Si aún no habéis lanzado algo al mercado en forma de negocio, producto o servicio, igual esta frase os viene grande. O no.
Pongamos un ejemplo tonto en el que seguro que todos nos sentimos de una manera u otra identificados: Marca conocida de helados (no digo nombre) saca un verano 2 productos nuevos y al verano siguiente ha quitado uno o incluso los 2 y saca otro o ninguno.
“¡Pero cómo es posible! Me ha quitado el de chocolate y ha dejado el de caramelo ¡Si era el que más me gustaba! ¡No lo entiendo! ¡Y en cambio deja ese que no vale nada!”
¿Otro ejemplo? Restaurante cadena (no digo nombres) que de vez en cuando renueva la carta, que me parece fantástico (ya comenté lo de renovarse o morir hace tiempo) y resulta que quita la mayoría de los platos que a ti te gustaban.