La que a mi juicio es una de las medidas más inteligentes tomada por el gobierno de Rajoy fue la creación del FLA (Fondo de Liquidez Autonómica) que surgió en julio de 2012 de la necesidad. Por entonces la prima de riesgo volaba y se hablaba de pedir el rescate a la UE (que finalmente ocurrió aunque fue parcial) y las autonomías o bien no encontraban forma de conseguir colocar su deuda en los mercados financieros o para hacerlo debían pagar tipos exorbitantes. Entonces el estado central se comprometió, a cambio de un pequeño diferencial, a suministrarles la liquidez que necesitaban a aquellas que lo pidieran. Además de abaratar costes, el FLA ha generado una dependencia financiera de algunas autonomías hacia el estado central
Y a su vez el estado ha aprovechado para condicionar los créditos y sus tipos de interés a la reducción del déficit autonómico, que ha sido el gran protagonista de la bajada del déficit desde el 10,47% de 2012 al “exitoso” 4,3% de 2016. De hecho, 2016 ha resultado ser la primera vez desde que se tienen registros que las CC.AA. cumplen con el objetivo de déficit. El FLA ayudó, las amenazas de Montoro (que se han hecho extensibles a los ayuntamientos, por ejemplo impidiendo que el superávit de Madrid se gaste y obligando a que se use para reducir deuda) de retirarlo… y los recortes en sanidad y educación también, claro.
Ahora cada vez hay más voces pidiendo que el FLA desaparezca porque esa facilidad para el endeudamiento de las CC.AA. genera incentivos perversos. BBVA Research los resume en dos: “es injusto que el coste de políticas heterodoxas por parte de algunos Gobiernos regionales se distribuya entre todos los contribuyentes españoles y, aunque imperfecto, el mercado es un mecanismo más de control, con la ventaja de que su juicio es transparente y a la vista de los votantes”. Es cierto pero esos mismos argumentos los podríamos aplicar a la ayuda que está dando el BCE a la financiación estatal y no es justo que España se beneficie de ello y las autonomías de España, no. Si consideramos como justo el programa de compras de deuda soberana de BCE (que se aplica incluso cuando algún miembro, como España, no cumple con el déficit), no se puede decir que el FLA sea injusto.
España con las cifras que tiene a día de hoy podría financiarse en los mercados con relativa facilidad –aunque a precios más caros- incluso sin BCE pero algunas autonomías sin esa gran liquidez que proporciona el banco central, podrían tener problemas. Lo ideal es que ni España ni las autonomías necesiten ayudas para poder financiarse por sí mismas porque los mercados estén deseando comprar sus emisiones dada la fortaleza financiera y solvencia de nuestras cuentas. Para conseguir que las autonomías lleguen a ese punto, se discute por un mejor modelo de financiación autonómica.
Es un tema espinoso porque al final siempre que se trata este tema salen las matemáticas más básicas: si las comunidades ricas aportan menos salen perdiendo las menos ricas, y si éstas reciben más, salen perdiendo las ricas. Y por más que los políticos quieran suavizarlo para salvarse electoralmente en la comunidad autónoma afectada, esto es así. Por otro lado, las CC.AA. se quejan de tener demasiados gastos sin tener suficiente libertad para garantizarse los ingresos correspondientes aunque de nuevo vamos a las matemáticas: si se transfieren impuestos centrales a las autonomías, lo que éstas ganan, lo pierde el estado. Además, hay problemas: los impuestos indirectos no se pueden descentralizar según Europa, dar libertad al Impuesto sobre Sociedades provocaría una competencia fiscal entre comunidades que es contraproducente y provocaría fricciones como ya está pasando con los de sucesiones, donaciones y patrimonio que además tampoco recaudan lo suficiente. En el IRPF ya hay una cuota autonómica y si ésta sube, baja la estatal así que…. estamos igual. Y luego está el tema de Navarra y Euskadi y su “situación especial”.
Al final, lo que suele ocurrir es que se inventan tasas nuevas, pagamos todos y sigue sin tocarse ni el gasto, ni la estructura que provoca esos desajustes. Pero el debate está abierto…