Nadie consigue explicar bien qué ha ocurrido para que se produzca el ‘tarifazo’. Lo que sí se puede decir es que al gobierno le ha pillado desprevenido (pobres, ellos que ya se veían con unas Navidades tranquilas…) y que a las grandes eléctricas se han molestado mucho con las declaraciones del ministro Soria donde expresaba los altos indicios de amaño de la última subasta. La respuesta ha sido contundente: si tiene pruebas que las remita a la fiscalía, que para eso es un delito penal el amaño de precios y si no, que dimita (les ha faltado decir “y que se olvide de trabajar con nosotros cuando deje su cargo”).
El por qué de la subida de la luz hay que buscarlo en la propia elaboración de la tarifa energética, que se compone de una parte regulada por el Gobierno (56%) y la subasta eléctrica (44%), la parte supuestamente liberada. El Gobierno estimaba una subida de tarifa del 2%, pero en la subasta la subida ha alcanzado un 26%, quedando como media una subida de la luz que se estima en torno al 11-13%.
Existen dos razones para pensar que algo raro ha ocurrido. Por un lado el clima de tensión, cada vez más palpable entre UNESA y el Gobierno basta ver el último anuncio de Iberdrola en el periódico donde indica que de 51 euros de consumo medio por familia, sólo 19 son verdaderamente consumo, siendo el resto impuestos y ayudas diversas a según qué segmentos.
Por otro está el mismo funcionamiento de la subasta, en la que concurren por un lado los comercializadores, los que nos venden a los usuarios el servicio y al otro los generadores de energía que por una de esas extrañas circunstancias forman parte del mismo conglomerado empresarial que los comercializadores: ellos generan la energía y se la venden a sí mismos para luego comercializarla. Si a esto le añadimos que a esa subasta acuden los intermediarios financieros y que el negocio de éstos es la especulación tenemos el plato servido. Lo único extraño es que sea a estas horas cuando a alguien en el Ministerio se le haya encendido la lucecita de que algo no cuadra.
¿Qué ha podido pasar para que Competencia haya invalidado la subasta por indicios de amaño? En la subasta del próximo trimestre se han observado varios detalles que podrían ser sospechosos. El informe en el que la CNMC anunció que no valida la subasta encuentra “circunstancias atípicas” relacionadas con aspectos como “los precios, el volumen subastado y el número de rondas celebradas”. Es decir, no había tantos agentes como en otras ocasiones, la oferta fue escasa y las rondas celebradas en la subasta hasta alcanzar el precio de equilibrio fueron pocas (lo que puede indicar un pacto). En cuanto a la escasez de oferta, la parada de tres centrales nucleares, la bajada de producción hidráulica (a pesar de que los embalses están a una gran capacidad), la poca energía eólica generada últimamente por la falta de viento y el encarecimiento del precio del gas (que resulta que se ha estado vendiendo al extranjero) ha hecho disminuir la oferta, lo que da el aumento de precio. De las dos primeras circunstancias ya venían avisando diversas organizaciones de consumidores.
En este sentido, es evidente que la tentación de manipulación del precio está servida: si parando centrales, o reteniendo agua, por no hablar de un simple pacto de precios, disminuyo la oferta, el precio aumentará.
¿Y ahora qué? Los pesos pesados del gobierno se han unido para garantizar que este precio de la subasta queda anulado y que no se va a aplicar, por lo que no se va a producir esa descomunal subida. Pero ahora les toca correr: no existe un mecanismo alternativo de fijación de precios si la subasta se anula, por tanto hay que idearlo y lo peor es que será con prisas, a plena luz de la opinión pública y con las grandes eléctricas enfadadas. Todo antes de fin de año. Por cierto, ya que están con ese trabajo, sería aconsejable que revisasen de paso los costes regulados, que son el 56% de la tarifa y que tampoco satisfacen a nadie.
Con lo bien que pensaban que se lo habían montado las eléctricas, que pensaban, en lo que a opinión pública se refiere, lavar su imagen anunciando unos jugosos dividendos a sus accionistas.