Una de las comparaciones típicas que se suele hacer con la bolsa es la del casino, a fin de cuentas es un recinto en el que la gente gana y pierde dinero, pero creo que hay algunas diferencias importantes:
- En el casino, las reglas estan escritas y quien se salga de ellas es imnediatamente expulsado. En la bolsa no, hay continuas trampas (Pescanova, Gowex, Carbures…) y los reguladores miran para otro lado.
- En el casino, por mucho que lo intentes no influyes en el resultado. En la bolsa es posible tirar o calentar un valor.
- El casino, por mucho que conozcas a su dueño, no puedes saber que número va a salir en la ruleta. En la bolsa siempre hay alguien que tiene más información.
- En el casino generalmente juegas contra otras personas (a no ser que te vayas a las tragaperras). En la bolsa principalmente contra otras máquinas, muy bien preparadas.
- En el casino hay apuesta máxima. En bolsa no y esto tiene muchas implicaciones a la hora de mover los mercados.
- En el casino se suele jugar el dinero destinado al ocio. En bolsa el dinero destinado para la jubilación.
- Y por último y como suma de las anteriores, en el casino, todos tienen las mismas posibilidades de ganar. En la bolsa con buena información privilegiada y mucha liquidez, las grandes manos despluman a los pequeños ahorradores.
Como véis y según con que compares, el casino termina siendo un negocio honrado.
Por lo demás, si tienen alguna similitud (la principal, que la banca gana) y en ambos juegos tres elementos son la clave: El riesgo, la elección y el capital a invertir. Los tres elementos a tener en cuenta en cualquier inversión.
Partiendo de las similitudes, que son muchas, se ha intentado llevar alguna de las estrategias de los casinos a los mercados. Estrategias que a priori suenan muy lógicas pero que terminan siendo una falacia. Al igual que no existe un sistema para ganar en la ruleta, tampoco lo existe para ganar en bolsa. Y como ejemplo, vamos a ver uno de los métodos más comunes; la martingala, de la que hablamos en el blog de bolsa no hace mucho.
La estrategia es muy simple, si estuviéramos en un casino apostaríamos un euro al rojo, y aquí se pueden generar dos escenarios posibles el ganador y el perdedor. En el escenario ganador doblaríamos el importe inicial (ganaríamos un euro) y en el siguiente turno volveríamos a realizar la misma apuesta con el mismo importe, sin embargo en escenario perdedor, en la siguiente jugada, el jugador debe doblar la apuesta para ajustar las pérdidas anteriores y así sucesivamente reiterando, en el supuesto en el que las pérdidas se vayan extendiendo hasta que se produzca la jugada ganadora que le aporte el beneficio.
¿Por qué la martingala no es un buen sistema?
Esta estrategia ofrece una falsa sensación de relax que puede salir muy cara al jugador. Pensemos en cuál es la base del sistema… si nos situamos en el lado perdedor, el sistema nos induce a asumir más y más riesgo “redoblando la apuesta” hasta encontrar el resultado favorable, lo que traducido en los mercados financieros implicaría responsabilizarse de un mayor grado de apalancamiento.
Por lo tanto, sólo necesitamos una mala racha, una serie de resultados negativos suficientes para que nos consuman todo nuestro capital y termine por expulsarnos de la partida, dejándonos sin dinero y emocionalmente hundidos. Por lo que el respaldo monetario que haya detrás será un factor decisivo para llevar a cabo la estrategia.
En el trading, habrá operaciones ganadoras y perdedoras, y será en las perdedoras aquellas en las que el trader se puede sentir tentado a doblar el volumen de la operativa. Ante estos supuestos, cualquier manual que se digne a mencionar la gestión monetaria, la martingala seria considerado como una autentica aberración financiera por el incremento exponencial del riesgo en los resultados perdedores.
Probabilidades de la martingala desde el punto de vista de las pérdidas continuas:
- 1ª jugada: 50%
- 2ª jugada: 25%
- 3ª jugada: 12,5%
- 4ª jugada: 6,25%
- 5ª jugada: 3,125%
- 10ª jugada: 0,0976%
¿A qué se debe la fama de la martingala?
Existe una convicción muy arraigada en el sistema de la martingala debido a que el sujeto tiende a pensar que la mala suerte no puede durar toda la vida y que más tarde o más temprano la mala suerte cambiará. Aunque este supuesto pueda ser cierto, estadísticamente hablando, hay que tener muy claro que habrá un límite de resultados perdedores que podremos soportar antes de quedarnos con una mano delante y otra detrás.
La estrategia se extendió en el siglo XVIII entre las mentes más crédulas de la época tanto por su sencillez como por su supuesta seguridad. Concretamente, su nombre “la martingala” proviene de la región situada a sur de Francia nombrada Lo Martegue (Martingues) cuyos ciudadanos, los martégales, tenían una reputación extendida de ser individuos excesivamente ingenuos.
Por tanto, esta estrategia y en general todas, se resumen en una frase de Keynes
El mercado puede permanecer irracional más tiempo del que usted puede permanecer solvente.