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Johngo

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Trump aprueba extensión de 5 semanas a programa de créditos de emergencia para pequeñas empresas

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, promulgó el sábado una ley que extiende hasta el 8 de agosto el plazo para que las pequeñas empresas soliciten créditos de emergencia de un programa del Gobierno federal, destinado a ayudar a los negocios golpeados por la crisis pandémica, dijo la Casa Blanca.

La extensión del Programa de Protección Salarial (PPP por sus siglas en inglés), que fue lanzado en abril para mantener a los estadounidenses en sus trabajos y asistir a los desempleados, otorga a los dueños de empresas otras cinco semanas para postular a un esquema de asistencia financiera que ha estado plagado de dificultades.

Se estima que 130.000 millones de dólares de los 659.000 millones proporcionados por el Congreso aún no han sido destinados. Críticos temen que la oficina de Administración de Pequeñas Empresas, que gestiona los préstamos, siga experimentando problemas en la distribución equitativa de los fondos.

Desde el principio, el programa sin precedentes del Gobierno estadounidense presentó fallas en el sistema electrónico y retrasos en los procedimientos formales que llevaron a algunas empresas a quedar fuera del beneficio, mientras que algunas grandes compañías sí tuvieron acceso a los fondos. WASHINGTON, 4 jul (Reuters)
 

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La reunión fue promocionada como una celebración de los vínculos económicos y del nuevo acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, pero a los críticos en México les preocupa que López Obrador esté siendo utilizado como un peón político para impulsar la campaña del mandatario estadounidense y su agenda de “Estados Unidos primero” opuesta a la inmigración ilegal.

A pesar de los elogios mutuos en la Casa Blanca, aún hay asuntos espinosos entre los dos países, desde la inmigración hasta las inversiones.

Trump ha evitado pronunciar palabras duras hacia México desde que López Obrador asumió la presidencia hace año y medio. Y el mandatario mexicano indicó que desea dejar los insultos en el pasado.

“Como en los mejores tiempos de nuestras relaciones políticas, durante mi mandato como presidente de México, en vez de agravios hacia mi persona, y lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted comprensión y respeto”, afirmó.

Su relación es inusitadamente cálida: López Obrador es un izquierdista veterano y Trump es de derecha.

“Algunos pensaban que nuestras diferencias ideológicas habrían de llevarnos de manera inevitable al enfrentamiento. Afortunadamente, ese mal augurio no se cumplió y considero que hacia el futuro no habrá motivo ni necesidad de romper nuestras buenas relaciones políticas ni la amistad entre nuestros gobiernos”, afirmó el presidente mexicano.

Más tarde, López Obrador dijo que “fallaron los pronósticos. No nos peleamos, somos amigos, y vamos a seguir siendo amigos”.

Trump dijo que su amistad se desarrolló “contra todo pronóstico”.

Robert O’Brien, asesor de seguridad nacional del mandatario estadounidense, dijo que los dos gobernantes “realmente han congeniado” e intercambiaron bates de béisbol durante su reunión. Trump firmó y le dio a López Obrador un Louisville Slugger fabricado bajo pedido, y el presidente mexicano le dio a su colega un bate hecho por indígenas en el sur de México, declaró O’Brien en el programa “Lou Dobbs Tonight” de Fox Business Network.

Ambos firmaron una declaración en la que destacaron las relaciones entre México y Estados Unidos y el T-MEC, el nombre del nuevo tratado. El primer ministro canadiense Justin Trudeau decidió no acudir a Washington para celebrar el acuerdo argumentando que tenía compromisos programados previamente.

Trump y López Obrador también se comprometieron a cooperar en la respuesta al coronavirus, que ha sacudido fuertemente a las dos naciones. Desde marzo de 2020, el flujo a través de la frontera ha sido restringido a los viajes esenciales, aunque sí se ha permitido el flujo de bienes y servicios. El año pasado, México se convirtió en el mayor socio comercial de Estados Unidos.

