Madrid y Barcelona suman un ‘stock’ de oficinas vacías de 2,21 millones de metros cuadrados

Madrid y Barcelona tienen un ‘stock’ de oficinas vacías y disponibles para ser alquiladas de 2,21 millones de metros cuadrados de superficie, lo que supone el 12% del parque total de este tipo de inmuebles que suman las dos ciudades, según un estudio de mercado de la consultora inmobiliaria Aguirre Newman.

Del ‘stock’ total, la capital suma 1,41 millones de metros cuadrados de oficinas desocupadas, el 11,4% de su parque total, porcentaje que en el caso de Barcelona asciende al 13,7% (unos 800.000 metros cuadrados), según datos de cierre de 2011.

Estos datos y los bajos niveles de contratación que aún se registran derivó en que el precio de alquiler de una oficina en Madrid descendió una media del 8,9% en 2011 en comparación con el ejercicio anterior, mientras que el caso de Barcelona registró un menor ajuste, del 6,8%.

La firma atribuye la menor reducción de los precios en la Ciudad Condal al incremento de la contratación de oficinas contabilizado el pasado año, con la consiguiente reducción de espacio disponible.

En 2011 se arrendaron 267.413 metros cuadrados de oficinas en Barcelona, lo que supone un incremento del 13% en comparación a 2010, según la consultora, que prevé que durante 2012 el ritmo de contratación de oficinas siga mejorando y alcance los 280.000 metros cuadrados.

Por contra, en Madrid el alquiler de espacio para instalar oficinas sigue descendiendo. Durante el pasado año, se contrataron 356.583 metros cuadrados, un 22% menos que un año antes.

PREVISIONES PARA 2012.

Para 2012, Aguirre Newman prevé que en Madrid el nivel de contratación se estabilice, si bien augura nuevos ajustes de precio, «dada la actual desocupación y la escasa fortaleza de la demanda».

En el caso de Barcelona, la firma augura una «ligera mejora de la contratación» de oficinas y una consiguiente estabilización de los precios de arrendamiento.

En cuanto al mercado de inversión, en 2011 se cerraron 17 operaciones de compraventa de edificios de oficinas en Madrid y Barcelona, que sumaron 938 millones de euros, un importe un 30% inferior al de 2010. El 85% de estas transacciones se realizaron en Madrid.

Según Aguirre Newman, la actividad inversora en estos activos ha estado condicionada «por las dificultades de acceso a la financiación y por el elevado riesgo país que registró España».

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