Reunión del G-20

Tizo

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Algo inusual estará en el fondo de las discusiones cuando los mandatarios del Grupo de las 20 economías más grandes del mundo inicien una cumbre en Rusia a partir del jueves: pese al repunte del crecimiento económico en el mundo desarrollado, han aumentado los temores sobre el rumbo de los países emergentes.

Y algo también estará ausente: la preocupación sobre una renovada crisis financiera.

Los líderes del G20 tienen más confianza en sus sistemas bancarios que nunca desde que iniciaron las reuniones hace cinco años. Lo que es más, las economías de Estados Unidos, Europa y Japón finalmente crecen simultáneamente.

Empero ciertos temores están surgiendo sobre las naciones emergentes, que han contribuido a impulsar la economía mundial durante años: Desaceleración del crecimiento, salida del dinero de los inversionistas y el costo de la deuda va en ascenso, en parte a causa de las alzas de las tasas de interés en Estados Unidos.

El resultado es un mundo más dividido que el que se encontraron los líderes en cumbres anteriores del G20, una disparidad que podría causar que cualquier logro de la cumbre resulte vago.

Los asuntos más allá de los económicos seguramente se apropiarán de gran parte de la agenda. Es seguro que en algún momento va a surgir el tema de la amenaza de un ataque militar a Siria encabezado por Estados Unidos, en respuesta a lo que el gobierno del presidente Barack Obama califica como un letal ataque con armas químicas. El presidente ruso Vladimir Putin, aliado del mandatario sirio Bashar Assad y anfitrión de la cumbre del G20, ha pedido a Obama reconsiderar cualquier acción militar contra Siria.

Algunos países también podrían aprovechar la oportunidad para quejarse sobre el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense.

La crisis financiera europea y los temores de que la alianza en torno al euro podría deshacerse habían sido temas centrales en reuniones anteriores. Los líderes se reunieron por primera vez en 2008 mientras la crisis financiera estadounidense se desataba e infectaba economías de otras partes del mundo. Estados Unidos, Europa y Japón ahora cuentan con mayor solidez económica.

"Existe un incentivo más fuerte para la cooperación si uno se encuentra al borde de una crisis", dijo Domenico Lombardi, economista en el Centro para la Innovación de la Gobernanza Internacional en Canadá. Sin tal amenaza, "cada país atiende sus propios asuntos internos".

Tras sus primeras reuniones, por ejemplo, los líderes del G-20 adoptaron políticas en un intento por rejuvenecer la economía global. El año pasado acordaron dar un impulso a los recursos financieros del Fondo Monetario Internacional (FMI), que habían sido agotados por la crisis de Europa.

Ahora, "se está convirtiendo en algo más como un ambiente de cada país por lo suyo", dijo Eswar Prasad, un ex funcionario del FMI que ahora imparte clases en la Universidad Cornell.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un grupo de cooperación internacional con sede en París, indicó en un reporte el martes que pese a que las economías avanzadas experimentan una mejoría tras años de bajo crecimiento, una desaceleración de los países emergentes mantendrá el crecimiento económico mundial bajo para este año.

Aun así, es poco probable que las economías avanzadas alteren sus políticas de tasas de interés en respuesta a la tormenta económica de países emergentes. Dichas políticas han sido vitales a las recuperaciones en Estados Unidos, Europa y Japón.

"Esto es algo que el G20 puede acordar, porque llega al corazón de la legislación nacional", agregó Lombardi.
 

Tizo

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La presidenta Cristina Fernández anunció el miércoles que Argentina planteará en la cumbre del G20 la disputa legal que mantiene con sus acreedores, al considerar que ese tipo de litigantes se aprovechan de los países que tienen problemas de deuda y condicionan el crecimiento de la economía global.

"Vamos a plantearlo porque no es un tema que nos aqueje sólo a nosotros", afirmó Fernández a medios de prensa al llegar al aeropuerto de San Petersburgo, ciudad donde a partir del jueves participará en la cumbre de presidentes del G20, integrado por países desarrollados y emergentes.

La presidenta subrayó que su gobierno quiere plantear este problema que afronta su país "pese a que hubo aparentemente una negativa de Estados Unidos a que no se mencionara en el documento final".

