Sarkozy el equilibrista

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El presidente francés, Nicolas Sarkozy, interrumpió el pasado verano las vacaciones de sus ministros para poner en marcha -con urgencia- un plan de recorte de gastos que permitiera volver a cumplir el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) en 2013. El anuncio sorprendió a casi todos, sobre todo porque se produjo apenas unos días después de que el Parlamento diera luz verde a la contestada reforma del sistema de pensiones que acababa con la jubilación a los 60 años, una de las conquistas más emblemáticas de los sindicatos franceses.

Las recetas propuestas no distaban demasiado de las impulsadas por el resto de países europeos: congelación de gastos, reducción de beneficios fiscales (entre ellos, las deducciones asociadas a las energías renovables) y un importante recorte de la burocracia, incluida la supresión 150.000 empleos públicos hasta 2013.

En sus primeros meses de aplicación el programa cumplió su objetivo: reducir el desajuste presupuestario hasta el 7 por 100 del Producto Interior Bruto (PIB) en 2010, medio punto menos que el año anterior. No obstante, el principal esfuerzo aún está pendiente: rebajar este saldo otros cuatro puntos más en 36 meses y hacerlo sin poner en peligro la deseada recuperación.

Por ahora, el programa no ha afectado al crecimiento y el país se expandió el 1,6 por 100 el pasado año. Para el actual, las previsiones de aumento del PIB oscilan entre el 1,5 y el 2 por 100, por lo que ahora el reto del gobierno pasa por reducir el paro. A pesar de la ligera mejoría de final de año, 2010 cerró con 2,6 millones de desempleados, el 9,2 por 100 de la población activa, una cifra históricamente elevada para un país que antes de la crisis no llegaba al 8 por 100. Este hecho ha provocado que el presidente Sarkozy -en baja en todas las encuestas- haya decidido recuperar alguno de los programas para reducir la desocupación juvenil y de larga duración, que en principio iban a ser suprimidos por los recortes presupuestarios.

Nadie olvida que el próximo año habrán de celebrarse elecciones presidenciales y, para repetir mandato en El Eliseo, Sarkozy deberá multiplicar esfuerzos para recuperar buena parte del aprecio perdido entre sus votantes. Su posible rival, Dominique Strauss-Khan, actual director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), le aventaja en las encuestas y el partido gobernante (UMP) fue severamente castigado en las elecciones del pasado domingo. Sarkozy sabe que debe dar ejemplo en la reducción del déficit frente a sus socios comunitarios, en tanto que a nivel doméstico es consciente de que adoptar medidas demasiado drásticas complicarían más aún la reelección que aspirar. Al final, se trata de compaginar dos liderazgos: la grandeur intraeuropea y el gobierno de los propios.
 
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