Interesante estrategia la de Nintendo consistente en acercar el mundo de los videojuegos a un público que jamás habría pensado meterse en él. Éxitos como los de “Brain Training” y “Más Brain Training” ha permitido que usuarios de más de 40 años entren por fín en la industria del entretenimiento del siglo XXI.
Se me ocurren 3 juegos más que podrían venderse estos días como rosquillas, serían “Stress Training”, “Más Stress Training” y “Todavía más Stress Training” porque tal y como están los mercados, lo mejor es andarse con mucho cuidado y dejarse llevar siempre por la razón, si es que en algún momento la hay.
Ayer escribían en Expansión un interesante artículo titulado “‘Brain Training’ en las bolsas” que nos hablaba de la Neuroeconomía, la aplicación a la economía sobre cómo funciona el cerebro humano. Ya véis, esto de la economía no son sólo números. Y nos dá un consejo.
¿Cual es la regla de oro para sobrevivir en los mercados bursátiles? “Hay que saber manejar bien las emociones si quieres ser un buen jugador de bolsa”.
Por eso, el perfil del inversor seguro es: una persona que tenga tiempo para analizar la evolución de los valores, que disponga de información, que maneje sus emociones y que compre cuando todo el mundo esté asustado. “Como en el pócker, en la bolsa hay que ser frío y calculador”.
Así que si no teneis tiempo, ni información ni sabeis manejar vuestras emociones, mejor no meterse en bolsa.
Hoy las emociones son de euforia, y parece que puede que con razón. Para entender el por qué, necesitamos aprender una nueva palabra, que parece simpática como un Gremlin pero tiene el mismo peligro que un Gremlin a media noche, los monolines y nos lo contaban ayer en cotizalia en su artículo titulado Las hipotecas ‘subprime’ tienen sucesor: el peligro viene ahora de las aseguradoras ‘monolines’.
Aunque el capital de estas compañías es pequeño respecto del conjunto del sector, su importancia estratégica se deriva de que han asegurado operaciones por valor de miles de millones de dólares sin contar con el capital suficiente para hacer frente a posibles impagos por parte de sus clientes, principalmente los emisores de bonos corporativos. Pese a ello, han obtenido la célebre triple A por parte de las agencias de calificación, lo que les ha permitido ensanchar su negocio. Al menos hasta el pasado viernes, en que su actividad empezó a ser mirada con lupa por Wall Street.
Digamos, que gran parte de la confianza en nuestro sistema financiero reposaba sobre unos cimientos no demasiado fuertes.
Afortunadamente, hoy nos levantamos con este titular: Se cumple el guión: el rescate de los ‘monolines’ dispara las bolsas mundiales. No hay nada como identificar el problema para encontrar la solución, aunque sea momentánea.
En cuanto a Europa, ayer conocimos la palabras de Trichet y su fijación por la inflación. Hay que reconocer que tiene lo que hay que tener, no sabemos si lo estará haciendo bien o mal pero al menos se está mostrando independiente de los mercados, al contrario que en el otro lado del charco. Como se dice en estos casos, el tiempo le dará o le quitará la razón.
Para acabar, interesante ver el pedazo de gol que le han metido a Societe Generale que descubrió el pasado fin de semana que un operador de Bolsa en Paris había emprendido posiciones de forma secreta que le costarán al banco 4.900 millones de euros. Eso sí es un golpe y no el del Dioni.