Cuando a la multiplicación de las quejas ciudadanas acerca de la saturación de nuestras ciudades, sobre todo costeras, se le une la opinión del mayor grupo turístico del mundo, la cosa debería empezar a percibirse como preocupante.
TUI Group, uno de los pricipales touroperadores del mundo, considera que España está “bastante llena de turistas”. Esto conlleva saturación y precio altos en nuestros pricipales zonas de atracción turística, por lo que dicha empresa sugiere a los turistas europeos que nos visitan que podrían viajar a otros destinos más asequibles económicamente y menos saturados. Esta afirmación ha sido realizada por el consejero delegado de la la empresa alemana, Fritz Joussen, tras presentar las cuentas del tercer trimestre del ejercicio fiscal de la compañía.
Entre los destinos que se perfilan como recomendables, según la compañía, que no hay que olvidar que también busca su propio provecho, se encuentran Bulgaria, Croacia o Cabo Verde.
Esto es así desde que destinos como España se están viendo saturados ante la bajada de afluencia de turistas en paises como Turquía o Egipto debido a sus propios problemas internos. En consecuencia, España lleva varios años batiendo records de afluencia de turistas y, debido a esto también, se empiezan a notar síntomas de hartazgo entre la población, sobre todo en lo referente a las subidas de precios, la saturación en los servicios en según qué zonas o las molestias que, según qué tipo de turistas, ocasionan.
Lo cierto es que los datos económicos asociados al turismo no dejan de arrojar cifras de récord. Sin ir más lejos, los datos de ocupación hablan de 2.886.581 trabajadores (a cierre del segundo trimestre), lo que muestra un aumento del 1,8% respecto al año pasado, que ya fue espectacular. Esto significa que los ocupados en el sector turístico supusieron el 13,4% del empleo total en la economía española. Esto es algo lógico, si se quiere dar servicio a los más de casi 36 millones y medio de turistas que visitaron nuestro país hasta el mes de junio y aún más cuando las previsiones son llegar a los 80 millones este año, con lo que estaríamos por desbancar a la autoridad mundial en visitas turísticas, que es Francia.
Las cifras económicas no desmerecen los datos anteriores el turismo genera el 11% del PIB español y que es uno de los grandes creadores de empleo directo e indirecto y un factor clave de nuestra balanza comercial. Sólo en el primer semestre del año ha generado ingresos superiores a los 37.000 millones de euros.
Y, aun así, lejos de que esa riqueza genere bienestar, el espíritu de los años 60 y 70 con respecto al turismo se ha desvanecido y el descontento y el rechazo al turista va aumentando paulatinamente. ¿El por qué? Posiblemente todo venga derivado de dos factores principales, aderezado con una serie de elemento circunstanciales:
- En primer lugar, la democratización del turismo, gracias precisamente a compañías como TUI, que hace que la oferta sea accesible para casi cualquier persona. Esto permite, tanto la saturación de los mercados de sol y playa, con la afluencia de turistas de bajos recursos económicos, como que el hecho de que la inmensa mayoría de estos turistas tienen como motivación hacer sus vacaciones inolvidables a costa de excesos sobre su salud y la paciencia de sus anfitriones.
- En segundo lugar, quizás derivado también de los ajustes que los grandes turoperadores ejercen sobre los precios, o de las posibilidades que, en cuanto a contratación y salarios, se ofrecen a las empresas relacionadas con el sector hostelero, lo cierto es que las condiciones de trabajo, en muchos casos rozando la explotación laboral, motivan el descontento de los afectados. Y aún éste es liviano por el hecho que muchos agradecen simplemente el hecho de poder trabajar, después de tanta crisis, a pesar de la dureza de las condiciones.
Como circunstancias agravantes de la situación se pueden citar una mayor concienciación de la sociedad acerca de los excesos sobre el medio ambiente, sobre los excesos constructivos o sobre la contaminación en todos los sentidos.
El caso es que las protestas, por suerte no demasiado virulentas, se extienden en todos los ámbitos. Los conflictos de los taxistas se extienden por todas las ciudades turísticas, en respuesta a la expansión de las empresas de alquiler de coches con conductor, protestas, por otra parte, en pleno proceso de radicalización.
Las protestas por exceso de trabajo de los empleados de los controles de seguridad del aeropuerto en el Prat han propiciado incluso la intervención de la Guardia Civil, que ha tenido que intervenir para descongestionar las kilométricas colas y reasumir, como no hace tanto tiempo, el control de seguridad de los pasajeros.
Evidentemente, esto se une a las protestas, digamos tradicionales, que como las fiestas aparecen cada verano, como pueden ser las huelgas de trenes, aun suaves, pero con opciones de radicalizarse.
En cuanto a las previsiones de TUI respecto a los próximos años, nada que no se sospeche: que vivimos un momento dulce más por debilidad de nuestros competidores, como son Turquía o Túnez, que por nuestros méritos como destino turístico. Y que la incertidumbre por el mercado británico tras el “Brexit” está desapareciendo: cada vez es más evidente que la devaluación de la libra esterlina afectará al coste de las vacaciones de los británicos que, optarán en años sucesivos, por destinos más económicos.