Para los fondos de pensiones, la implantación de la Abenomía está suponiendo un quebradero de cabeza. Por primera vez en mucho tiempo, tienen que salir fuera de Japón para encontrar productos más rentables que garanticen el cobro de las pensiones. Y esto explica en gran medida, la caída de la prima de riesgo española, que cede ante el empuje del capital japonés que está comprando nuestra deuda (cuyo recobro está garantizado por el BCE, hasta cierto punto).
Y ahora vayamos al meollo del asunto… El mercado de renta fija, especialmente la pública, está tensionado por dos fuerzas contrapuestas. Esto sucede en Japón y, también, en Estados Unidos. Por un lado tenemos a los inversores que están deshaciéndose de sus bonos para comprar otros que les reporten mayor rentabilidad; y, por otro, tenemos a un nutrido grupo de bancos y hedge funds que compran toda la deuda pública que pueden con la única intención de hacer bajar los tipos de interés (esto es así porque si los tipos de interés caen, aumenta el precio de los bonos que compran y luego pueden revenderlos sacándose unas buenas plusvalías). Los del primer grupo invierten a largo plazo y los del segundo, a corto. Son estrategias contrapuestas porque dónde unos ganan, otros pierden y viceversa.
Pues bien, desde hace unas semanas el mercado de renta pública japonés está teniendo más ventas que compras… Es un dato muy, pero que muy relevante, porque eso indica que los fondos de pensiones y las aseguradoras –seguramente apoyados por otros hedge funds que van a la contra-, están ganándole la partida a los bancos y demás especuladores del mercado. Es relevante porque el Estado está con los bancos; porque la subida de los tipos de interés frena el crecimiento económico y mata a las bolsas. Y si consideramos, que el BoJ está comprando el 70% de los bonos que emite el tesoro… al fin y al cabo, por eso están imprimiendo dinero, la situación es verdaderamente preocupante.
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Los tipos del bono a 10 años suben, porque la parte dominante del mercado exige mayor rentabilidad
Como la deuda pública nipona es la más alta del mundo, pues ronda el 240% del PIB, el gobierno de Shinzo Abe no puede permitirse que los intereses de su deuda sigan subiendo porque, al final, no tendrán con que pagarla y el país podría incurrir en default. Por eso algunos analistas, como Kyle Bass o Richard Koo, ya están especulando con la posibilidad de que el BoJ tenga que ampliar su programa de compra de bonos; porque eso haría bajar los tipos de interés y reequilibraría la situación.
Sin embargo, puede que eso no sea suficiente… porque comprar más bonos exige imprimir más dinero, lo cuál aumenta los riesgos inflacionistas y podría provocar una desbandada de los fondos de pensiones y de las aseguradoras hacia el exterior. Con lo cuál, las ventas de bonos de bonos se amplificarían y la prima de riesgo subiría todavía más.
En realidad, la situación es verdaderamente endiablada; porque una parte del mercado, está utilizando el exceso de liquidez proporcionada por los Bancos Centrales para volverse en su contra. Y mientras los tipos suben, los bancos y hedge funds que han estado comprando bonos a tuti ple, se van comiendo las pérdidas subyacentes (porque sus bonos valen menos y ya no podrán revenderlos). Pero en fin, eso daría para un artículo entero…
Lo extraordinario de todo esto, es que la deuda se encarece a pesar de los QE; que están plenamente vigentes y en Japón, más que nunca. Por eso no me extraña nada que el Nikkei se esté dando los primeros castañazos; porque la situación es de extrema volatilidad y nadie sabe cómo va a terminar el experimento. El dinero inteligente o smart money, que es el primero en oler el peligro, ya está reduciendo sus posiciones en la bolsa japonesa. Y es que ni siquiera quiere especular con más intervencionismo por parte del BoJ, que pueda beneficiar a la renta variable. Por algo será…
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Y finalmente, antes de terminar, me gustaría dejar una reflexión. En cierto modo, Japón está volviendo al punto de partida de finales de los 80, principios de los 90. Porque si la subida de tipos se consolida, el país sólo puede hacer 3 cosas:
1.Incurrir en default.
2.Recurrir a la hiperinflación (lo cual no deja de ser otro default).
3.Repatriar los capitales invertidos en el extranjero para atajar esta crisis de una vez por todas.
La opción 3, que es la más sensata, traspasaría la crisis a los países deudores; sobre todo a Estados Unidos y a Reino Unido. Si algo nos enseña la historia, es que esta situación ya se ha dado en el pasado. Por ejemplo en los años 30, en plena Gran Depresión, cuando Estados Unidos repatrió los capitales invertidos en Alemania. Alemania no quiso imprimir dinero debido al pésimo recuerdo de la hiperinflación de los años 20; con lo cual, no tuvo otro remedio que enfrentarse a la deflación. Con funestas consecuencias, por cierto, porque el PIB cayó un 23% y la producción industrial otro 40%. Sin olvidar que eso dio alas, al NSDAP de Adolf Hitler. En el caso que nos ocupa, Japón tiene más de 800.000 millones de dólares invertidos en deuda estadounidense que, en el caso de ser repatriados, crearía gravísimos problemas en Washington. Pinta mal para el dólar, porque Estados Unidos es un país deudor, no acreedor. Y no tengo nada claro que, esta vez, Japón siga optando por la política del crisantemo.
Hay un 50% que Japón repatria el dinero que tiene invertido en deuda Japonesa para superar la crisis, si esto ocurre, ¿Qué pasaría con el dólar y el yen?.
Para mi este articulo hay que estudiarlo a fondo y que algún entendido con comente como nos afectaría en nuestra hipoteca. Para mi creo que beneficiaria al euro, pero el yen no se si se apreciaría o viceversa.