López Obrador llegó a la Casa Blanca por la tarde, luego de visitar durante la mañana el monumento a Lincoln y una estatua del expresidente mexicano Benito Juárez, un héroe nacional. Trump y una guardia militar de honor le dieron la bienvenida a la Casa Blanca. Ambos posaron para los fotógrafos y Trump hizo una señal de aprobación con el pulgar. Para culminar la visita cenarían en la Casa Blanca con aproximadamente 20 empresarios estadounidenses y mexicanos, entre los cuales destacaba Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo.

Estados Unidos intenta disminuir su dependencia de la cadena de suministro proveniente de China, ante lo cual México está bien posicionado para ocupar ese vacío, aunque empresas estadounidenses han considerado que algunas acciones recientes tomadas por el gobierno mexicano son dañinas para los inversionistas del país del norte y dicen que socavan el marco de trabajo del T-MEC.

“Si no hay un mejor ambiente de inversión tanto para la inversión extranjera como privada, será muy difícil utilizar la oportunidad del T-MEC y el alejamiento entre China y Estados Unidos a nuestro favor”, dijo Gerónimo Gutiérrez, que fue embajador de México en Estados Unidos en 2017 y 2018, durante un evento virtual organizado por el Centro Wilson, un organismo de investigación.

Sin reuniones programadas con el exvicepresidente Joe Biden, aparentemente el mandatario mexicano está apostando a que Trump será elegido para un segundo período. Tom Perez, presidente del Partido Demócrata, recordó los insultos de Trump a los mexicanos y dijo que ahora el mandatario intenta adjudicarse el crédito de un acuerdo comercial que los congresistas demócratas ayudaron a hacer posible.

“Las comunidades latinas, los inmigrantes, y el pueblo estadounidense merecen un presidente con la empatía y la experiencia para guiarnos hacia adelante, no a un demagogo que aplaude la intolerancia desde la Casa Blanca”, afirmó Perez, exhortando a los votantes a elegir a Biden.

En una carta dirigida a Trump la semana pasada, una docena de integrantes de la bancada hispana del Congreso calificaron la reunión con el presidente mexicano como un intento de distraer a los electores de los crecientes casos de coronavirus en Estados Unidos, y señalaron que se trata de un “intento descarado” de politizar las relaciones entre ambos países.

A su llegada a la Casa Blanca, López Obrador y Trump no se estrecharon las manos como habría sido usual antes de la pandemia. Judd Deere, portavoz de la residencia presidencial, dijo que a todos los integrantes de la delegación mexicana se les hicieron pruebas de detección de coronavirus. Los presidentes se sentaron en mesas separadas para firmar su declaración conjunta.

A López Obrador le agrada hacer notar que Trump le ayudó a México a alcanzar un acuerdo con otros países petroleros para que la paraestatal Pemex hiciera un recorte menor a su producción, y que le ayudó al gobierno mexicano a obtener más respiradores artificiales para hacer frente a la pandemia de coronavirus.

Los dos presidentes hablan de una floreciente amistad que parece derivarse de su interés común en desarrollar planes de gobierno nacionalistas.

Sin embargo, muchos mexicanos siguen desconfiando de Trump, cuyos señalamientos están enfocados en arengar a su base de votantes. El mandatario estadounidense ha amenazado con imponer aranceles para presionar a México a desempeñar un papel incómodo en la política migratoria de Estados Unidos, e insistió en que los mexicanos pagarían un muro fronterizo para evitar que los migrantes ingresen a territorio estadounidense.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca Kayleigh McEnany no dio detalles sobre lo que los dos mandatarios dijeron acerca de la inmigración. México envió guardias a su frontera sur para ayudar a detener la ola de inmigrantes centroamericanos.
 

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La Corte Suprema de Estados Unidos se disponía el jueves a fallar sobre si el Congreso y el fiscal de Manhattan pueden tener acceso a las declaraciones fiscales y otros documentos financieros que el presidente Donald Trump se ha esforzado por no revelar.

