Toda la verdad o casi toda la verdad en la información de venta de una vivienda

Es indudable que en muchas ocasiones la necesidad de vender una vivienda lleva al propietario a la hora de aportar la información de las principales características de la vivienda a cometer lo que, al menos hoy en día, son dos errores de bulto; por un lado la omisión de aspectos que puede considerar negativos, y, peor aún, faltar a la verdad en determinados aspectos o directamente introducir elementos falsos.

Esta última cuestión, la de introducir elementos falsos en una información relativa a la venta de una vivienda, no vamos siquiera contemplarla ya que obviamente, se trata de un error grave que dadas las circunstancias actuales cobra mayor relevancia en un panorama en el que resulta muy difícil vender y, como veremos a continuación, los pocos posibles compradores manejan volúmenes de información mucho más grandes que antaño, lo cual puede dejar en evidencia rápidamente cualquier tipo de mentira.

Es precisamente sobre la conveniencia o no de la omisión de determinados aspectos tal vez no tan positivos, e incluso neutros, en lo que queremos detenerlos aunque sea de manera breve, ya que, este mal uso de la información de la vivienda en venta puede llegar a resultar, y de hecho lo hace, determinante en las posibilidades reales de la venta.

Como indicábamos anteriormente, el comprador actual poco o nada tiene que ver con el comprador hace tan sólo una década. En aquellos tiempos era el vendedor el que marcaba los criterios de venta en los cuales no sólo se incluían los precios sino también las condiciones, actualmente no se compra por lo que se pide, sino por lo que se ofrece, esta realidad a la que aún muchos propietarios no pueden o no quieren sumarse (algo por otra parte lógico dependiendo de los precios de compra en su momento) es la que determina que el comprador actual acude al mercado de vivienda manejando muchísima más información que antaño, pero, no sólo información relativa a la propia vivienda sobre la que se aspira, sino al conjunto de las viviendas en el entorno, a la situación real del mercado, al valor real del metro en el entorno, a los elementos de devaluación en las viviendas

En definitiva la omisión de datos muy evidentes y realmente asequibles en mayor o menor medida para un posible comprador puede llevar tan sólo a situaciones incómodas, tal y como está el panorama actual la mejor recomendación es ajustarse a la realidad de lo que queremos vender y posteriormente ajustar esta realidad a los precios de mercado corrientes.

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