La increíble factura y fractura que nos deja la pandemia

La economía mundial se enfrenta a una incertidumbre sin precedentes, casi once meses después del brote inicial en Wuhan,  es imposible predecir la trayectoria del virus y por tanto la de la economía. Cada país ha sido afectado de manera diferente, y las estrategias de respuesta han variado. Hay mucho que todavía no sabemos. Se está investigando una vacuna en todo el mundo, pero hay que hacer más para prepararse para las pruebas, la fabricación y la distribución a gran escala que se requerirán. Parece claro hoy que tendremos que vivir con el virus durante mucho tiempo, siendo nuestra principal defensa la  higiene, la mascarilla y el distanciamiento social.

En medio de esta incertidumbre sin precedentes, lo que sabemos es que el mundo será mucho más pobre de lo que habría sido sin el virus. De momento se estima que los ingresos mundiales caerán este año 7 billones (europeos). Esto equivale aproximadamente a perder un año de producción de Francia y Alemania juntas.

La conmoción económica inicial en la primera parte de 2020 fue profunda. Tras los confinamientos nacionales, la economía mundial se desplomó un 7,8% en el segundo trimestre de este año, una caída sin precedentes en tiempos de paz. La caída habría sido más dura si los gobiernos no hubiesen puesto en marcha una amplia red de seguridad para las empresas y los individuos. A medida que las economías comenzaron a reabrirse, las actividades que podían funcionar con el distanciamiento físico se recuperaron con fuerza. Pero sería imprudente deducir de esto que la recuperación tiene forma de V y que el ingreso mundial puede volver rápidamente a los niveles anteriores a la crisis. En algunas industrias se producirá una rápida recuperación; las vinculadas a la actividad digital pero otras no podrán recuperarse plenamente durante algún tiempo y algunas cerrarán para siempre.

Estas son las caídas de facturación en el sector servicios de España en Agosto de este año.

• Agencias de viaje –79,3% 
• Transporte aéreo –75,1%
• Servicios de alojamiento –58,3%
• Transporte por taxi –53,4%

Desde la OCDE han elaborado dos escenarios. Por el lado positivo, si las empresas y los hogares tuvieran más confianza porque una vacuna o un tratamiento está a la vista o sólo se requirieran medidas de contención leves para contener los brotes de virus, el crecimiento mundial sería más fuerte. La pérdida de la producción mundial sería de unos 4 billones de dólares a finales de 2021. Por el contrario, si la confianza sigue siendo débil porque los rebrotes se intensifican o se requieren medidas de contención más estrictas, el gasto de los hogares y la inversión de las empresas se debilitarían y la recuperación se ralentizaría, y la pérdida de producción sería de 11 billones de dólares.

Aunque esta crisis es sorprendentemente diferente de otras que hemos experimentado y la incertidumbre es extremadamente alta, hemos visto que la política importa. En la fase de confinamiento de la crisis de Covid-19, los responsables políticos de todo el mundo utilizaron todas sus herramientas políticas. Esto está incrementando la deuda en unos 15 puntos porcentuales del PIB en toda la OCDE, pero era necesario, y seguirá siéndolo en 2021. Los bancos centrales proporcionaron apoyo de liquidez, y los bajos tipos de interés mantuvieron los pagos de los intereses de la deuda en niveles más bajos.

La política seguirá desempeñando un papel importante en la próxima fase de la crisis. Hemos aprendido de las secuelas de la crisis financiera mundial que el endurecimiento prematuro de la política fiscal podría suponer un grave golpe para una economía ya debilitada. El apoyo fiscal tendrá que continuar. También hemos aprendido que la política sólo puede evitar temporalmente un aumento de las quiebras y el desempleo. En el caso de las grandes empresas es más sencillo que el de las PYMES en donde se requerirá más creatividad para rescatarlas.

Los individuos de los sectores vulnerables también necesitan apoyo político. En los sectores en los que el choque se considera temporal, pueden continuar los planes de trabajo a corto plazo, con más flexibilidad para que las personas puedan emprender nuevas actividades. Para otros sectores, los planes existentes de apoyo a las personas y las empresas deben adaptarse para evitar que se mantenga el apoyo a empleos y empresas inviables que bloqueen la reasignación necesaria para una recuperación fuerte y persistente.  La cooperación internacional debe reanudarse para garantizar que los bienes y servicios sanitarios puedan llegar a todos, pero también para que las barreras comerciales no se eleven más y pongan en peligro algunas empresas y actividades, así como los puestos de trabajo asociados.

Mirando hacia el futuro, no hay hoy en día ninguna manera de predecir cómo se comportará la gente después de 18 meses de una pandemia, cómo trabajará y realizará actividades de ocio. Sin embargo, podemos esbozar cómo se acelerarán algunas tendencias. En primer lugar, habrá un mayor uso del teletrabajo, aunque hay que tener en cuenta los límites del trabajo fuera de la oficina. En segundo lugar, veremos más servicios que se mueven en línea y un aumento de las ventas al por menor en línea. En tercer lugar, habrá una mayor demanda, y necesidad, de preparación para la gestión de crisis, incluida la salud, la ciberseguridad, la seguridad energética y la protección contra los desastres naturales. Cuarto, como la crisis afecta a más trabajadores precarios, los trabajadores esenciales que no pueden teletrabajar, los que viven en alojamientos abarrotados, los que tienen mala salud, debería prevalecer la demanda pública de un mayor acceso a los bienes y servicios esenciales, incluida la prestación de servicios de salud pública y educación.

Lo que está claro es que de esta no saldremos más fuertes ni mejores personas, saldremos más pobres y con muchos muertos. Esto hay que asumirlo.