Así que mucho me temo que las burbujas económicas son como las mujeres, no se puede vivir con ellas… ni sin ellas.
Ayer solté tan alegremente esa frase y alguno/as se tomaron a cachondeo mientras que otro/as se lo tomaron bastante en serio, por tanto, como soy un tipo que intenta permanecer constantemente en la equidistancia hoy saldré en defensa del sexo femenino rompiendo uno de los tópicos más manidos sobre las mujeres; que ellas compran más que los hombres.
Es una imagen bastante común ver a un pobre hombre en el centro comercial sentado en un sillón repleto junto a las escaleras mecánicas mientras su novia entra en la décimo quinta tienda de ropa del día, pero los tiempos cambian y cada vez vemos más como hay hombres a los que les encanta ir de compras, que cambian de vestuario con el cambio de estación y se compran los últimos juguetes electrónicos tan pronto como aparecen en el mercado. Esto plantea la pregunta: ¿Son los hombres, a su manera, tan adictos a las compras como las mujeres?
El origen del estereotipo de que a las mujeres les encanta ir de compras.
Comentaba una cómica americana, que «cuando las mujeres están deprimidas o comen o se van de compras. Los hombres invaden otro país.» Esta generalización se remonta a los años 40, cuando se esperaba que las mujeres se quedaran en casa mientras los hombres trabajaban (algo que podemos ver muy bien en la excelente serie de televisión Mad Men). Ir de compras se consideraba históricamente como una cosa de mujeres, y al aceptar los roles tradicionales de los sexos ha aumentado más aún el estereotipo. La fundadora de WomenCertified, Delia Passi, afirma que se reduce a un hecho sencillo: por naturaleza, los hombres son cazadores y las mujeres recolectoras. Concluye que normalmente una mujer está encantada cuando se va de compras, mientras que el hombre quiere llevar a cabo un proceso más sencillo que el de ir de compras para obtener lo que quiere.