"Estas cosas son las que realmente debemos debatir y tratar porque son los buitres los que se aprovechan de los países que están próximos a defaultear (declarar el cese de pagos) o que están en deuda como nosotros", sostuvo la mandataria según divulgaron medios de prensa argentinos.

Horas después de esta declaración, el Senado argentino aprobó un proyecto de ley que autoriza al gobierno a lanzar un nuevo canje de deuda a los bonistas que no se adhirieron a dos procesos anteriores y en los que la compensación fue muy inferior al capital invertido.

En los últimos días Fernández ha criticado el reciente fallo de un tribunal federal de apelaciones de Estados Unidos que obliga al país sudamericano a pagar 1.400 millones de dólares a tenedores de bonos que reclaman el pago del 100% de la deuda argentina contraída. Esos bonistas no se adhirieron en 2005 y 2010 a dos canjes de la deuda, que en 2001 fue declarada en cese de pagos.

Para la presidenta, los litigantes -entre los que hay bonistas estadounidenses- son "fondos buitre" que representan 0,45% de la deuda en cese de pagos contraída por gobiernos anteriores al suyo.

Argentina planteará que la deuda pública es un "severo condicionante del crecimiento de la economía global", además de la necesidad de que se haga "hincapié en la generación de empleo, en la producción y en la inversión, los únicos elementos que van a sacar adelante la economía", sostuvo la mandataria.

Fernández se refirió a la situación de Grecia "donde el gobierno autorizó a vender alimentos vencidos para abaratar costos", y al comentar la crisis en España, dijo que los "fondos buitre" actuaron de forma similar a como hicieron en Argentina.

"Viendo que un país no iba a poder pagar una deuda y que iba a defaultear, compraron bonos basura a precios basura y luego pretenden cobrar la totalidad", señaló.

La mandataria se quejó de que la justicia estadounidense haya castigado a Argentina, cuando su país hizo dos reestructuraciones de deuda con importantes reducciones a las cuales se sumaron 93% de los bonistas a los que se les había dejado de pagar y a quienes ahora se paga con regularidad.

La decisión última sobre la disputa que mantienen los fondos litigantes con el gobierno argentino la tendrá la Corte Suprema de Estados Unidos.

Poco después de conocerse el fallo adverso del tribunal de apelaciones, Fernández anunció el envío al Congreso de un proyecto de ley con el fin de abrir un nuevo canje de deuda para aquellos bonistas que no aceptaron las dos reestructuraciones previas.

El Senado aprobó la iniciativa con el voto favorable de 57 legisladores, ocho en contra y una abstención. El oficialismo contó con el apoyo de la Unión Cívica Radical, el principal partido opositor. Se prevé que la semana próxima sea convertida en ley en la Cámara de Diputados.

La iniciativa permite realizar un nuevo proceso de reestructuración de los títulos públicos y establece que los términos y condiciones que se ofrezcan no podrán ser mejores que los ofrecidos en los canjes previos.
 

Johngo

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Los mercados emergentes esperan cierto protagonismo en la cumbre del G-20

Los líderes del Grupo de los 20 han estado preocupados por Siria en los días previos a su cumbre del 5 al 6 de septiembre, pero algunos conservan la esperanza de encontrar una forma de aplacar las aguas repentinamente agitadas de los mercados emergentes.

En años recientes, la mayoría de las amenazas económicas que el G-20 abordó provenían de los grandes flujos de capital de los países desarrollados a los países en desarrollo, tras la crisis financiera de 2008. Pero ahora ese flujo comienza a revertirse, lo que implica nuevos retos para la recuperación global.

Este cambio de rumbo se ha intensificado en semanas recientes a medida que los inversionistas anticipan el final del período de estímulo monetario extraordinario de la Reserva Federal de Estados Unidos. este año. Esto ha generado fuertes caídas en las monedas de los países en desarrollo.

Los bancos centrales de tres miembros del G-20 —Brasil, Indonesia y Turquía—elevaron las tasas de interés, intervinieron en los mercados cambiarios o tomaron ambas medidas en las últimas semanas, para intentar detener la depreciación de sus divisas.

En India, donde la rupia ha sufrido el declive más pronunciado entre las grandes economías asiáticas, el banco central también ha tomado la medida adicional de vender dólares a las refinadoras de petróleo del Estado para alejar la demanda de dólares del mercado abierto.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico advirtió el martes que la recuperación moderada del crecimiento económico global se podría debilitar si se intensifica la salida de capitales de las economías en desarrollo.