La disputa pone a prueba la relación de fuerzas entre la Casa Blanca y el poder legislativo, así como el argumento de Trump de que no se le puede investigar mientras esté en funciones.

Aunque el fallo resulte adverso a Trump, no está claro qué parte del material tomaría estado público, ya que parte de la documentación pasaría a una investigación confidencial a cargo de un jurado de instrucción en Nueva York y el resto, solicitado por comisiones de la Cámara de Representantes dominada por los demócratas, podría contener información confidencial no sólo sobre Trump sino también sobre otros miembros de su familia y de sus negocios.

Trump ha perdido en cada instancia hasta el momento, pero no se han entregado los documentos a la espera del fallo definitivo de la Corte.

Las audiencias se realizaron en mayo vía telefónica debido a la pandemia de coronavirus. La Corte dijo el miércoles que todos los casos quedarían resueltos el jueves. Una disputa sobre si un gran territorio en el este de Oklahoma sigue siendo tierra de indígenas, también ventilada en mayo, es el único otro caso pendiente.

La disputa en torno a las órdenes de comparecencia o entrega de documentos del Congreso tiene implicaciones significativas sobre el poder del presidente para negarse a acatar un pedido formal del legislativo. En un caso pendiente en la corte federal de apelaciones de la capital —en torno al reclamo del Congreso de interrogar al exabogado de la Casa Blanca Don McGahn— el gobierno argumenta que los asesores del presidente gozan de “inmunidad absoluta”.

En dos casos anteriores, la Corte Suprema falló por unanimidad contra un presidente: al exigir que Richard Nixon entregara las cintas grabadas de la Casa Blanca al fiscal especial del caso Watergate y al permitir que procediera una demanda por acoso sexual contra Bill Clinton.
 

Johngo

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El presidente Donald Trump uso un cubrebocas durante la visita al centro médico militar Nacional Walter Reed. Cuando salió de la Casa Blanca, dijo a los periodistas: “Cuando estas en un hospital, especialmente… creo que se espera que use una máscara”.

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Una semana después de un fallo adverso en la Corte Suprema, los abogados del presidente Donald Trump anunciaron el miércoles que sopesan desacatar los pedidos de entregar las declaraciones de impuestos del mandatario, al considerarlas superfluas y una forma de acoso y represalia.

La posición está detallada en una carta al juez federal que supervisa los pedidos del fiscal general de Manhattan, Cyrus Vance Jr., de las declaraciones fiscales del mandatario, tanto personales como corporativas, que forman parte de una averiguación penal.

Vance ha pedido los documentos en parte en relación con una investigación de denuncias de que el entonces abogado personal de Trump, Michael Cohen, orquestó el pago durante la pasada campaña presidencial a dos mujeres para que no publicaran sus aseveraciones de que tuvieron relaciones extramaritales con Trump. Trump niega que tuvo esas relaciones.

En su fallo la semana pasada, los abogados señalaron que la Corte Suprema dice que pueden presentar argumentos de que las citaciones exigen demasiada información, o que están diseñadas para hostigar, manipular o castigar a Trump, o impedirle ejercer sus funciones constitucionales.

“El presidente tiene la intención de esgrimir algunos o todos estos argumentos”, escribieron los abogados.

Los abogados de la fiscalía enviaron su propia carta, aseverando que los abogados de Trump se están excediendo, basándose en una opinión concurrente que va en contra del fallo de la Corte Suprema y que ya ha sido contrariada por un juez de instancia menor.

“Este tribunal ya ha determinado que no hay mala fe, hostigamiento ni ninguna otra circunstancia inusual demostrada”, escribió el equipo legal de Vance.

“Y este tribunal ya ha rechazado la acusación del presidente de que hubo un ‘motivo secundario’ más allá de la aplicación honesta de las leyes penales”, añadió.

Los abogados de Vance también objetaron el pedido de los abogados de Trump de que se les permita reunir más evidencias y de que el proceso se suspenda hasta que la Corte Suprema decida al respecto.
 
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