Hay algo que, para los que llevan décadas –incluso siglos- afirmando que el gran problema del planeta sería la sobrepoblación, les debe dejar patidifusos: la realidad nos muestra que cada vez somos más y vivimos mejor. Es más, el precio del acceso a bienes materiales no se dispara a pesar del enorme aumento de la demanda. Michael Kremer, Nóbel de economía 2019, estudió esto en un paper titulado “Crecimiento demográfico y tecnología” en el que pretendía contestar a la pregunta ¿Las personas consumimos o generamos recursos? No es una cuestión baladí porque lo intuitivo es pensar que cuantos menos seamos mejor viviremos porque habrá más para menos a repartir y sin embargo, eso en la realidad de nuestro mundo resulta que no es cierto porque los datos demuestran que las personas generamos más de lo que consumimos. Su modelo demuestra que a más población más ideas y eso implica mejor vida y que últimamente se nota mucho más porque los avances tecnológicos, una vez conseguidos, se popularizan y no hace falta volver a invertir en descubrirlos, disfrutándolos todos y aumentando con ello la productividad, y al hacernos más productivos podemos aumentar la población y el proceso continúa.
Alguno seguirá insistiendo en que esto no es así aunque los hechos sean tozudos, otros dirán que si el daño ecológico y es cierto, el propio Kremer advierte del problema de agotar los recursos naturales. Es un riesgo real que esto pueda suceder pero no refuta para nada lo que ha pasado hasta ahora. Es decir, podemos creer que la ciencia podrá, como aparentemente ha hecho hasta ahora, mejorar la vida de más y más humanos sin acabar con el planeta o podemos pensar que no y que hace falta reducir la población… pero ese es otro tema diferente que se escapa a su conclusión: las personas no somos cargas para la sociedad sino motores de su progreso. Yendo a un caso más práctico, eso significa que las sociedades envejecidas sin crecimiento demográfico tendrán problemas… y es el caso español donde la edad mediana de la población ha pasado de 20 años en 1975 a los actuales 44 y el porcentaje de mayores de 65 años del 10,2% entonces al 19,4% actual y el de mayores de 80 años del 1,6% en 1975% al 6,1% de 2019.
Pongamos un ejemplo muy claro: si seguimos aumentando el coste de las pensiones públicas con el IPC, sin aumentar de los 67 años la edad de jubilación y con la esperanza de vida al alza, para poder pagar la nómina de nuestros jubilados en 2050 necesitaremos 30 millones de cotizantes en lugar de los menos de 20 actuales. Es evidente que con 47 millones de habitantes eso es imposible porque no hay tanta población activa. Habrá quien diga “o 15 millones cotizando el doble” pero ¿cómo justificar esos sueldos sin un aumento de la productividad? Y es que en una economía basada en el consumo, sin un aumento de la población (o de las exportaciones, pero ese ya es otro tema) es muy complicado que éste aumente en una proporción tan enorme. Sólo una revolución tecnológica podría conseguir algo parecido.
Como ya hemos comentado en otra ocasión, del sueldo de los trabajadores sale absolutamente todo, y muchos empleos tampoco tienen una rentabilidad inmediata ni mucho menos. Por lo tanto, es necesaria más población que cubra más puestos de trabajo. De nuevo alguno dirá ¿cómo se van a crear más puestos si no los hay para los actuales parados? Y entonces volvemos al paper del Nóbel Kremer: a más población más trabajo habrá y más riqueza. Repito que intuitivamente puede no encajarnos pero es lo que lleva pasando en el mundo desde hace décadas. Necesitamos más población en aquellos países más envejecidos y sin crecimiento demográfico. Y de hecho es lo que dijo no hace mucho, refiriéndose a España, José Luis Escrivá, el nuevo ministro de Migraciones y Seguridad Social: “España necesita una media de 270.000 migrantes anuales”. Las políticas de natalidad suelen tener éxitos limitados y además tardarían 30 años en generar ingresos positivos mientras consumen recursos públicos sobre todo en forma de sanidad y educación; sin embargo la emigración controlada de personas que estén dispuestas a trabajar, es una solución rápida.
El Nóbel Kremer defiende que en el caso de los EUA, a más inmigración, mayor progreso tecnológico y esa idea se ve reforzada allí en que las principales empresas de nuevas tecnologías están repletas de inmigrantes. Desde luego en España lo que yo he detectado, no sé si vuestra impresión es similar, es que los emigrantes tienen más tendencia a crear negocios que los nacionales como bares y fruterías en los barrios donde los de aquí parecen haber renunciado a competir con las grandes cadenas. Pero que el porcentaje de autónomos esté al alza entre la población emigrante no creo que nos pueda asegurar cómo vamos a encontrar empleo para los 8 o 10 millones de emigrantes que necesitaremos los próximos 30 años para poder financiar la Seguridad Social. Y he de confesar que yo tampoco sé la respuesta pero lo que sí conozco es la Historia.
