¿Qué es la guerra de monedas y cuáles pueden ser sus efectos?
Se denomina guerra de monedas a las medidas que, en paralelo, estan adoptando distintos países para evitar una apreciación de sus monedas que traiga efectos nocivos para su economía. Según explicó un trabajo de la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte, difundida por la prensa uruguaya, “este no es un fenómeno necesariamente nuevo, pero la expresión comenzó a usarse por lo extendido que comenzó a ser el fenómeno y por la intensidad de las medidas”.
¿En qué consiste, qué herramientas se usan?
Para frenar el alza del precio de su propia moneda un país puede, por ejemplo, salir a venderla masivamente. Así se consigue el efecto, por la ley de la oferta y la demanda, de bajar el precio de la propia moneda (como todo bien muy ofrecido, su precio tiende a bajar) y subir el precio de aquella que se compra por la aplicación del reverso de la propia ley. Por ejemplo, Japón vendió en un sólo día 2 billones de yenes para frenar la caída del tipo de cambio. Brasil también salió con compras récord de moneda extranjera para evitar una apreciación mayor del real.
¿Se pueden adoptar otras medidas?
Sí, las más conocidas son aquellas que buscan frenar o penalizar el ingreso de capitales que meten presión a la propia moneda. Por ejemplo, subiendo encajes (el dinero que se obliga a dejar depositado e inamovible por determinado tiempo en un banco cuando se ingresa un capital) para desalentar el ingreso de capitales especulativos. Aumento de impuestos, más controles, entre otras trabas suelen ser usadas.
¿Cuál es la causa de esta guerra monetaria?
La mayoría de los economistas la atribuyen a la persistente debilidad del dólar.
¿Por qué esta débil el dólar, por qué baja su precio?
Por la sistemática emisión de billetes verdes que realiza la Reserva federal para estimular la economía de EE.UU. y rescatar con fondos públicos los quebrantos originados en la crisis subprime. La emisión de dinero (la “maquinita” largamente vilipendiada por el recordado Alvaro Alzogaray) financia el creciente déficit fiscal norteamericano que es también consecuencia de los rescates a los que se vio obligado el gobierno de George Bush (h) y que siguió Barack Obama para evitar la bancarrota de su sistema financiero tras el estallido de la burbuja del mercado de créditos de baja calidad.
¿Cuál es la consecuencia de un dólar barato?
El dólar barato y abundante genera, valga la redundancia, una abundante liquidez que, con tasas de interés muy bajas en el nivel internacional (consecuencia de las políticas anti recesivas de los países desarrollados, en particular EE.UU., para que el dinero vaya a la producción y no a la especulación y para alivianar la carga de las acreencias de entidades y empresas y estados endeudadísimos) se direcciona a los países emergentes, lo que presiona al alza a sus monedas.
¿Cómo se combinan esos elementos?
Las tasas bajas hacen menos atractiva la colocación de los capitales en el mercado internacional porque se percibe menos interés por el dinero que presto o deposito o invierto en diversos instrumentos. Entonces, fluye hacia los emergentes, cuyas economías lucen más atractivas como resultado, entre otras cosas, de que son productores de materias primas, cuyos precios son récord, entre otras cosas como contraparte de la debilidad del dólar. Así, otra vez por la simple ley de la oferta y la demanda, el dólar en abundancia ejerce una presión compradora hacia, por ejemplo, el peso o real, y estos tienen tendencia a revalorizarse. De ahí que el Gobierno –y los gobiernos de los emergentes en general- dispongan medidas para frenar esta tendencia.
¿Por qué tienen esa necesidad de frenar la revaluación de la propia moneda o, lo que es lo mismo, la suba del tipo de cambio?
Porque la revalorización de la propia moneda aumenta los costos de la producción local (los salarios se pagan en pesos) y resta competitividad a las exportaciones del país cuya moneda se ha revaluado.
¿Por qué pierden competitividad?
Porque, al estar revaluada mi moneda, mi producción pierde esa particular ventaja de ser comprada más barata con divisas (el dólar compra más producción fabricada con costos en pesos menores).
¿Comprando dólares o vendiendo pesos, reales, yenes, etc...se resuelve el problema?
Sí y no. Transitoriamente se puede conseguir el efecto deseado. Pero ningún país quiere perder la ventaja que mencionamos en el punto anterior, entonces se suceden las llamadas “devaluaciones competitivas” para no perder posiciones en el mercado internacional y esta es la base la “guerra” monetaria que, en realidad, trasunta una potencial guerra comercial. Si todos los países hacen lo mismo, el recurso se agota vía su neutralización. La historia indica que cuando el recurso monetario se agota aparecen otros instrumentos, como las barreras arancelarias o para arancelarias, las medidas aduaneras, etcétera. En un cuadro de globalización e interdependencia como el actual, medidas de esta naturaleza ponen en entre dicho todo el andamiaje del comercio internacional y crean el riesgo de una vuelta o, en rigor de verdad, agudización del proteccionismo.