La inspiración siempre acaba llegando a todo el mundo en algún momento de su vida, lo genial es que te pille trabajando, como decía Picasso, y parece que ambas cosas les ha ocurrido al fin a los primeros ministros de la UE. Después de muchos y sesudos estudios, y seguro que alguna noche sin dormir ante la magnitud del problema, han decidido solicitar al Banco Central europeo la retirada de los billetes de 500 euros.
De hecho, el miembro francés del comité ejecutivo del BCE, Benoît Coeuré, cree que los billetes de 500 euros serán finalmente retirados, después de que las autoridades competentes alertaran de su creciente uso en la financiación del terrorismo y en el lavado de dinero. Sobre todo desde el momento en que las transacciones electrónicas, en lo que a grandes cantidades de dinero se refiere, están cada vez más a la orden del día. La Comisión también sopesa nuevas restricciones a los grandes pagos en efectivo, sobre todo la preocupada Alemania, en lo que constituye un paso atrás en su tradicional política de respeto a la libertad a la hora del cómo pagar tus transacciones.
El porqué de la existencia de un billete tan grande en el sistema monetario del Euro se debió a la presión de países como Alemania, Holanda y Bélgica, con billetes de 1.000 marcos, 1.000 florines neerlandeses y 10.000 francos belgas respectivamente en sus sistemas monetarios antes del euro, y que defendían la tradición de billetes grandes que en sus países existían. Sin embargo su uso por el común de los mortales estuvo siempre muy restringida.
De hecho, si lo que deseaban eran indicios de cómo se estaban utilizando estos billetes, hubiera bastado con mirar los datos recopilados sobre la cantidad de tales billetes en nuestro país en 2006. Aunque España no estuvo inicialmente autorizada para la emisión de billetes de 500 euros, se estima que en ese año, la cuarta parte de los billetes emitidos estaban en nuestro país (el 26,68% de los billetes de 500 en circulación en Europa en enero de 2007). El motivo principal la especulación inmobiliaria galopante que imperaba y que terminó con la explosión de la famosa burbuja. A día de hoy existen indicios de que una buena parte de estos billetes se encuentran fuera de las fronteras de la Unión Europea, siendo de uso extensivo entre los narcotraficantes colombianos debido a que un millón de euros en billetes de 500 pesan 2,2 kilos, ocupan un volumen aproximado de tres litros y pueden caber en un coqueto bolso mediano (o en una lata de Cola Cao llegado el caso). Del esplendor del uso masivo de esta unidad monetaria en nuestro país ya sólo han quedado, presuntamente, las transacciones del PP de Valencia con miembros del grupo municipal popular, que aportaron 1.000 euros por cabeza para financiar la campaña electoral de las elecciones municipales y autonómicas del 2015 y que les fueron devueltos con dos billetes de 500 euros que usaron para comprar en grandes almacenes, devolver lo comprado y así recuperar la aportación pero ya limpia de sospechas. Aunque, según datos del sindicato de técnicos de Hacienda (Gethsa), el 79,36% del valor de los billetes en circulación en España corresponde a los de 500 y 200 euros, un incremento sin igual en otros países de la eurozona. La explicación es que, en tiempos de crisis, los billetes de 500 y de 200, con los tipos de interés por los suelos y las bolsas cayendo, guardar el dinero en casa aparece como una solución, por lo que se han convertido en un valor refugio.
El caso es que, según un estudio del Banco Central Europeo, un 56% de los ciudadanos de la UE no han visto jamás uno de estos billetes, además, el que te paguen con estos billetes es más un problema que una ventaja, ya que no son aceptados alegremente por los comercios y, por si fuera poco, las transacciones electrónicas están arrinconando su uso, si unimos a esto que estamos ante el medio de pago favorito de las organizaciones criminales, entre las que se incluye el terrorismo islámico, no es de extrañar que, Valdis Dombrovskis, el vicepresidente de la Comisión Europea para el euro, haya apuntado que comparten la “preocupación” de las fuerzas de seguridad y que estudiarán una posible retirada de este medio de pago.
De manera casi anecdótica, dada su filiación política, uno de los más entusiastas con esta posible medida ha sido nuestro ministro Luis de Guindos, que ha declarado que “los inconvenientes superan a las teóricas ventajas” que aportan y que su retirada prácticamente no tendría efecto sobre la economía a pesar de que existan unos 614 millones de billetes 500 euros circulando en la actualidad, con un valor de más de 300.000 millones de euros.