Un jóven de 27 años, hijo de una familia de millonarios finlandeses, tiene todas las cartas para batir el récord de la multa más alta por exceso de velocidad en su país: 170.000 euros. La policía le sorprendió circulando a 80 kilómetros por hora en las calles de la capital, donde el límite de velocidad es justo la mitad. Las multas de tráfico se calculan en Finlandia en función de la renta declarada a Hacienda, que en 2002 registró que el patrimonio de Salonoja ascendía a siete millones de euros. Según el procedimiento administrativo finlandés, ahora la sanción deberá ser confirmada por un tribunal. Si finalmente resulta aplicada, sería la más elevada en la historia del país escandinavo nóridico. Esta multa dejaría atrás a la de Jaako Rytsola de 80.000 euros y la de Pekka Ala-Pieti, el presidente de Nokia, de 35.000 euros por saltarse un semáforo en rojo.
Así se las gastan en Finlandia, pero esto no es nada comparado con la multa que le va a meter Bruselas a Apple, 13.000 millones de dólares. Realmente no es una multa si no devolver el dinero de unas ventajas fiscales obtenidas.
¿Qué es realmente lo que ha pasado? Se llama “tax ruling” y de eso hace año y medio se habló mucho a raiz de los “Papeles de Luxemburgo” (que se llamaron “LuxLeaks”) en los que se denunciaba los acuerdos secretos llevados a cabo entre el Gobierno de Luxemburgo con 340 multinacionales de 2002 a 2010, en Cinco Días por entonces hablaban de ello.
Es importante poner de manifiesto que los acuerdos entre empresas y autoridades fiscales son práctica frecuente en casi todos los Estados miembros de la UE. Y eso es exactamente lo que ha manifestado Juncker. No obstante, el tipo de acuerdos otorgados por Holanda, Irlanda o Luxemburgo en los casos de Apple, Starbucks, Facebook, Amazon o Google no tienen parangón en otros Estados miembros, lo cual se ha venido denunciando desde hace más de una década, pero solo en la actualidad, por cuestiones fundamentalmente políticas, cobra importancia.
La polémica radica en aquellas prácticas que, amparadas por un acuerdo entre la Administración y el contribuyente (en adelante, tax ruling), buscan en última instancia una clara elusión fiscal. De hecho, en las últimas décadas se ha observado el creciente uso de tax rulings que amparan el uso de instrumentos híbridos, entidades híbridas o acuerdos sobre precios de transferencias, lo que permite a las empresas trasladar flujos entre sus filiales localizadas en diferentes territorios en función de parámetros de difícil seguimiento para el fisco.
En el caso de Apple, se ha beneficiado de un régimen fiscal favorable de forma ilegal a través de un acuerdo con Irlanda que ha permitido pagar el 1 por ciento de impuesto de sociedades de 2003 al 2014. La tasa del impuesto se ha ido reduciendo desde del 2003 hasta el 0,005 por ciento en el 2014.
El “Tax Ruling” lleva en el punto de mira de la Comisión Europea un buen tiempo, coincidiendo con la necesidad de recaudar más. Recientemente a Starbucks y Fiat-Chrysler, se les exigió la devolución de entre 20 y 30 millones de euros en impuestos atrasados a Holanda y Luxemburgo. A esto hay que sumarle otras 35 multinacionales a las que en enero se les ordenó devolver 700 millones de euros a la hacienda belga.
En Europa el mayor beneficiado del Tax Ruling es Irlanda y posiblemente ello sea la causa de que, por ejemplo recientemente haya revisado su crecimiento de un 7,8% a un 26,3% en 2015 respecto a 2014.
Resumiendo lo que hacían era llegar a un acuerdo con las empresas del tipo “tu te traes los cuarteles centrales europeos a Dublín, generas 3.000 empleos bien remunerados y a cambio no pagas los impuestos de sociedades de toda Europa”
¿Y que pasa con el resto de países?
El Eurodiputado Gianni Pittella lo resumió perfectamente
Hemos impuesto una cura de caballo a países como Grecia y las multinacionales se dedican a eludir impuestos, y lo peor es que lo pueden hacer sin que haya leyes europeas que se lo impidan
A la unión Europea le queda mucho por hacer en cuanto a unión fiscal (incluso dentro de España, sus comunidades autónomas), cualquier multinacional que quiera operar en la UE es comprensible que prefiera pagar un impuesto de sociedades del 1% en Irlanda en vez del 29% de Grecia (o el 30% en España) y frente al daño que eso producirá, a los cerebritos de Bruselas lo único que se les ocurría es que quizás lo mejor era subir el impuesto a Grecia, para que recauden más…
Las empresas no estaban haciendo nada ilegal pero lo que está claro es que si operas en un país y tributas en otro, tarde o temprano alguien hará algo y es que a los estados no les gustan que le toquen los tributos. Si no quieres problemas, no te metas en líos.
Escoger a Apple como cabeza de turco ofrece a la UE una importantísima recaudación además de lanzar un mensaje muy claro al resto de corporaciones que se benefician de esta baja fiscalidad. En Google hoy alguien debe estar haciendo horas extras.