Algunos líderes siguen con la esperanza de que el problema pueda abordarse, incluso si las reuniones del jueves y el viernes en San Petersburgo están dominadas por la crisis sobre el presunto uso de armas químicas en la guerra civil de Siria.

Por ejemplo, una persona al tanto del pensamiento de la presidenta brasileña Dilma Rousseff indicó que la mandataria espera que la cumbre genere acuerdo sobre formas de amortiguar el impacto del anticipado cambio en la política de la Fed.

"El tono de su discurso [en la cumbre] demostrará lo molesta que podría estar con las políticas de EE.UU.", afirmó un funcionario del gobierno de Brasil.

Los funcionarios brasileños señalaron que tienen el respaldo de otros países en desarrollo en sus intentos de abrir diálogo sobre la reciente volatilidad en las divisas, aunque no saben con seguridad qué miembros del G-20 ofrecerán su apoyo. En particular, quieren mejorar la forma en que la Fed comunica sus intenciones, para poder reducir las oscilaciones del mercado.

Estos países en desarrollo podrían terminar frustrados, ya que el gobierno de EE.UU. está centrando sus esfuerzos en obtener apoyo para su estrategia en Siria. Pero incluso sin Siria, era poco probable que EE.UU. hiciera grandes concesiones, señalan economistas.

"Además de un compromiso vago de tomar en cuenta los efectos de su política monetaria en otros países, la Fed en la práctica probablemente no hará concesiones a los avances en otros lugares", apuntaron desde Capital Economics, una firma de investigación con sede en Londres.

Para intentar ejercer mayor control sobre sus divisas, los gobiernos de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica han estado trabajando en una propuesta conjunta para establecer un Arreglo de Contingencia de Reserva de US$100.000 millones que será formado con reservas de los bancos centrales.

Los líderes podrían lograr algunos avances en San Petersburgo, ya que esto no requiere el aporte de EE.UU. u otros países desarrollados, aunque el nuevo fondo probablemente no sea lanzado hasta el próximo año.

En marzo, los ministros de Finanzas de los cinco países BRICS firmaron un acuerdo para poner en marcha el proyecto, durante su reunión anual en Sudáfrica. China aportará US$41.000 millones, seguida por Brasil, Rusia e India con US$18.000 millones cada uno, y Sudáfrica con US$5.000 millones.

El foco puesto en Siria probablemente también implique que los miembros de los países desarrollados del G-20 presten menos atención a la disputa de larga data sobre si fijar fechas límites obligatorias para estabilizar sus déficits presupuestarios y comenzar a reducir sus deudas.

En meses recientes, las autoridades alemanas han presionado a los países del G-20 para acordar objetivos concretos para reducir la deuda después de que el acuerdo actual de reducción del déficit venza en 2016. Pero estos intentos enfrentaron fuerte oposición de EE.UU. cuando los ministros de Finanzas se reunieron en Moscú en julio. En esa ocasión, funcionarios del Departamento del Tesoro de EE.UU. insistieron en que la prioridad debía ser fortalecer el mercado laboral y el crecimiento en lugar de reducir la deuda.

En lugar de un objetivo concreto, se prevé que los países del G-20 establezcan "estrategias fiscales a mediano plazo" para demostrar cómo lograrán un "crecimiento sostenible" después de 2016, dijo a reporteros un funcionario alemán el lunes.

"Es mejor que no tener ninguna estrategia, pero no son objetivos obligatorios", anotó el funcionario.

También se prevé que los líderes del G-20 generen un plan para apuntalar el crecimiento y crear empleos.

Un funcionario estadounidense señaló que una meta de suma importancia para EE.UU. en la cumbre es persuadir a otros países sobre la necesidad de apuntalar la demanda a nivel mundial. La demanda global está "mejorando", pero "sigue débil", indicó el funcionario. WSJ
 

Johngo

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El G-20 quiere estimular más inversiones en infraestructura



SAN PETERSBURGO, Rusia—Las mayores economías industrializadas y emergentes del mundo sopesan medidas, incluyendo la titulización de préstamos para proyectos de infraestructura y la creación de fondos dedicados, en su intento por reactivar el crecimiento global a través de la financiación de inversiones a largo plazo.

