Los chalecos salvavidas que usaban los pilotos de la RAF durante la Segunda Guerra Mundial se colocaban de tal manera que la parte que reposaba sobre el pecho era realmente voluminosa y de ahí que se les llamara coloquialmente “chalecos Mae West”, ya que la asociaban con los generosos senos de la entonces actriz de moda. El salvavidas de esta crisis, voluminoso e hinchado como aquel, ha sido la liquidez de los bancos centrales pero, como se puede apreciar en el gráfico, no es algo exclusivo de este periodo, sino una tendencia de muchos años: dinero y más dinero que alimentaba las sucesivas burbujas. Es decir, ha sido el salvavidas pero también el torpedo que nos ha hecho zozobrar:
A las continuas inyecciones de liquidez Doug Noland las llama “reflación” o actuación encaminada a estimular la economía por el incremento de la oferta de dinero o mediante la reducción de impuestos y que viene a ser lo contrario de la desinflación. La “reflación” se considera un antídoto contra la deflación, algo que se ha conseguido evitar pero de poco sirve Una montaña de dinero que no se presta si los bancos, que en los EUA pueden prestar 9 veces más de lo que tienen, no lo inyectan en la sociedad y la ciudadanía prefiere ahorrar que gastar. Este es el gráfico del multiplicador del dinero, es decir, del movimiento, que ha sufrido un brusco bajón durante esta crisis hasta el punto de estar por debajo de 1. ¿Qué significa esto? Que el dinero existe pero no se mueve; es más, al estar por debajo de 1 significa que es como si se retirara dinero del sistema: no sólo no hay movimiento, es que la sociedad norteamericano está sacando su efectivo de la circulación. Y son datos oficiales ya de 2010