Los medios de comunicación están que arden con la noticia del aplazamiento hasta el 3 de julio del quinto tramo de 12.000 millones de euros del primer rescate a Grecia. El FMI y los ministros de finanzas de la zona euros no se ponen de acuerdo para desbloquear el tramo de ayuda, procedente de los 110.000 millones comprometidos en un primer momento.
El avance de las reformas exigidas a Grecia y la necesidad de tener aprobado un segundo plan de rescate son dos razones esgrimidas para retrasar la inyección de dinero.
Este segundo plan contaría con un presupuesto de unos 120.000 millones adicionales, repartidos de la siguiente forma:
- 60.000 millones de las arcas de los países de la zona euros. Gran Bretaña, pese a que sus bancos saldrían beneficiados, no quiere poner dinero.
- 30.000 millones de privatizaciones de activos griegos (aeropuerto de Atenas, autopistas, activos inmobiliarios, etc).
- 30.000 millones de retrasos pactados en la devolución de la deuda, que se supone aceptarán “voluntariamente” los acreedores privados.
Del primer rescate de Grecia en mayo de 2010, España aportó 9.742 millones de euros (el equivalente a casi dos Planes E, para que nos hagamos una idea).
Confieso que me pierdo con estas cifras. Mucho dinero utilizado para que países de la zona euros paguen a acreedores, privados en su mayoría.