Fondo social de vivienda: ¿una pequeña luz al final del túnel?

La repercusión de las movilizaciones, provocadas por la mala gestión de las entidades  financieras, esta llevando al gobierno actual a tomar una serie de medidas que frenen la enorme cantidad de desalojos y desahucios provocados por la enorme recesión que afecta al clase trabajadora y, desde hace poco, a la clase media. Los medios de comunicación se han volcado con esta realidad y, de paso, han ayudado a dar a conocer un problema que, hoy, a hecho dar otro paso al gobierno en pro del ciudadano.

Mediante un Real Decreto, El Gobierno ha acordado crear un fondo social de viviendas de alquiler bajo para quienes hayan perdido la suya. El fondo se cubrirá con inmuebles de la banca, producto de adjudicaciones.

Este Real Decreto incluye también la paralización de los desahucios durante dos años para las situaciones de mayor riesgo social.

Esta decisión supone el freno a una sangría diaria que ha puesto en una situación muy delicada a la banca, ya que socialmente se ha visto como una falta de sensibilidad hacia las personas y las familias, y al gobierno, porque la imagen que se ha dado es la tardanza a la hora de tomar decisiones. Aun así la decisión ha caído como un vaso de agua fresca.

Para acceder a este fondo de viviendas hay una serie de puntos, a tener en cuenta en el decreto, para quien lo solicite. Podrán acogerse a esta medida familias numerosas, familias con niños menores de tres años o que tengan a su cargo niños menores de tres años, niños con discapacidad superior al 33%, familias monoparentales con, al menos, dos hijos a cargo, deudores en situación de desempleo, víctimas de violencia de género. Es decir, cubre ampliamente a colectivos muy desfavorecidos y que están sufriendo como nadie la recesión y sus consecuencias.

Hay una serie límites económicos para acceder al fondo. Los ingresos de la unidad familiar no podrán superar tres veces el IPREM (1600€ mensuales), que el pago de las mensualidades  de la hipoteca supere el 50% de los ingresos netos, que el crédito que se haya pedido para una única vivienda en propiedad y, por último, que se haya producido un merma o cambio muy importante en los ingresos.

Esta medida es algo más que una ayuda; es un freno a un problema, el coto a la exclusión social y, simultáneamente, es un revulsivo social porque la gente se siente protegida por su gobierno, lo que producirá, si la recesión remite, un necesidad de mejora individual y, por extensión, colectiva… lo que, a medio plazo redundará en la economía.

 

Imagen Francesc Alamon flickr creative commons

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