Cuando la mujer empezó a incorporarse al mercado laboral ya hubo quien dijo que si no había trabajo para todos los varones, ¿cómo se iba a permitir eso? Del mismo modo algunos llevan dos siglos asegurando que las máquinas nos iban a quitar el trabajo y últimamente algunos afirman que es la globalización y de nuevo, de las habladurías a los hechos y datos reales hay una gran diferencia: nunca ha habido menor tasa de paro en el mundo, nunca ha habido más mujeres trabajando, nunca hemos estado más mecanizados y casi ninguna empresa sobrevive sin tecnología que no existía hace unas décadas y por supuesto no hay nada que pueda relacionar un mayor paro con la globalización ya que estamos en mínimos de desempleo en economías globalizadas -y robotizadas- como Alemania, Estados Unidos, Corea del Sur… Y quien piense que en España el alto paro actual puede tener relación con Amazon, los robots o que trabajen mujeres e inmigrantes sólo tiene que ver los datos: la tasa de paro actual es del 14% y en 1994, con menos globalización, menor incorporación de la mujer al mercado laboral, menos emigrantes que ahora, menos máquinas y menor importancia de la informática, superaba el 22%; de hecho 10 años antes, aún con menos de todo eso y cuando ni siquiera estaba cercana la entrada en la UE y aún teníamos bastante industria (otro de los motivos con que algunos intentan explicar nuestra alta tasa de paro actual) fue cuando se alcanzó por vez primera el 20% de paro en nuestro país.
En resumen, si excluimos la atípica etapa de la burbuja inmobiliaria (donde además mayor era el porcentaje de empleos precarios, otro dato que contradice lo que afirman algunos de que este es el peor momento de nuestra historia en ese aspecto) nuestra tasa de paro actual es históricamente baja y ocurre justo cuando más mujeres hay trabajando, mayor porcentaje de no españoles trabajan en España, más estamos notando los efectos de la globalización, mayor importancia tienen las nuevas tecnologías y más máquinas usamos. Así pues, tiene cierto sentido pensar que, como ya ha ocurrido en el pasado, hay bastantes posibilidades de que nuestra economía sea capaz de crear esos millones de empleos. Y si no llegan a existir, tampoco vendrán los emigrantes que son los que mejor se adaptan a los ciclos
Eso sí, sin esos empleos tengamos claro que las finanzas del estado van a tener muy serios problemas según avance el siglo.
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El problema de nuestro país no es el envejecimiento , de ser así, tendríamos 0% de paro juvenil y tenemos 40-50%… lo del envejecimiento se soluciona con inmigración, lo que padecemos nosotros no tiene solución…
Tenemos el modelo de “j.oder el merito y ningunear al talento a la vez que vanagloriamos al pelotazo de todo tipo y de vivir bien por el moro”
Y eso no tiene solución , porque no hemos llegado siquiera de reconocerlo como un problema, todo lo contrario, nos enorgullecemos de ser los mas listos por ello…
Sí sí, la tecnología nos salva:
Se ha arreglado tirando de petróleo, agotando o contaminando acuíferos (abonos, nitratos), acabando con los insectos para mejorar la producción (insecticidas que acaban con las abejas), llenando los vertederos de restos tecnológicos y tal, talando selvas y praderas para aumentar la superficie arable, usando energía hidráulica de la fusión de glaciares, aumentando la capacidad de pesca de los pesqueros acabando con la pesca, introduciendo especies invasivas más productivas acabando con las locales.
Vamos, que sí, que vivimos estupendamente. Ya veremos nuestros nietos.
Trabajas en Barcelona? Como puedo contactarte?
Las formas de vida parasitarias son de las más exitosas. El problema es que acaban haciendo colapsar al organismo huésped, en este caso la Tierra. Y es que nada con realimentación positiva puede crecer eternamente, el sistema acaba saturando.
Y sin embargo, no podremos carganos el planeta. A la que estornude, nos vamos a hacer puñetas por muy bien que vivamos, que a veces el huésped puede defenderse de una invasión antes de que puedan con él.
Sigo en lo mismo: como que si llega gente de fuera, también llegan empresas de fuera; ja, ja!