Más de cuatro años después de que Lehman Brothers, cuarto banco de inversión de Estados Unidos, se declarara en quiebra; cuatro meses después de que se firmara el acuerdo en el que se plasman las condiciones impuestas por la Unión Europea para el rescate de la banca española y transcurridos dos desde que Oliver Newman (OW) hiciera públicas sus conclusiones sobre las entidades financieras españolas, la Comisión Europea (CE) aprobaba la pasada semana los planes de reestructuración de los bancos españoles del Grupo 1 del Memorandum of Understanding (MoU).
Este grupo incluye a BFA-Bankia, NovaCaixaGalicia Banco, Catalunya Banc y Banco de Valencia, lo que asegura que diciembre se convierta en el primer mes clave en el proceso de saneamiento del sector financiero, al entrar la hoja de ruta del saneamiento bancario en su fase definitiva.
El proceso ha merecido la bendición del FMI que en el primer informe de progreso sobre la reforma del sistema financiero español concluye, en relación al MoU, que se han alcanzado importantes progresos en el proceso de restructuración del sistema financiero, si bien todavía quedan por delante los pasos más complicados, especialmente la implementación de los planes de restructuración y la gestión del banco malo.
Las necesidades de capital de estas entidades nacionalizadas ascienden a 37.000 millones de euros, cifra inferior a la que manejaba OW, que se situaba cerca de los 46.000 millones. El desfase es debido a la absorción de pérdidas por parte de los titulares de acciones e instrumentos híbridos y subordinados, las eventuales ventas de activos medios ponderados por riesgo (APRs) o al traspaso de activos al "banco malo", elementos todos ellos no contemplados en las estimaciones de Oliver Wayman, aunque de momento, no se han dado a conocer con exactitud los recortes que se van a establecer sobre las diferentes categorías de activos.
Los planes de recapitalización de las tres entidades todavía nacionalizadas, tras la adjudicación del Banco Valencia a CaixaBank, obligará a una reducción del tamaño de sus balances en un 60% durante los próximos años, centrarse en su negocio retail, reducir la dependencia de la financiación mayorista y minorar su exposición al riesgo promotor.
En cualquier caso, éste no será el único desembolso que afrontará el sector público en el proceso de reestructuración bancaria, ya que al apoyo a este grupo de entidades, hay que sumar las necesidades de capital que surjan en las entidades no nacionalizadas y que no sean capaces de cubrir por sí mismas, y el montante destinado a la puesta en marcha de la SAREB, suma que podría alcanzar los 5.000 millones de euros, lo que dejaría el volumen de inyecciones de capital público en una cantidad cercana a los 42.000 millones de euros.
De la misma manera, diciembre será testigo de la inyección de capital que requiere la puesta en funcionamiento de la SAREB o "banco malo", mediante un préstamo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), además de materializarse el traspaso de activos por parte de las entidades del Grupo 1 a esta sociedad, mientras que el del Grupo 2 se realizará en el mes de enero 2013.
Este grupo incluye a BFA-Bankia, NovaCaixaGalicia Banco, Catalunya Banc y Banco de Valencia, lo que asegura que diciembre se convierta en el primer mes clave en el proceso de saneamiento del sector financiero, al entrar la hoja de ruta del saneamiento bancario en su fase definitiva.
El proceso ha merecido la bendición del FMI que en el primer informe de progreso sobre la reforma del sistema financiero español concluye, en relación al MoU, que se han alcanzado importantes progresos en el proceso de restructuración del sistema financiero, si bien todavía quedan por delante los pasos más complicados, especialmente la implementación de los planes de restructuración y la gestión del banco malo.
Las necesidades de capital de estas entidades nacionalizadas ascienden a 37.000 millones de euros, cifra inferior a la que manejaba OW, que se situaba cerca de los 46.000 millones. El desfase es debido a la absorción de pérdidas por parte de los titulares de acciones e instrumentos híbridos y subordinados, las eventuales ventas de activos medios ponderados por riesgo (APRs) o al traspaso de activos al "banco malo", elementos todos ellos no contemplados en las estimaciones de Oliver Wayman, aunque de momento, no se han dado a conocer con exactitud los recortes que se van a establecer sobre las diferentes categorías de activos.
Los planes de recapitalización de las tres entidades todavía nacionalizadas, tras la adjudicación del Banco Valencia a CaixaBank, obligará a una reducción del tamaño de sus balances en un 60% durante los próximos años, centrarse en su negocio retail, reducir la dependencia de la financiación mayorista y minorar su exposición al riesgo promotor.
En cualquier caso, éste no será el único desembolso que afrontará el sector público en el proceso de reestructuración bancaria, ya que al apoyo a este grupo de entidades, hay que sumar las necesidades de capital que surjan en las entidades no nacionalizadas y que no sean capaces de cubrir por sí mismas, y el montante destinado a la puesta en marcha de la SAREB, suma que podría alcanzar los 5.000 millones de euros, lo que dejaría el volumen de inyecciones de capital público en una cantidad cercana a los 42.000 millones de euros.
De la misma manera, diciembre será testigo de la inyección de capital que requiere la puesta en funcionamiento de la SAREB o "banco malo", mediante un préstamo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), además de materializarse el traspaso de activos por parte de las entidades del Grupo 1 a esta sociedad, mientras que el del Grupo 2 se realizará en el mes de enero 2013.