El Ibex cerró el mes pasado en 9389 puntos tras haber rebotado desde los mínimos anuales del 7 de septiembre en 9111. Empezaba el mejor trimestre del año según la estadística y con la sensación de que lo que más había lastrado la cotización de los grandes valores de nuestro índice –la crisis de los emergentes- ya había dejado atrás lo peor. Además, la fortaleza de Wall Street no decaía ya que el 3 de octubre marcó nuevos máximos históricos. Sin embargo, fue allí donde empezaron las caídas que fueron fielmente reflejadas por las bolsas europeas, acuciadas además por el lío político italiano. Sin embargo, durante los primeros días del mes el Ibex aguantó bastante mejor que el resto, con un buen comportamiento de su sectorial bancario. Las noticias bajistas venían de fuera pero del interior no apareció nada negativo hasta el acuerdo pre-presupuestario PSOE/Podemos del jueves 11. Más impuestos y más déficit es algo que no gustó a los inversores pero sobre todo era llover sobre mojado al unirse al polémico presupuesto italiano, rechazado la semana pasada por la UE. El 12 se cerró por debajo de 9000, algo que ha hecho cada sesión excepto una desde entonces. Ese mismo día 12, festivo pero con la bolsa abierta, un valor del Ibex llamado Día cerraba en 1,898€.
El lunes 15 ese valor abría en 1,865€ a pesar de una rebaja del precio objetivo de JP Morgan de 2,10 a 1,70€. Y de repente la empresa elige justo ese momento para anunciar un profit warning (anuncian que no ganarán tanto como pensaban), suspender el dividendo y aceptar la dimisión de la presidenta. El valor acaba cayendo un 42% en esa sesión sin que la CNMV actuara en ningún momento, ni suspendiendo la cotización ni solicitando más información ni prohibiendo las posiciones especulativas bajistas como sí ha hecho otras veces… Los días siguientes salen más noticias inquietantes como la suspensión del director financiero y se suceden más rebajas de recomendación de analistas. El quid de la cuestión es que el viernes 19 el principal accionista de Día, un ruso multimillonario que empezó invirtiendo en la compañía cuando cotizaba a 6€, se había comprometido a adquirir un 14% de la empresa por lo que se sospechaba que era él mismo, desde su privilegiada posición, el que estaba hundiendo el valor para comprar más barato. La CNMV (¡hasta Podemos le ha pedido explicaciones por ello) siguió sin hacer nada y las acciones de Día cerraban el viernes 19 a 0,88€, más de un 53% por debajo del cierre semanal anterior. Aquí podéis ver la extraña evolución bursátil de Día los últimos 5 años:
El día antes había ocurrido otro suceso mucho más importante (económica y bursátilmente hablando): la sentencia del Supremo dictaminando que es el banco y no el cliente el que debe pagar los impuestos de las hipotecas. Sin anunciar los detalles más importantes (si se aplicaría retroactivamente y si tendría un límite temporal o no) bailaron las cifras del coste que podía suponer algo así y se provocó un desplome en los bancos que en parte se revirtió el viernes al suspender el Tribunal Supremo la aplicación de la decisión del día anterior. Mezclo un suceso menor como el de Día –no obstante, aún un valor del Ibex- y otro de gran magnitud como el de la sentencia de las hipotecas como ejemplos de la poca confiablidad que ofrece nuestra bolsa para los inversores tanto por factores internos (la inacción de la CNMV por ejemplo) como externos (la inexplicable indecisión de nuestra justicia en un tema tan importante). El que no sepamos hasta dentro de unos días el coste que tendrá para los bancos la sentencia (será mínimo si lo hacen a partir de ahora, asumible si cubre sólo los últimos cuatro años y muy negativo para su capital si incluye más años ya que BCE exigirá más provisiones) está afectando a la economía real por la reducción del número de hipotecas firmadas y también está ayudando a que el sectorial bancario español esté tan deprimido.
La excusa de los bajos tipos de interés no sirve. No debemos olvidar que la situación de los bancos en bolsa es mala incluso en los EUA (a pesar de los máximos de los índices) donde sí han subido los tipos, hay mucho más aparte de la política de tipos ultrabajos de BCE y es que el margen de negocio va a menos para las entidades financieras y, con razón, los reguladores han aumentado los últimos años la exigencia de más capital. Que en el Ibex pesen tanto los bancos es un factor que le ha hecho daño todo el año pero es la mala situación del resto de bolsas mundiales la que más está afectando las últimas sesiones donde hemos visto nuevos mínimos de años cerca de 8600. Como llevo diciendo todo el año es la burbuja de Wall Street la que más miedo debe dar al inversor bursátil aunque yo sigo confiando en que su estallido se retrase a 2019 y, por puro interés de los mayores actores de los mercados, maquillen el año lo mejor que puedan. Aquí podemos ver el último mes del Ibex:
Con todo, es evidente la debilidad de las bolsas europeas –Ibex incluido- y lo fielmente que siguen en las bajadas a Wall Street peor lo poco que han acompañado todo el año (y durante más tiempo) a la fenomenal tendencia alcista norteamericana. Y específicamente en la bolsa española empieza a haber un problema de fiabilidad que resulta aún más grave si tenemos en cuenta que en torno a un tercio del dinero en ella es extranjero. En estos momentos nadie sabe cuánto impacto tendrá una decisión judicial en el capital y resultados de la mayor parte del índice (sus bancos) y, volviendo al caso de Día, la compañía acabó reformulando sus cuentas hace 7 días –¡menuda confianza ofrecen las auditoras!- con un pequeño ajuste que sirvió de excusa para otro brusco desplome bursátil, marcando mínimos históricos en 0,62€, tres veces menos que como empezó a cotizar 6 sesiones antes. Y la CNMV no actuó en ningún momento (hay sospechas de más comportamientos muy sospechosos en otras cotizadas -¿OHL?- de directivos y grandes accionistas beneficiándose de las caídas en bolsa de sus propias compañías). Y eso que Día es un valor del Ibex, ni qué decir tiene de otros muchos chicharros del Mercado Continuo en el que las manipulaciones del precio y los sospechosos cambios de recomendación de los analistas, dejan indefenso al inversor minoritario y hacen huir a los accionistas institucionales dejando el terreno abonado para los especuladores bajistas. Si además, como se sospecha ocurrió en Día, es su principal accionista el que rebaja el precio para comprar más barato sin que la CNMV actúe, ¿cómo podemos esperar que los inversores, nacionales o extranjeros, confiemos en nuestro mercado?
Al final se llena todo de especuladores (tanto alcistas como bajistas) sin vocación de permanencia en el accionariado. No es una buena señal: ¿podemos esperar grandes proyectos de economía real duraderos y creadores de empleo en casos en los que hay que poner de acuerdo a diferentes administraciones y arriesgarse a cambios normativos, fiscales y hasta jurídicos (baste el tema del impuesto “al sol” como ejemplo) cuando ni siquiera en un mercado regulado hay la suficiente confiabilidad?