Autoridades cercanas a las conversaciones sostienen que la reunión de líderes del Grupo de los 20 en San Petersburgo esta semana probablemente apruebe un plan de trabajo —al que tuvo acceso The Wall Street Journal— que busca formas de atraer una mayor porción de los ahorros globales, hacer que el ambiente de inversión se vea más atractivo y mejorar la estructuración de proyectos a largo plazo.


Alexander Demianchuk/Reuters
Miembros del G-20 usan un barco para llegar al lugar de reunión en Rusia.


Cuando la capacidad de muchos gobiernos de invertir en sus economías está muy limitada luego de años de apuntalarlas tras la crisis financiera, la idea de involucrar dinero del sector privado es, sin dudas, atractiva. Pero las autoridades del G-20 son conscientes de que el mayor desafío que enfrentan quizás no sea una falta de financiación privada disponible, sino una escasez de proyectos que inspiren la confianza de los inversionistas.

"Creo que es importante ver este tema de forma amplia para identificar las desventajas y brindar un ambiente general favorable para la inversión", sostuvo Ludger Schuknecht, director general de política económica del ministerio de Finanzas de Alemania, en una entrevista reciente.

Desde comienzos de año, funcionarios del G-20 han recurrido al asesoramiento de un grupo de expertos, incluidos el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, sobre qué medidas podrían tomarse para respaldar la financiación de la inversión a largo plazo.

En el caso de las economías emergentes, el foco está principalmente en las enormes exigencias de infraestructura: el Banco Mundial calcula que entre US$800.000 millones y US$900.000 millones se invierten en esta área todos los años, pero señala que es necesario alrededor de US$1 billón (millón de millones) más. Para algunos países industrializados, un punto clave es cómo fomentar el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, sobre todo porque el sector financiero es más cauteloso a la hora de asumir riesgos en un ambiente post-crisis.

Las autoridades que participan en las conversaciones enfatizan que sus ideas son preliminares y señalan que el grupo de estudio del G-20 —dirigido por Alemania e Indonesia— pretende seguir sus conversaciones luego de que la presidencia sea transferida a Australia el año próximo.

El plan de trabajo describe la misión de mejorar el clima de inversión como la "primera prioridad". Eso podría involucrar medidas como fortalecer instituciones jurídicas o crear regímenes más transparentes y estables para la inversión extranjera. De todos modos, la variedad de estructuras institucionales existentes en los países que integran el grupo podría dificultar que el G-20 prescriba una fórmula única que funcione para todos, indicaron personas al tanto.

Otras cuestiones importantes que el grupo planea abordar incluyen cómo atraer más capital privado —en particular de inversionistas institucionales con abundante efectivo— hacia la inversión a largo plazo, y cómo mejorar la estructura y la transparencia de los proyectos.

"Hay mucho dinero disponible" en el sector privado, dijo el ministro de Hacienda de Indonesia, Chatib Basri. "El punto clave es cómo atraer ese capital", añadió.

Una manera de hacer eso es a través de sociedades público-privadas, donde el gobierno e inversionistas privados comparten proyectos, dijo. Los gobiernos podrían facilitar que el sector privado se involucre si crearan principios estandarizados para esas alianzas. Los gobiernos también podrían brindar mayor claridad sobre la naturaleza de los proyectos de infraestructura en general, ofreciendo más detalles sobre los plazos, el grado de involucramiento del gobierno y los ingresos previstos, indica el plan de trabajo del G-20.

Otra idea que están considerando las autoridades es alentar la titulización de préstamos de infraestructura, un proceso que agrupa esos préstamos para que puedan ser vendidos en partes, potencialmente con cierto grado de garantía pública. Pero el plan de trabajo destaca que esos productos deberían estar "basados en un alto nivel de calidad y transparencia", considerando el legado de estos instrumentos en la crisis financiera global.

El plan de trabajo también enfatizó la importancia de encontrar formas para que los bancos de desarrollo multilaterales aprovechen mejor la influencia de sus recursos en un contexto en que la financiación estatal se vuelve más escasa. Eso podría incluir la venta de partes de sus inversiones existentes, realizar inversiones directas de capital en empresas en sectores estratégicos y ofrecer garantías u otros instrumentos que ayuden a mitigar los riesgos, para estimular la participación del sector privado, según el documento. WSJ
 
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