La dinámica del crédito es más importante de lo habitual con el impacto de Covid-19 en su lugar, ya que nos dice si la economía va por buen camino hacia la recuperación y si existe el riesgo de una crisis crediticia.
Los bancos tienen grandes cantidades de liquidez en sus manos debido a las medidas del BCE y del gobierno, que se supone que van a las empresas y las familias. Tenemos buenas y malas señales de los datos recogidos por UBS.
El crédito a las empresas no financieras creció un 7,3% interanual desde el 6,6% en abril, “reflejando una fuerte demanda de préstamos puente de emergencia apoyados por el gobierno”, mientras que el crédito a los hogares se mantuvo sin cambios en el 3% en mayo, según una nota de investigación de UBS.
La división de Europa también está en marcha en este asunto. El crecimiento del crédito fue fuerte en Francia, con una subida del 8%, y en línea con la media de la zona euro del 5,3% en Austria, Finlandia, Alemania e Irlanda. Como contrapunto, en España fue inferior, subió un 3,7% e Italia un 1,8%.
Es por ello que se esta dando un aumento brusco de las divergencias entre las tendencias crediticias de cada país como una señal de advertencia.
En último lugar, los datos del sentimiento económico de la eurozona de junio mostraron la esperada “reacción mecánica” a la flexibilización de los cierres, escenificando la mayor subida jamás registrada. Las expectativas de la industria de la eurozona sobre la demanda aumentaron a los niveles vistos en los meses anteriores a la crisis, pero esto no ocurrió en los servicios, que se mantuvieron por debajo de esos niveles.