Desconocer la Historia conduce a repetir los errores en lugar de aprender de ellos para no repetirlos. Además, propicia que los políticos la manipulen para intentar magnificar y hasta imponer su ideología. A veces basta simplemente con el lenguaje. Por ejemplo, a los niños españoles durante 40 años se les enseñó que lo que pasó el 17 y 18 de julio de 1936 fue un “alzamiento nacional” cuando fue un golpe de estado militar de manual que de hecho condujo a un conflicto bélico de 3 años que se decidió más por motivos militares que por apoyo popular. O a una escaramuza que pasó en Covadonga en el 722 se le llama “batalla” para insuflar un sentimiento nacionalista y un punto de inicio oficial para la “Reconquista” en el que además se imagina un parentesco entre Pelayo y los últimos reyes visigodos. Ocurre algo similar cuando los independentistas catalanes se inventan un conflicto de España contra Cataluña el 11 de septiembre de 1714 cuando fue entre españoles que apoyaban a diferentes candidatos al trono… de España.
Este año se cumplen 100 años de la llamada Revolución Rusa y mucho me temo que con ánimos políticos se manipulará lo que pasó entonces. Es fácil cuando, como hace poco demostró un programa de TV, el desconocimiento de la Historia es común en nuestra sociedad. Estoy seguro que mucha gente piensa que lo que pasó en 1917 fue que los bolcheviques, liderados por Lenin, derrocaron al zar. Y eso no refleja la realidad de los hechos.
La Rusia zarista llevaba un tiempo de decadencia que se aceleró tras la humillante derrota contra Japón que condujo a la llamada Revolución de 1905 en la que destacó que, para sofocar una manifestación pacífica, soldados dispararan contra civiles en San Petersburgo. Tras eso, y aunque no acabaron todas las protestas, el Zar se vio obligado a aceptar reformas, se estableció una Duma (o parlamento parcialmente elegido por votación) y una constitución en 1906 que, no obstante, seguía manteniendo el enorme poder ejecutivo del “Emperador de todas las Rusias”. La Duma se disolvió cuando Rusia entró en la 1ª Guerra Mundial en 1914 aunque el Zar permitió su vuelta en agosto de 1915 si bien ignorando sus opiniones. De este modo, una gran parte del Parlamento se convirtió en oposición al Zar, oposición que creció también entre el pueblo según la guerra empeoró las finanzas públicas y se empezaron a imprimir rublos sin respaldo de oro, lo que disparó la inflación. En marzo de 1917, como pasó en 1905, volvieron las protestas masivas en San Petersburgo y esta vez gran parte de los soldados se pusieron del lado de los manifestantes. El motivo fue el hambre y el desabastecimiento, no había un componente ideológico claro. La Duma creó un Comité que exigió detener a los ministros zaristas y formó un nuevo gobierno al que invitaron al Sóviet pero éstos lo rechazaron por ser “una revolución burguesa”.
El Zar firma su abdicación el 15 de marzo de 1917 (como vemos, los comunistas no fueron los que acabaron con la monarquía absoluta), es detenido y confinado junto con su familia en las afueras de la ciudad. Es sustituido por un gobierno liderado por Kerensky que está compuesto por liberales y conservadores y sin socialistas pero que escucha sus reivindicaciones. Por ejemplo, por deseo de éstos no mandan al Zar a Inglaterra como era deseo de Kerensky (que, no obstante, los manda a Siberia –zona promonárquica- por temor a que fueran asesinados, algo que tan sólo retrasó ya que acabó pasando en julio) Por cierto, el Zar y su familia fueron rehabilitados como víctimas de la represión bolchevique el 1 de Octubre de 2008 por el Tribunal Supremo Ruso.
El caso es que el gobierno de Kerensky intenta una reforma política en Rusia que lo equipare a las democracias del oeste de Europa. Entre otras medidas firma una amnistía, extiende los derechos civiles, abole la discriminación religiosa, establece la jornada de 8 horas diarias con igualdad de derechos para las mujeres, decreta la separación iglesia/estado… pero comete un gran error cara al respaldo popular: mantiene a Rusia en la guerra mundial sin valorar lo impopular que resultaba. Por el contrario, Lenin, que vivía exiliado en Zúrich, declara que si llega al poder lo primero que hará es sacar al país de la guerra. Eso hace que Alemania, el más interesado en cerrar el frente oriental, le apoye –hay quien afirma que hasta económicamente- y permite que en abril, y a pesar del estado bélico, Lenin viaje desde Suiza hasta San Petersburgo. Desde dentro del país hace una oposición muy dura contra Kerensky de la que no me voy a explayar pero en la que la violencia es habitual.
En octubre del calendario juliano –noviembre según el nuestro- de 1917 Lenin y Trotsky se lanzan oficialmente al asalto al poder no contra el zar sino contra Kerensky, no contra un rey absolutista sino contra un Parlamento que intentaba convertir a Rusia en una democracia. Tienen éxito; sin embargo, Rusia es muy grande y estos hechos provocaron el inicio de una trágica Guerra Civil que duró el doble que la nuestra, casi 6 años.
Nadie sabe si hoy Rusia estaría peor o mejor si no hubiera habido Revolución Rusa, como nadie sabe si España estaría mejor o peor si no hubiera triunfado el golpe de 1936 por lo que no tiene sentido especular ni hacer historia-ficción pero sí sabemos lo que sí pasó: Tras el golpe, en ambos países hubo guerras civiles y el cambio de régimen derivó en dictaduras que duraron décadas, años de dura represión contra las voces discordantes y una reducción de derechos civiles y libertades básicas como la de expresión. Por supuesto, también hubo consecuencias positivas (estadísticamente era imposible que no las hubiera en tantos años), que para mi no compensan el sufrimiento causado pero respeto que para otros sí. Lo importante es conocer los hechos y luego que cada uno tenga la libertad de celebrar el aniversario o no. Por suerte no vivimos en la URSSy hay posibilidad de hacerlo.