El crecimiento acelerado de los balances de los mayores bancos centrales del mundo ha llegado a su punto máximo en las últimas semanas, lo que ha hecho que los inversores adviertan de que cualquier signo de retroceso en el estímulo sacudirá los mercados financieros y estrangulará la recuperación económica.
La Reserva Federal de los Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y el Banco del Japón se unieron a otros en marzo con una ola de estímulos para detener los daños causados por la pandemia del coronavirus.
Se estima que sus balances combinados crecieron en 5,3 billones de dólares al ampliar los programas de facilitación cuantitativa mediante la compra de activos, que -hasta ahora restringidos en gran medida a los bonos del Estado- incluyen ahora un ámbito más amplio, que abarca desde las acciones hasta la deuda corporativa basura.
Pero a medida que los mercados se han recuperado y las economías se reabren, ese aumento de los balances se está nivelando.
El análisis de Reuters encontró que el crecimiento de los balances de los cuatro bancos centrales se desaceleró por segundo mes consecutivo en junio, con unos 852.000 millones de dólares adicionales. Eso fue menos de la mitad de lo que se añadió en abril.
Las autoridades ya no están en modo de lucha contra el fuego como lo estaban durante el colapso de marzo-abril. Sin embargo, la desaceleración es significativa.
En primer lugar, el resurgimiento de las infecciones por coronavirus en todo el mundo está obligando a las autoridades a reimponer los cierres, lo que hace fracasar las esperanzas de una rápida recuperación económica.
En segundo lugar, los planes gubernamentales de emergencia, como los permisos de trabajo y los suplementos de prestaciones, también están a punto de expirar. Esto ha reavivado los temores de un “berrinche”, similar al pánico en el mercado que se produjo en 2013 cuando la Reserva Federal insinuó un estímulo a la baja.
Las pruebas de la desaceleración de los estímulos están muy difundidas. El Banco de Inglaterra ha reducido a la mitad su tasa de compras de oro y ha citado algunos signos de recuperación económica, mientras que el Banco de la Reserva de Australia no ha comprado ningún activo desde principios de mayo.
Esta semana el Banco de Japón sugirió efectivamente una pausa en la flexibilización monetaria. Y en el BCE, las compras semanales de bonos en el marco del Programa de Compras de Emergencia para Pandemias (PEPP) cayeron a 17.500 millones de euros la semana pasada, la más lenta desde su inicio en marzo.
Mientras tanto, la contracción del balance de la Fed se debe principalmente a la reducción de la demanda de sus instalaciones de swaps y repos ya que la escasez mundial de dólares se ha reducido.