 dólares).
- Aguacate orgánico: 29% de descuento (de 2,79 a 1,99 dólares).
- Plátano orgánico: la libra (0,45 kilogramos) pasa de 0,79 a 0,49 dólares, es decir, un 38% de descuento.
- Descuentos en pollo asado orgánico: 29% de descuento (de 13,99 a 9,99 dólares).
Dejando de lado la polémica de si Amazon daña o no al pequeño comercio y va camino de convertirse en un monopolio del comercio online lo justo es reconocer que donde mete la mano, el precio tiende a bajar.
Y además venden mucho, Amazon generó sólo en España más de 3.326 millones de euros en el ejercicio pasado, el triple de lo conseguido por AliExpress y unas seis veces lo vendido por El Corte Inglés.
Y esto es un dolor de cabeza para los bancos centrales, especialmente para el más importante de todos la FED estadounidense.
Allí tienen una meta de inflación del 2% y dado que el desempleo está en mínimos, al haber más actividad económica los precios deberían subir. Así lo dice la teoría. Pero no ocurre así.
El presidente de la Fed de Chicago, Charles Evans, comentó recientemente que “la gente está utilizando nuevas tecnologías, la competencia está emergiendo en lugares inesperados -no necesariamente su competidor más cercano sino alguien más- y eso podría conducir a márgenes reducidos y presiones a la baja de los precios durante algún período.”
Podríamos ver una guerra de precio en los supermercados de EEUU y con ello una bajada en la inflación americana, lo cuál obligaría a la FED a mantener los tipos en cero, por muchas ganas que tengan de subirlos.