2ºPestiño
Y los multidiviseros ¿Qué? Pues que también intentan minimizar el coste de sus inversiones. Objetivo tan loable como el de los estados o las empresas. La riqueza familiar es lo primero, y si el mercado me permite esta opción, pues adelante. ¡Claro!, todo tiene un precio, el precio del riesgo del tipo de interés y del riesgo del tipo de cambio. Todos sabíamos de ellos y de su gestión… ¿O no? ¿Acaso no nos informaron debidamente? ¿Nos vendieron con engaños un paquetito basura? Pues nada a pedir responsabilidades al mercado y a sus tiburones financieros que son malos, malísimos. Los agentes económicos (las personas como nosotros y las personas jurídicas) compran y venden para obtener un lucro, proporcional al riesgo asumido. Este sistema (nuestro pobre mercado) consigue que los recursos estén disponibles allí donde son más productivos…. ¿Hay otros sistemas? Sí. Que levante la mano el que conozca uno que se acerque, aunque sea de lejos, en eficacia y eficiencia al mercado capitalista4. ¡Vale!, tiene sus fallos, no existen los mercados perfectos, así que los malos del cuento se aprovechan y especulan. Son unos “aprovechones” porque se endeudan barato para obtener una riqueza personal y no social… (je,je) … Pero, ¿Acaso no pagan impuestos por sus beneficios?5 (je,je) ¡Ah!, sólo los que no pagan porque están de vacaciones en Barbados, Islas Caimán y otros sitios… bastante más cercanos a los bonitos pueblos de la geografía española. Y es que el mercado es así: “la ley de la selva”, “las leyes naturales de la oferta y de la demanda”. Los agentes económicos van al mercado y exigen una rentabilidad en función del riesgo asumido… y eso es todo. A más riesgo…. ¡Pero qué digo!, perdonad, somos multidiviseros6 . El caso es que el carry trader, vamos, vender la moneda de menor rendimiento, no genera plusvalías seguras (no se trata de una operación de arbitraje)… tiene un riesgo que nosotros conocemos y que aceptamos a cambio de esas esperadas plusvalías. Efectivamente, el efecto esta operación financiera es la depreciación de la moneda vendida, que se aleja del valor de la riqueza que representa (resumiendo: activos–pasivos de una nación), y que deja con el culo al aire7 a las mencionadas en este foro teorías financieras de la paridad del poder adquisitivo, de los t.i., de las expectativas de los tipos a plazo y de los t.i. reales iguales.
Pues está claro que alguien debe controlar este mercado. No se puede permitir que las personas se endeuden a tipos bajos para obtener mayor rentabilidad en sus inversiones. Posiblemente los mercado monetarios (los mercados financieros) sean los mercados más regulados del mundo (¿y el mercado energético?... No sabría que decir). Es normal, son extraordinariamente importantes, son muy sensibles, y en un traspiés se lía una crisis financiera de carácter sistémico de agárrate y no te menees. Si hay algo que no nos podemos permitir es precisamente esto. El correcto funcionamiento de los mercados financieros pone a disposición de las unidades económicas reales, sanas y productivas la savia que les permite vivir en el c/p y planear el futuro, si falla este riego, hasta la empresa con mayor valor, con mayor capacidad de crear riqueza y bienestar, quedará marchita al instante. Pues ya sabemos a quién debemos pedir responsabilidades, porque muy bien pagados están para gestionar un puñado de cositas como ésta verdaderamente importantes. Porque vamos a ver, el problema quizás no resida en, por ejemplo, que una empresa desee financiarse barato, si no en si el valor de la empresa pueda responder a esa financiación. Lo que hace a una empresa valiosa es su ventaja competitiva real, y su capacidad de mantenerla. La financiación barata quizás produzca mejores rentabilidades, pero los inversores de la empresa deben saber que ese plus de rentabilidad les compensa exactamente por el riesgo asumido, ni más ni menos. Si la empresa se apalanca a niveles superiores a su capacidad de crear valor, se hinchará, se hinchará, se hinchara… Y luego hará puuffffffff. ¿Por qué se han permitido esos niveles de apalancamiento? Ese es para mí el asunto8 .
