Los bancos centrales divergen en sus estrategias monetarias

Johngo

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Los principales bancos centrales del mundo están cada vez menos sincronizados conforme afrontan presiones inflacionarias y una combinación de desafíos al crecimiento económico en todo el mundo.

El Banco Central Europeo, que se prepara para su reunión del jueves, podría ser el primer banco central de las economías desarrolladas en elevar las tasas de interés desde que el mundo cayó en una profunda recesión en 2008.

El Banco Popular de China, a su vez, elevó su tasa de interés de referencia el martes en un cuarto de punto porcentual, continuando un ciclo de ajuste en las economías emergentes que comenzó antes, pero que muchos economistas tildan de demasiado tímido.

En la Reserva Federal de Estados Unidos, entretanto, se ha desatado un intenso debate acerca de cuándo empezar a subir las tasas. Un campo minoritario pero vociferante, plantea la posibilidad de elevar las tasas este año para mitigar las presiones inflacionarias. Pero la cúpula de la Fed no se muestra inclinada a entrar en acción en el futuro cercano. Su presidente, Ben Bernanke, reiteró el lunes su opinión de que los altos precios del petróleo, los granos y otras materias primas son transitorios.

El Banco de Japón, sacudido por desastres naturales y una crisis nuclear, se reunirá el miércoles y el jueves para considerar nuevas medidas de estímulo que dirigirían préstamos de bajas tasas de interés a través de bancos a las zonas afectadas por las crisis. Se espera que el Banco de Inglaterra, que también se reúne el jueves y enfrenta presiones inflacionarias y el riesgo de una nueva recesión, no haga cambios.



Los bancos centrales de las principales economías del mundo "están en una clínica de estrés post-traumático", señala William Buiter, economista jefe de Citigroup y ex miembro del consejo del Banco de Inglaterra. Las tasas de interés "son ridículamente bajas", añade. "Este claramente no es el mundo en que les gusta operar a los bancos centrales". No obstante, escoger el momento adecuado para retirar el estímulo y empezar a subir las tasas es más delicado que en ocasiones anteriores.

Las estrategias que se emprendan en los próximos meses tendrán enormes implicancias para el crecimiento, la inflación y los mercados financieros. Bruce Kasman, economista global jefe de J.P. Morgan, dice que los bancos centrales de mercados emergentes como el Banco Popular de China están rezagados en su lucha contra la inflación y arriesgan mayores presiones inflacionarias. Si los bancos centrales de las economías desarrolladas esperan demasiado para iniciar el ajuste, también corren el riesgo de rezagarse. Pero si actúan demasiado pronto o demasiado enérgicamente, podrían interrumpir la recuperación de sus respectivas economías.

En momentos en que el BCE se apresta a subir las tasas y la Fed opta por dejarlas intactas, el dólar podría seguir cayendo en los mercados conforme los inversionistas salen en busca de activos con retornos más altos, señala Kasman.

La divergencia entre los bancos centrales pone a prueba su credibilidad. El BCE apuesta a que un alza de las tasas ahora demostrará su celo antiinflacionario y podría ayudarlo a evitar aumentos más draconianos más adelante. Se espera que el organismo aumente su tasa de referencia en un cuarto de punto porcentual en la reunión del jueves para dejarla en 1,25%. El euro tocó máximos de cinco meses contra el dólar de EE.UU. esta semana.

La Fed, por su parte, cree que puede darse el lujo de dejar que la recuperación incipiente en EE.UU., que aún enfrenta grandes obstáculos como la caída del mercado inmobiliario, el mayor ahorro de las personas y el alto desempleo, siga adelante por un tiempo antes de empezar a pisar el freno.

Si el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, se equivoca, las mayores tasas de interés podrían castigar innecesariamente a las economías más frágiles de Europa, como Grecia, Irlanda, Portugal y España, mientras que el fortalecimiento del euro podría encarecer las exportaciones alemanas en los mercados mundiales.

Si la Fed es la equivocada y demora demasiado para subir las tasas, su credibilidad para combatir la inflación se vería perjudicada. Bernanke indicó el lunes que si los precios al consumidor suben de manera más generalizada de lo que espera, actuará para erradicar la inflación.

Hay mucho en juego para Trichet, el último presidente de un banco central de una economía desarrollada en aumentar las tasas de interés, en julio de 2008, apenas semanas antes de que la quiebra de Lehman Brothers desencadenara una crisis financiera global. El BCE ha sido criticado por esa medida desde entonces, pese a que Trichet usa ese ejemplo como confirmación de su firmeza contra la inflación.

El BCE encara una división cada vez más honda entre un norte más próspero conformado por Alemania, Austria y Holanda, donde la inflación comienza a echar raíces, y su frágil sur más Irlanda, donde el desempleo es alto y el crecimiento débil.

Trichet minimiza la brecha entre las economías de la región, diciendo que no son más inusuales que los niveles de desempeño entre las regiones de EE.UU. Pero muchos analistas creen que el BCE subestima los riesgos que presenta un bloque, como la zona euro, que se mueve a múltiples velocidades.

Por Brian Blackstone y Jon Hilsenrath
The Wall Street Journal
 
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