El otro día, leyendo el genial blog de Hernan Casciari “Espoiler”, que trata sobre series de televisión, pude leer un interesante artículo acerca de una serie que me estoy bajando ahora y de visión obligatoria para aquellos que creemos en que una pequeña parte de la televisión actual es arte. Veamos que nos contaba:
Estamos acostumbrados a aceptar la elipsis en casi todas las series policiales. Incluso en 24, donde por regla no debiera haber baches en el tiempo.
La elipsis es la forma habitual de hacer más veloz una historia. El caso más exagerado de síntesis argumental se da en CSI, donde todo ocurre de un modo perfecto: los testigos hablan rápido, los acusados se desmoronan enseguida, los forenses llegan a tiempo a la escena, los jueces dictaminan pronto, los resultados de balística ocurren en un tris, etcétera. Esto no habla mal de un guión policial: al contrario. Es un pacto de suspensión de realidad entre el espectador y la narración. El objetivo es tener una trama cerrada en 45 minutos.
Me da la impresión de que nos estamos acostumbrando a que las cosas ocurran demasiado rápido en todo, no sólo en la televisión. Lo queremos todo ya, urgentemente y sin esperar. No entra en nuestra cabeza que ciertas cosas requieren su tiempo, por ejemplo no concebimos que una crisis económica pueda durar más de 3 meses, queremos elipsis en todos los aspectos de nuestra vida. En el fondo lo que ha ocurrido en la economía ha sido para los medios como una serie con comienzo trepidante, un nudo demasiado largo y un desenlace con más incógnitas que cualquier episodio de perdidos.
Algo que echo de menos de la actual programación audiovisual y en general de la cultura, es un mayor acercamiento a la ficción de la crisis desde el punto de vista social. No hablo de los miles de libros que explican a toro pasado el porqué se ha llegado a esta situación, hablo de el impacto que está teniendo en nosotros y en nuestra manera de vivir la delicada situación económica por la que pasamos. Indudablemente ha afectado a nuestras vidas, pero todavía no ha llegado a formar parte de nuestro entretenimiento, lo cual puede ser un síntoma de que todavía no la hemos superado y es pronto para reírnos de ella. Parece que el cadáver está demasiado caliente como para hacer bromas con él.
Hoy os traigo un artículo del Daily Telegraph con más toque cultural (es una crítica teatral) que económico, acerca de los primero pinitos en meter la crisis en la cultura de aquél país. Se trata de un artículo con un trasfondo interesante, acerca de una obra de teatro que me importa más bien poco, pero con unas conclusiones dan que pensar, entre otras cosas porque acaba hablando de “The Wire”.
Es muy probable que hasta que transcurran varias décadas no se escriba la perspectiva «definitiva» sobre la crisis financiera. No fue hasta varias décadas después de los años 30 cuando aparecieron los relatos sobre la depresión de Galbraith y de Friedman, e incluso ahora, la depresión sigue siendo analizada y discutida por los expertos. Pero si el pasado sirve como precedente, deberíamos ver en los próximos años algunas obras de arte y de ficción duraderas e importantes sobre la crisis económica y financiera. Después de todo, Steinbeck publicó Las uvas de la ira (una novela ambientada en la crisis) en el año 1939.