Trump apoya armar a los profesores para evitar las masacres en las escuelas
NOTA: Evidentemente la cultura de la época de cowboys permanece.
El presidente estadounidense Donald Trump se reunió este miércoles con sobrevivientes de varias matanzas en escuelas que conmocionaron al país --como la de la semana pasada en la secundaria de Parkland, Florida--, y al concluir el encuentro reveló que analiza una idea que sin dudas desatará un feroz debate: que los maestros lleven armas en forma encubierta para poder responder a cualquier atacante.
NOTA: Y las maestras ¿También se tienen que convertir en tiradoras? Evidentemente hay algo que aquí no va.
El presidente, sin embargo, apuntó que la iniciativa “solo funciona si tenemos gente adepta a usar armas de fuego, y tenemos muchas. Serían profesores y entrenadores”. “Esto sería obviamente para personas adeptas a manipular un arma. Y sería con porte encubierto”, aclaró.
La iniciativa puede ser bien recibida en la América profunda, donde es muy común que cualquiera maneje un arma y donde no es raro escuchar a la gente decir que las matanzas se terminarían cuando los profesores puedan liquidar al atacante. Pero, en las grandes ciudades más progresistas, ¿obligarán a los maestros a armarse? ¿Qué sucederá con los que se nieguen? ¿Esa medida, garantiza la seguridad, cuando el tirador tiene un rifle semiautomático que dispara ráfagas? ¿Qué pasa si un profesor se vuelve loco y tiene un arma en clase?
Trump, que ha dicho a la Asociación Nacional del Rifle (NRA) que tiene “un amigo en la Casa Blanca”, está conmocionado por la tragedia en Parkland. Pero más aún por el inesperado movimiento social que la matanza ha engendrado, algo que se ha salido de los carriles habituales porque convocaron a una manifestación para el 24 de marzo en Washington, con la intención de que se replique en todo el país.
El presidente percibe que lo que está sucediendo esta vez es diferente. Los estudiantes no se callaron para hacer el duelo, como los mayores hicieron en la matanza de Las Vegas, por ejemplo, con 58 víctimas. Al día siguiente, algunos de los chicos sobrevivientes estremecieron al país con discursos indignados, sensibles, coherentes, directos, con pedidos concretos de acción al presidente y los políticos. Es que estos alumnos, de entre 14 y 18 años, están en la edad de la irreverencia, de los planteos existenciales y en plena formación política e ideológica. También es una generación que nació luego de la matanza de la escuela de Columbine, en 1999, por lo que toda su vida han padecido en los colegios simulacros y ensayos antiterroristas y se resisten a admitir que un chico de 18 pueda comprar legalmente un rifle semiautomático y tenga prohibido beber una cerveza antes de los 21. Además, algo que es clave: por primera vez los adolescentes sufren en carne propia una matanza en plena era de las redes sociales, ya que en la de la Universidad Virginia Tech, en 2007, su poder era apenas incipiente. Su voz se propala rápidamente y se agiganta.
La encuesta del Post también reveló que el 60% de los estadounidenses cree que ni el presidente ni los congresistas están haciendo lo suficiente para prevenir estos ataques masivos. Trump, que comprende perfectamente el juego mediático y el de las redes sociales, intenta frenar la ola de indignación y busca una salida. Ya dijo que está a favor de más controles, también de prohibir dispositivos que convierten a los rifles en automáticos. Y ayer avanzó aún más, con la idea de armar a los maestros. La NRA estará feliz: al menos por ahora, no se habla de restringir la venta de armamento sino todo lo contrario.
MAS: Tiroteo en Florida: "Teníamos a este monstruo viviendo bajo nuestro techo y no lo sabíamos"
Florida monta su gran feria de armas tres días después de la matanza del colegio
NOTA: Evidentemente la cultura de la época de cowboys permanece.
El presidente estadounidense Donald Trump se reunió este miércoles con sobrevivientes de varias matanzas en escuelas que conmocionaron al país --como la de la semana pasada en la secundaria de Parkland, Florida--, y al concluir el encuentro reveló que analiza una idea que sin dudas desatará un feroz debate: que los maestros lleven armas en forma encubierta para poder responder a cualquier atacante.
NOTA: Y las maestras ¿También se tienen que convertir en tiradoras? Evidentemente hay algo que aquí no va.
El presidente, sin embargo, apuntó que la iniciativa “solo funciona si tenemos gente adepta a usar armas de fuego, y tenemos muchas. Serían profesores y entrenadores”. “Esto sería obviamente para personas adeptas a manipular un arma. Y sería con porte encubierto”, aclaró.
La iniciativa puede ser bien recibida en la América profunda, donde es muy común que cualquiera maneje un arma y donde no es raro escuchar a la gente decir que las matanzas se terminarían cuando los profesores puedan liquidar al atacante. Pero, en las grandes ciudades más progresistas, ¿obligarán a los maestros a armarse? ¿Qué sucederá con los que se nieguen? ¿Esa medida, garantiza la seguridad, cuando el tirador tiene un rifle semiautomático que dispara ráfagas? ¿Qué pasa si un profesor se vuelve loco y tiene un arma en clase?
Trump, que ha dicho a la Asociación Nacional del Rifle (NRA) que tiene “un amigo en la Casa Blanca”, está conmocionado por la tragedia en Parkland. Pero más aún por el inesperado movimiento social que la matanza ha engendrado, algo que se ha salido de los carriles habituales porque convocaron a una manifestación para el 24 de marzo en Washington, con la intención de que se replique en todo el país.
El presidente percibe que lo que está sucediendo esta vez es diferente. Los estudiantes no se callaron para hacer el duelo, como los mayores hicieron en la matanza de Las Vegas, por ejemplo, con 58 víctimas. Al día siguiente, algunos de los chicos sobrevivientes estremecieron al país con discursos indignados, sensibles, coherentes, directos, con pedidos concretos de acción al presidente y los políticos. Es que estos alumnos, de entre 14 y 18 años, están en la edad de la irreverencia, de los planteos existenciales y en plena formación política e ideológica. También es una generación que nació luego de la matanza de la escuela de Columbine, en 1999, por lo que toda su vida han padecido en los colegios simulacros y ensayos antiterroristas y se resisten a admitir que un chico de 18 pueda comprar legalmente un rifle semiautomático y tenga prohibido beber una cerveza antes de los 21. Además, algo que es clave: por primera vez los adolescentes sufren en carne propia una matanza en plena era de las redes sociales, ya que en la de la Universidad Virginia Tech, en 2007, su poder era apenas incipiente. Su voz se propala rápidamente y se agiganta.
La encuesta del Post también reveló que el 60% de los estadounidenses cree que ni el presidente ni los congresistas están haciendo lo suficiente para prevenir estos ataques masivos. Trump, que comprende perfectamente el juego mediático y el de las redes sociales, intenta frenar la ola de indignación y busca una salida. Ya dijo que está a favor de más controles, también de prohibir dispositivos que convierten a los rifles en automáticos. Y ayer avanzó aún más, con la idea de armar a los maestros. La NRA estará feliz: al menos por ahora, no se habla de restringir la venta de armamento sino todo lo contrario.
MAS: Tiroteo en Florida: "Teníamos a este monstruo viviendo bajo nuestro techo y no lo sabíamos"
Florida monta su gran feria de armas tres días después de la matanza del colegio