Hilo Estados Unidos

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El déficit comercial estadounidense aumentó casi 19% en diciembre, con lo que el desequilibrio para todo el 2018 asciende a un nivel no visto desde hace una década: 621.000 millones. El déficit con China en cuanto a bienes alcanzó un récord de 419.200 millones de dólares.
Las cifras difundidas el miércoles por el Departamento de Comercio reflejan que no se ha cumplido una de las principales promesas de campaña del ahora presidente Donald Trump, quien prometió reducir el déficit y traer de vuelta a Estados Unidos a los empleos de fábrica.
Sin embargo, la sed de importaciones por parte de Estados Unidos al parecer ha aumentado desde que Trump el año pasado impuso aranceles sobre productos chinos y productos extranjeros de acero y aluminio. La mayor demanda de importaciones chinas podría ser consecuencia de los recortes de impuestos aprobados por los republicanos el año pasado, que buscaban estimular el gasto por parte de individuos y comercios.
La diferencia entre lo que Estados Unidos compra y vende al exterior aumentó a 59.800 millones de dólares en diciembre, comparado con 50.300 millones en noviembre, informó el Departamento de Comercio. Si se ajusta por inflación, el déficit comercial para productos en diciembre fue el más alto en la historia de Estados Unidos.
Stephen Stanley, economista de Amherst Pierpont Securities, sugirió que el déficit comercial aumentó tan pronunciadamente porque los importadores preferían apresurarse a traer productos al país ya que Estados Unidos había anunciado que el 1 de enero aumentaría sus tarifas a los productos chinos. Tal medida ha sido postergada, ante indicios de avances en las negociaciones comerciales.
Si bien el sólido crecimiento económico estimuló el aumento de las importaciones, el más amplio déficit comercial podría perjudicar al crecimiento económico.
El alza del déficit comercial junto con la débil cifra de construcción de viviendas parecen reflejar la timidez del crecimiento económico en los últimos tres meses delo 2018, estimó Jim O’Sullivan, economista de High Frequency Economics.
O’Sullivan estima que el crecimiento entre octubre y diciembre será reevaluado de 2,6% a 2,4%.
En base anual, el déficit comercial aumentó en 12,5%. Alcanzó su cifra más alta desde el 2008, cuando fue de 708.700 millones de dólares. Ese desequilibrio fue disminuyendo a raíz de la crisis financiera global, cuando tanto Estados Unidos como otros países cayeron en severas recesiones.
 

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Impactante la influencia de la caída bursátil en el patrimonio de los norteamericanos
 

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Washington probablemente dedique meses a borrar los últimos remanentes de un acuerdo presupuestario fallido para 2011 que, de lo contrario, reduciría las operaciones básicas del Pentágono en 71.000 millones de dólares y las agencias nacionales y la ayuda exterior en 55.000 millones de dólares. Los principales legisladores están presionando para que se repitan tres acuerdos anteriores a fin de utilizar recortes de gastos o ingresos nuevos y apuntalar el gasto adicional en lugar de sufragar déficits que de nuevo se acercan a un billón de dólares.
Todo esto tiene a los legisladores en un estado de ánimo sombrío.
“Al presidente no le importa. A la dirección del Partido Demócrata no le importa”, dijo el exsenador republicano Judd Gregg. “Y las redes sociales están en estampida”.
El presupuesto de Trump llega en un momento en que las últimas cifras del Departamento del Tesoro muestran un aumento del 77% en el déficit durante los primeros cuatro meses del año fiscal, impulsado por la caída de los ingresos y el crecimiento constante del gasto.
El recorte de impuestos de Trump en 2017 tiene gran parte de la culpa, junto con fuertes aumentos en el gasto, tanto para el Pentágono como para las agencias nacionales y los crecientes costos federales de jubilación de la generación del “baby boom”. Las promesas de que el recorte de impuestos estimularía tanto el crecimiento económico que en su mayor parte se amortizaría por sí mismo han resultado ser lamentablemente equivocadas.
Sin embargo, el próximo presupuesto de Trump no abordará ninguno de los principales factores detrás de los crecientes e intratables déficits que han llevado a la deuda estadounidense a superar los 22 billones de dólares. Los recortes propuestos más llamativos a las operaciones de las agencias nacionales fueron rechazados cuando los republicanos del movimiento Tea Party controlaban la Cámara de Representantes, y se enfrentan a perspectivas igualmente sombrías ahora que los demócratas son la mayoría.
 
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