Recientemente la publicación CNet escribió sobre los cinco problemas más molestos causados por la tecnología (y que tradujeron en Microsiervos)
- Las vibraciones fantasma, que hacen a la gente «sentir las notificaciones vibrantes del smartphone» aunque en realidad no se hayan producido.
- El tabletazo en la cara. Esos golpes con la tableta que se ha llevado toda aquella persona que se tumba en el sofá o en la cama con el móvil o la tableta y no tiene mejor postura que sujetarla encima de la cabeza.
- El gañán que se pone a consultar el móvil en medio de la película, con todo su esplendor luminoso.
- El miedo a perderse algo de la vida de los amigos. Esa sensación constante de que si no estás mirando qué hacen los demás en las redes sociales te vas a perder algo importante.
- Los paseantes zombies que van enviando mensajes. Esta versión de los Walking Dead del Whatsapp tiende a recorrer las calles tecleando mensajes y mirando al smartphone con la mirada perdida. A veces chocan con farolas, caen al llegar a los bordillos o simplemente mueren atropellados.
Son algunos de los denominados problemas del primer mundo, como quedarse sin batería, cobertura o que Internet vaya lento.
¿Y si te digo que tener una hipoteca es también un problema del primer mundo? ¿Qué pagar la cuota mensual es el síntoma de que vives en una sociedad moderna y civilizada?
Quizás para entenderlo mejor deberíamos mirar a los que están peor que nosotros y así comprender el “lujo” de estar endeudado.
Recientemente el BMA (Bank-e-Mille Afghan) que es uno de los bancos más antiguos de Afganistán anunció que iba a comercializar las primeras hipotecas del país debido a que los ataques militares de los talibanes no habían logrado frenar el mercado inmobiliario. Su plan es el de ofrecer préstamos bajo la ley Sharia (que prohíbe cobrar intereses) ofreciendo hipotecas a aquellos que se adhieren estrictamente al Islam.
La mayoría de los afganos tienen casas de barro tradicionalmente construidas. La nación necesita construir 500,000 viviendas anualmente para satisfacer la demanda y lo habitual es pedir dinero prestado a amigos o familiares para comprar una casa en ausencia de una sólida industria financiera. Los bancos afganos ofrecen préstamos a corto plazo con una tasa de interés de hasta un 20 por ciento, pero no hay préstamos hipotecarios. Los bancos están estudiando ofrecer hipotecas a largo plazo (15 años) para satisfacer esa demanda insatisfecha.
Los 15 bancos del país, que ofrecen productos bancarios convencionales e islámicos, tienen sólo 696 millones de dólares en préstamos pendientes y 4.100 millones de dólares en activos, según un informe del banco central. Sólo el 11 por ciento de los 32 millones de habitantes del país tienen una cuenta bancaria. La pequeña industria bancaria creció a medida que la ayuda extranjera llegaba al país, con activos que se expandían más del 50 por ciento al año desde 2001, cuando las fuerzas estadounidenses derrocaron al régimen talibán. Y, sin embargo los bancos todavía no han logrado crear confianza con el público.
Quién lo iba a decir, pero mirando a otros países es cuando nos damos cuenta de que los bancos son un problema del primer mundo…