Hilo Estados Unidos

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Nuestro escenario base supone una disminución del PIB del 4,4% en 2020. El PIB regresa a los niveles pre-crisis en el 2T22. La tasa de desempleo máxima podría superar el 15%. Con el aumento de los vientos en contra de la inflación, esperamos que el IPC caiga 0,1% en 2020.
Puntos clave
  • La Fed mantendrá las tasas en el límite inferior cero, el balance general crecerá a $7,5 mil millones
  • Los rendimientos a largo plazo se mantendrán cerca de los niveles actuales a fin de año
  • Los precios del petróleo se mantendrán bajos en 2020
  • Sigue habiendo incertidumbre sobre la profundidad y duración de la crisis
  • Riesgos inclinados a la baja
 

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Más de 4,4 millones de trabajadores despedidos solicitaron prestaciones por desempleo en Estados Unidos la semana pasada, a medida que los recortes de personal se intensifican en una economía que permanece casi cerrada, informó el jueves el gobierno.

Con la nueva cifra, alrededor de 26 millones de personas han solicitado ayuda por desempleo en las cinco semanas desde que comenzó la epidemia de coronavirus, que obligó a millones de empleadores a detener sus actividades.

Aproximadamente uno de cada seis trabajadores estadounidenses ha perdido su empleo desde mediados de marzo, lo que constituye la peor serie de despidos registrada. Los economistas han pronosticado que la tasa de desempleo para abril podría llegar hasta el 20%.


La enorme pérdida de empleos ha hundido a la economía estadounidense en su peor crisis económica desde la Gran Depresión de la década de 1930. Algunos economistas vaticinan que el PIB sufrirá una contracción del doble de la sufrida durante la Gran Recesión de 2008-2009.

Las penurias económicas causadas por el coronavirus han desatado protestas en algunos estados norteamericanos, en exigencia de que se reanuden los negocios. Algunos gobernadores han estado relajando las restricciones a pesar de las advertencias de expertos de que ello podría ocasionar un repunte de la pandemia. En Georgia se permitirá el funcionamiento de gimnasios, peluquerías y pistas de bolos a partir del viernes. Texas ha reabierto sus parques estatales.

Sin embargo, incluso esas reaperturas no incidirán mucho en el empleo, especialmente en momentos en que los estadounidenses se muestran renuentes a salir de sus casas. La mayoría de los norteamericanos prefiere acatar las recomendaciones de confinamiento y cree que levantar las medidas de distanciamiento social ahora sería un error.

Además de ello, es posible que surja otra ola de despidos próximamente, debido a la inminente quiebra de miles de empresas pequeñas que han pedido infructuosamente préstamos del gobierno federal.

El número total de personas que ya están recibiendo asistencia pública por desempleo ha llegado a la cifra récord de 16 millones, superando la cima anterior de 12 millones alcanzada en 2010 al ceder la Gran Recesión. Incluso esos 16 millones son apenas los que han logrado superar los trámites burocráticos —ya sea telefónicos o por internet para obtener la aprobación de recibir las prestaciones— y están recibiendo los cheques.

En muchos estados, los desempleados han tenido dificultades en cumplir con los trámites exigidos. Entre ellos hay millones de trabajadores por cuenta propia, independientes, contratistas y autoempleados, que por primera vez son elegibles para recibir esos beneficios.


“Este ha sido un golpe devastador para muchas familias y pequeños negocios”, apuntó Aaron Sojourner, economista de la Universidad de Minnesota. “Es algo fuera de su control y de lo cual no tienen culpa alguna”.

Prácticamente todos los sectores de la economía han sido afectados por despidos súbitos y masivos. Los expertos calculan que los hoteles y los restaurantes han sido los más golpeados, al perder unos cuatro millones de empleos desde el 15 de febrero. Eso equivale a casi una tercera parte de toda la fuerza laboral en ese sector.
 

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Uno de cada cuatro adultos en Estados Unidos dice que alguien en su hogar ha perdido el empleo debido a la pandemia de coronavirus, pero la amplia mayoría prevé que regresarán esos empleos una vez que pase la crisis, de acuerdo con una nueva encuesta de The Associated Press-NORC.

La devastación provocada por el COVID-19 salta a la vista: 26,4 millones de personas en Estados Unidos han perdido su empleo en las últimas cinco semanas, millones de propietarios de inmuebles están demorando los pagos de sus hipotecas y las filas de autos frente a los bancos de alimentos se extienden por kilómetros.


El 46% de los habitantes dice que su hogar ha sufrido una reducción de ingresos, sea por despido, reducción de la jornada o del salario o por licencia sin goce de sueldo.

Sin embargo, la mayoría de los encuestados expresa optimismo en cuanto a sus perspectivas económicas. En los hogares que han sufrido un despido, el 78% cree que esos empleos probable o seguramente regresarán. Otro signo positivo: el porcentaje de trabajadores que dicen que su hogar ha perdido una fuente de ingresos no difiere significativamente del de hace algunas semanas.