Ahora le toca a los especuladores. A los ESPECULADORES con mayúsculas. Aquellos que trafican para ganar dinero rápidamente. Yo de vez en cuando siembro patatas para el consumo personal. Si fuera un agricultor desearía vender mi gran producción esperada a un precio esperado aceptable dentro de tres meses. Si deseo obtener un precio mínimo por kilo estaría interesado en negociar con derivados (vender futuros sobre las patatas o comprar una opción de venta, por ejemplo). Como veis soy una persona respetable. El caso es que hago estas operaciones habitualmente, pero no tengo papas ni nada que se le parezca, en realidad, yo soy un especulador: tolero bien el riesgo, soporto bien las pérdidas, mi objetivo son fuertes beneficios y me encanta trabajar con derivados porque me permiten un fuerte apalancamiento. ¿Quién asegurará el futuro del agricultor? La respuesta es evidente, la protección la ofrecerá aquel que pueda asumir el riesgo. ¿Quiere esto decir que no hay que regular el mercado?, ¿Quiere esto decir que no hay que regular más el mercado? Demasiado tarde, es el momento de adjudicar responsabilidades. Yo soy un especulador, pero me considero buena persona: pago mis impuestos y acato las leyes. Si las autoridades saben que el riesgo del agricultor no desaparece del sistema, si no que se comparte; si son conocedores de que elevados niveles de apalancamiento permiten enormes rentabilidades… Entonces está claro que hay que tomar medidas, porque esta enorme rentabilidad es indicativa del riesgo asumido. Pensad que, en muchos casos, el futuro de las patatas fritas con huevo está en manos del especulador. Si eliminas el riesgo de la ecuación eliminas el beneficio. Sin incentivos, los capitales se ponen a dormir invertidos en bienes con rentabilidades libres de riesgo (próximas a este tipo). Si no hay flujo financiero porque no hay expectativas, el flujo real de las patatas fritas con huevo se convierte en papas a lo pobre, y gracias. ¿Pero qué seguro que existe un punto de equilibrio que evita la distorsión del mercado?, ¡vale!, pero “cuidadín”, los experimentos con gaseosa. Además, quién le pone el cascabel al gato…. Supongo que esta debe ser una labor común, fruto de la negociación. Supongo que la única salida es estabilizar el sistema financiero mundial, eliminar los desfases entre las distintas zonas. Esto no significa homogenización (patrones fijos), sino equilibrio entre situaciones distintas, equilibrio económico-financiero, equilibrio de fundamentales… Curioso, un mercado menos imperfecto, menos intervenido, más trasparente, más profundo, etc.
4.- ¡Qué puedo decir!, vistas las limitaciones de regulaciones y sanciones administrativas y penales, hemos tenido que acudir a los instrumentos de mercado para conservar y gestionar el medio ambiente y los recursos naturales (bienes más allá de lo público, son de todos, literalmente hablando). Algunos de estos instrumentos consisten, precisamente, en crearles un mercado (mercados de bienes ambientales).
5.- Por cierto, una de las causas más importantes por las que los mercados no son perfectos es, precisamente, debido a la imposición.
6.- Y nuestro caballo de batalla es el YEN…….. Je, je… Si no lo digo reviento…. Lo siento. Je, je, je…
7.- O no, en el largo plazo. Si estas “sencillas” teorías se cumplen, como también se ha comentado en el Foro, lo comido por lo servido respecto a una hipoteca en €. Entonces todo dependerá de nuestra buena o mala suerte, y/o de nuestra capacidad de especulación.
8.- Pero no hay problema, los directivos rendirán cuentas ante los accionistas y todo quedará en casa. En el peor de los casos se instará la quiebra, y acreedores y propietarios se repartirán el valor liquidativo conforme a Ley. Una operación esporádica, puntual, específica de la entidad financiera no tiene mayores consecuencias, pero si este tipo de operaciones en las que la entidad asume una parte importante del riesgo económico (además del financiero) de la empresa alcanzan un volumen importante, el riesgo se vuelve sistémico. En consecuencia, parece legítimo pedir las oportunas responsabilidades al culpable: la entidad “reguladora-controladora” cuyo fin último es velar por la buena salud del sector financiero.