El 71% de los estadounidenses dicen que el estado de la economía nacional es malo, comparado con el 60% hace tres semanas y el 33% en enero. Al mismo tiempo, el 64% dice que su situación financiera personal es buena, una cifra que prácticamente no ha cambiado desde que comenzó el brote del virus.

El Congreso aprobó recientemente un paquete de rescate de casi 2 billones de dólares que amplió los pagos de prestaciones por desempleo, otorgó préstamos a las pequeñas empresas y extendió un cheque del gobierno a la mayoría de los estadounidenses.

El país está dividido sobre las perspectivas de un rebote de la economía el año próximo. El 45% dice que mejorará, el 37% dice que empeorará y sólo el 17% prevé que no habrá cambios.

Según la encuesta, la amplia mayoría de los estadounidenses apoya las normas de confinamiento social y otras medidas para frenar la propagación del coronavirus. El 61% dijo que eran correctas, en tanto el 26% consideró que eran insuficientes a pesar de que han provocada el cierre de innumerables negocios pequeños.

Los hogares de menores ingresos y menor nivel educativo parecen ser los más afectados por la pérdida de empleos: el 29% de los que ganan menos de 50.000 dólares al año dijeron que su hogar perdió un empleo, comparado con el 22% de los que ganan más. Asimismo, el 28% de los que no tienen título universitario sufrieron un despido, comparado con el 19% de los que sí tienen título.

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La encuesta AP-NORC de 1.057 adultos se realizó el 26 de abril con una muestra del Panel AmeriSpeak, diseñado para ser representativo de la población. El margen de error es de más/menos 4 puntos porcentuales. Los encuestados fueron escogidos al azar y entrevistados por teléfono o en línea.
 

Johngo

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Votación por internet: ¿el sistema que se viene en EEUU?

Varios estados pueden poner a prueba una modalidad de voto que combine lo digital en línea con una impresión física de las boletas



Que la pandemia lo ha cambiado todo, no es novedad. Que la campaña por lo que quizás sea el puesto más importante en el mundo, la presidencia de Estados Unidos, se ha visto afectada en un cien por ciento, tampoco. Pero que muchos están pensando en modificar absolutamente el sistema de votación para llevarlo a lo digital, eso sí es una noticia inesperada.
Existen grupos muy fuertes en todo el país que llevan años abogando por una modernización del sistema electoral y que ahora, con la crisis del COVID19, encontraron un argumento fuerte para su teoría de la digitalización del voto.

Con el evidente miedo de que de aquí a noviembre la situación no mejore lo suficiente como para que la gente se acerque tranquila a los centros de votación, el debate acerca de si nacionalizar el sistema de votación por correo está en boca de todos. Pero hasta el propio presidente Donald Trump se ha mostrado en contra de este sistema (que funciona en algunos Estados para todos los residentes, en otros sólo para quienes tienen discapacidades y en otros no funciona) saliendo a comienzos de esta semana a decir que las boletas por correo de manera masiva pueden llevar al fraude porque no hay un control en persona de quien la completó. Allí es donde surgen los que abogan por una votación móvil o a través de internet.

El Estado de Virginia del Oeste ha implementado una votación en línea desde el 2018, y piensa repetirla en la primaria que llevarán a cabo en junio de este año (aún no han confirmado si la modalidad se usará en noviembre). Se trata de una votación enteramente digital pero que hasta ahora sólo está disponible para militares y residentes del Estado que se encuentran por fuera del país. En la primaria la pondrán a prueba con personas con discapacidades. El número reducido de ciudadanos con acceso a este sistema es lo que ha disminuido los riesgos en su uso. Pero lógicamente si esto se masifica, existen grandes posibilidades de que haya fallas en el sistema o simplemente que un pirata cibernético pueda afectar la elección. Por eso es que no hay grandes movimientos nacionales abogando por estos sistemas puramente digitales, sino que suele haber más adhesión por un sistema mixto entre lo digital y lo analógico.

Una vez completada la boleta electoral en el dispositivo de acceso a internet, la persona debe acercarse a un centro de votación donde se verifica su identidad y con un código generado por la aplicación se accede a sus elecciones que luego son impresas frente a la persona. De este modo queda una constancia física del voto que sirve para la auditoría final. ¿Cuál sería la ventaja? Por un lado disminuye considerablemente el tiempo que el votante debe pasar en el centro electoral, algo que se está buscando en tiempos de coronavirus. Por otro lado, al quedar constancia física del voto el día de la elección (o días previos si existe en ese Estado la modalidad de votación anticipada), el recuento de votos se puede hacer inmediatamente. Con el sistema de voto por correo, pueden pasar días hasta que los centros de elecciones reciban todas las boletas completas (se aceptan todos los votos que vengan con estampilla previa al día de la elección) y por ende pueden pasar hasta semanas sin resultados.

Pero la objeción obvia que hay en contra de digitalizar el voto, o al menos una parte del proceso de voto, tiene que ver con la ciberseguridad. Hay que recordar que Estados Unidos sufrió un ciberataque ruso en el ciclo electoral de 2016 (algo que el comité de seguridad del Senado volvió a ratificar ayer) y ese fantasma está en la cabeza de todos.

AL COMPLETO:
https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/04/22/votacion-por-internet-el-sistema-que-se-viene-en-eeuu/
 

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Los miles de millones de dólares destinados a las pequeñas empresas en Estados Unidos para contrarrestar los efectos económicos del coronavirus puede que no logren impedir que muchas de ellas se declaren en quiebra.

Las solicitudes de empresas amparadas en el Capítulo 11 de la ley federal de quiebras de Estados Unidos aumentaron significativamente en marzo, y los abogados que trabajan con compañías en problemas observan señales de que más dueños están contemplando la posibilidad de declararse en bancarrota.

Las compañías que se vieron obligadas a cerrar o reducir sus actividades a causa de las medidas del gobierno para frenar la propagación del coronavirus tienen crecientes deudas y perspectivas inciertas sobre cuándo regresarán a la normalidad. Incluso los propietarios que están recibiendo préstamos de emergencia y subvenciones no están seguros de que esa ayuda sea suficiente.

Entre las compañías más vulnerables están miles de restaurantes y tiendas minoristas que cerraron, muchos de ellos hace más de un mes. Algunos restaurantes han podido obtener un poco de ingresos al servir alimentos para llevar y para entregar a domicilio, pero incluso ellos tienen problemas financieros. Las tiendas minoristas pequeñas e independientes, incluyendo aquellas que también venden en línea, corren un riesgo similar.

Las compañías petroleras independientes, cuyos ingresos se vieron muy afectados tras el desplome en los precios del crudo, también están limitadas financieramente, al igual que otras empresas que ya estaban abrumadas con altos niveles de deuda antes del virus.

Incluso las grandes corporaciones tienen problemas, entre ellas las cadenas de tiendas minoristas que tuvieron que cerrar sus sucursales.

El gobierno federal ya ha aprobado o entregado más de 2 millones de préstamos y subvenciones a pequeñas empresas que totalizan casi 360.000 millones de dólares, y otros 310.000 millones de dólares van en camino a uno de los programas. Sin embargo, ese dinero puede ser, en el mejor de los casos, una solución provisional para compañías con pocos o nada de ingresos. Y se tiene previsto que los nuevos fondos se agoten tan rápido que miles de dueños no obtengan préstamos.

No hay una manera de predecir cuántas compañías se declararán en quiebra. De 2008 a 2010, durante la Gran Recesión y el periodo subsiguiente, se presentaron más de 160.000 declaraciones de bancarrota, según datos recopilados por el sistema judicial federal.
 

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Las marcas icónicas que podrían desaparecer debido al coronavirus
 

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El sector de servicios de Estados Unidos sufrió el mes pasado su primera contracción en una década a raíz del cierre de negocios y las pérdidas de empleos debido a la crisis del coronavirus.

El Instituto de Gestión de Suministros de Estados Unidos informó el martes que su índice para el sector de servicios para abril fue de 41,8 comparado con 52,5 en marzo. Todo número por debajo de 50 indica una contracción.

Es la primera vez que esa cifra se reduce desde diciembre del 2009, y es la cifra más baja desde marzo desde ese año, cuando el país se encontraba sumido en la Gran Recesión.

Todos los renglones sufrieron caídas pronunciadas y el indicador de actividad empresarial bajó a 26, el nivel más bajo en la historia. El indicador de nuevas órdenes bajó a 32,9, y el indicador de empleo descendió a 30.

En cuanto a los servicios, hubo sólo dos rubros que subieron: el de administración pública y el de finanzas y seguros. Otros 16 sectores bajaron.

En el sector agrícola, los empresarios encuestados respondieron que la crisis del coronavirus había entorpecido significativamente su actividad, ante una caída de 29% en el precio de la leche en pocas semanas. “La leche se está quedando en las granjas debido a la pérdida de mercado”, dice el reporte.


La Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso prevé que la economía de Estados Unidos en el período abril-junio sufrirá una contracción sin precedente de 40%.

La semana pasada, el Instituto de Gestión de Suministros reportó que su índice de manufactura también sufrió una contracción, mostrando una cifra de 41,5 para abril.

Si bien el gobierno estadounidense espera con avidez un repunte económico rápido con la reapertura de negocios, muchos economistas estiman que la recesión continuará hasta que se desarrolle una vacuna.

“Las medidas de distanciamiento social están siendo levantadas gradualmente, pero tomará tiempo reparar el daño”, manifestó Oren Klachkin, economista de Oxford Economics. “La ausencia de demanda, las interrupciones en la cadena de suministros ... y la incertidumbre sobre la trayectoria del virus plantearán retos considerables a una recuperación económica”.
 
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